CAPÍTULO V

18 2 0
                                    

Era Adeleine quien estaba atrás de mi, me quedé helado sin saber como contestarle, no quería que sintiera miedo hacia mí. Su madre bajó por las escaleras, viendo a su pequeña hablando sola.

- Adeleine, ¿Qué pasa?, ¿Con quién hablas?-. Pregunto ella.

- Con.. -Me miro -.Con nadie madre.
Su madre la tomó de la mano y la llevó de nuevo a su habitación, me quedé por muchas horas enfrente de la puerta, tratando de darme valor y salir de una vez, quizá entendería que pasaba, quizá había una respuesta detrás de la puerta. Pero sigo siendo débil, el ver solo obscuridad me deja sin aliento.
Volví a la habitación pues no me acoplaba a los demás lugares de la casa, quise volver a esconderme de Adeleine, pero ella estaba esperando a que volviera.

- ¿Te gusta la oscuridad? -Pregunto ella-.Realmente me da un poco de miedo estar a oscuras.

Ella seguía haciendo que recordará a Mike, tenía el mismo miedo también tenía una mirada tan inocente, tan amable como lo es mi hermano, no se lo que sucedió con él, pero aún lo extraño.

- Puedes dejar la Luz encendida -Le dije –.No te preocupes por mi.
Ella me observo por mucho tiempo, desde el rincón en donde me encontraba. Acerco sus manos a su lámpara azul, no había ningún tipo de luz después de que ella la apagara.
La noche del día siguiente, esperé a que Ana se quedara dormida, volvería a la puerta de nuevo, quizá se me hizo costumbre.

-No te vayas -Dijo Adeleine en voz baja-.Se que quieres irte, lo sé, porque ayer lo pude notar, tu mirada era distinta a la habitual, realmente no sé la razón por la cual no has decidido irte.

- No puedo quedarme aquí -Dijo Jayden.

- Mamá sigue pensando que no eres real, piensa que mi trastorno mental te creo  -Susurro-. Pero aun así, sigue siendo bueno para mi, porque puedo decirte amigo.

Adeleine no era alguien como los demás, no diría que fuese extraña, pero es realmente única, desde hace unos cuantos años ha tenido que ir a varios centros psiquiátricos,  también ha visto a varios especialistas.

            Narrador omnisciente

Quizá Jayden aún no podía notar el gran cariño y apego que le daba a Adeleine, pues no dejaba de pensar en su hermano cada vez que la veía tan pequeña y amable.

Al día siguiente Adeleine se levantó de la cama, tomó un conejo de peluche, y lo llevó consigo hasta donde estaba Jayden.

- No tendrás miedo si tienes mi conejo -Dijo mientras lo colocaba en el suelo para Jayden.

- Adeleine vamos! -Grito Alexa desde la cocina-. Tienes que ir al colegio o llegaras tarde como todos los días de la semana pasada.

- Quiero quedarme a jugar -Respondió ella-. Tengo más amigos aquí que en el colegio.

- Tendrías más si dejaras de hablar con Jayden.

Adeleine bajo algo desanimada a la cocina, Jayden podía sentir sus pequeños pasos.

- Cariño -Dijo David mientras besaba la frente de su esposa.

- Mi vida está completa contigo a mi lado -Dijo el tan enamorado-. Te amaré, sin importar él lugar en donde esté.

- Y te mantendré conmigo en esta vida y en todas partes -Dijo Adeleine burlosa-. Dices lo mismo todos los días papá.

- No te burles de tu padre -Dijo Alexa sonriendo.

Después de haber soportado los numerosos besos y abrazos de sus padre, decidió ir a vestirse, aún tenía la idea de no querer ir a la escuela, realmente se le hacía difícil hacer amigos y hablar fluidamente.

-¿Sigue hablando con Jayden? -Dijo David

- Si, sabes que es normal en su situación -Dijo ella-. Ha estado mejor desde que toma los medicamentos que el psiquiatra le da.

Aun después de varios días de estancia en el colegio, Adeleine no encontraba la manera de conseguir amigos, todos los minutos libres, los reservaba para caminar por el pasillo y observar los salones que se encontrara en el camino.
Después de caminar, se detuvo al ver a un niño pintando un árbol en tonos negros, grises y cafés oscuros, era el único pintando en el aula. Abrió lentamente la puerta del aula y se acercó al niño.

Es bonito -Dijo ella-. ¿Por qué pintas eso?

🌹Más fuerte que cualquiera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora