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Ginger Jones

Estaba atardeciendo, y como es de costumbre, me pasé todo el día en el computador viendo vídeos en internet. Hace dos meses que mi papá murió y me dejó sola con mi madre.

Hace 20 años el mundo ya no es como solía serlo, un lugar tranquilo donde se podía vivir. Una secta en el sur de Rusia abrió un portal que dejó entrar demonios al mundo. Bestias salvajes, que se esparcieron por todas partes. En las redes sociales hay muchos vídeos de ese día. Han intentado borrarlos, pero es imposible. 

Yo vivo en California, aquí no hay mucho caos ni disturbios como en otros países o ciudades. Pero de todas formas llegaron demonios los cuales nos atormentan día y noche. Las fuerzas militares intentaron vencerlos con armas nucleares, pero nada sirvió, solo los hacían enfurecer y destruir mas cosas. Las autoridades se dieron por vencidas, ya no había nada por hacer, solo declararon estado de emergencia mundial.

Esto parecía ser el fin del mundo, pero no lo fue.

Ya con el pasar del tiempo la gente aprendió a convivir con las bestias del inframundo, haciendo todo lo que pedían. Todas las esperanzas de ser salvados quedaron en el olvido.

Bostecé y seguí buscando videos que puedan entretenerme o despejarme de todo esto, y encontré uno bastante extraño—"Si no eres valiente, no lo veas"—lo apreté y eran grabaciones de un colegio en Nueva York, estaba todo normal hasta que comenzaron a sonar disparos y salían los niños corriendo. No entendía mucho, era solo un chico con una metralleta, pero estaba matando a todos. En un momento el chico miró la cámara de seguridad en el comedor y comenzó a reír y se acercó lo suficiente para que su cara se pudiera ver.

—¡Aquí me tienen, matenme!— empezó a reír— Recuerden bien mi rostro soy aquel que terminará con su vida como hice con estos idiotas— seguía riendo, se alejó de la cámara y salió como si nada del lugar. 

Me dio un escalofrío, era rubio, con un poco de ondas en su cabello, tenía unas ojeras bastante negras, y  unos ojos azules que penetraban en mi ser.

"Nadie lo ha vuelto a ver, por favor, si llegas a encontrarlo, llama a la policía"

Ví la fecha del video— hace 22 años— suspiré y me tiré en la cama, eran las 2:00 am. Me puse una chaqueta y salí de casa a comprar algo de comer.

Fui caminando con cuidado, estaba todo oscuro. Era la única en la calle,  caminé un poco más rápido hasta llegar a un mini mercado 24 horas. Entré y solo estaba el cajero y un chico comprando. Busqué las cosas que necesitaba y fui a la caja.

—Son 10 dolares— El cajero me miró sin ganas y extendió la mano esperando el dinero.

—Lo siento, yo solo tengo 5 — tartamudeé un poco, no era muy buena hablando con otros.

—Entonces quita algo— puso los ojos en blanco, solo pude asentir.

—Hey, ¿Te faltan 5 verdad?— El otro chico de la tienda se me acercó y me pasó un billete— aquí tienes.

Me quede helada, no podía ser verdad... Era él.

—Y bien... ¿Lo quieres?— era extraño, no había envejecido nada, se veía exactamente igual que en el video, era la misma cara, solo que sin una mirada tan loca. Tomé el billete con un poco de temor y pagué mis compras.

—Gracias— solo sonrió y salió de la tienda con sus cosas. Me quedé parada un tiempo hasta que pude reaccionar y salí corriendo tras él— espera— quedé parada detrás suyo.

—¿Si?— se dió la vuelta y me miró confundido.

—¿Acaso eres el chico que hizo un tiroteo?— no sabía de donde había sacado el valor de decir eso.

—Dios... ¿De donde sacaste eso?— frunció el seño—como voy a hacer algo así.
Saqué mi celular y le mostré el vídeo, lo detuve en la parte que se veía su rostro—eres igual... solo que la fecha no calza con como te ves ahora—dije un poco confundida manteniendo mi distancia de él.

—Me tienes—levantó sus manos de forma burlesca—ah, espera. No es así— sonrió de lado y soltó una pequeña risa—Vete a casa niña, hay cosas mas importantes que esas—se dio la vuelta para seguir caminando.

—¡Llamaré a la policía!— comencé a marcar, cuando volví a mirarlo, el chico ya no estaba delante mio. Lo busqué con la mirada y no lo veia por ninguna parte.

911 ¿Cuál es su emergencia?— me hablaron al otro lado del teléfono. Quizás solo fue una ilusión y nunca lo vi realmente—¿Hay alguien ahí?

—Lo siento, creí ver a alguien... un chico qu-.

Una mano tapó mi boca y la otra rodeo mi cuerpo, haciendo que mi celular cayera.

—No fue una buena idea lo que hiciste— la misma voz del chico susurró en mi oido— ahora vienes conmigo.

PunishmentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora