Capítulo 40 - fuerza de voluntad

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DANIEL MARTINEZ

Aunque las fuerzas me fallen la mente es poderosa, y simplemente por recordar que después de esta tormenta saldrá el sol y estará ella esperándome con su gran sonrisa, cura todas las cicatrices del mundo

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Aunque las fuerzas me fallen la mente es poderosa, y simplemente por recordar que después de esta tormenta saldrá el sol y estará ella esperándome con su gran sonrisa, cura todas las cicatrices del mundo.
Mi cuerpo está ensangrentado, lleno de golpes y moretones, unos golpes que le duelen más al que me los está haciendo que a mí, porque yo tengo lo que él nunca consiguió.
El amor de Gala.

—¿aún sigues vivo?— entra Juan por la puerta mientras sonríe irónicamente. —pensaba que ya estarías muerto.

—ya ves que no.— le miro y me rio.

—es una pena ¿sabes?— se acerca a mi. —eres un chaval joven, podrías haber tenido una vida maravillosa si no te hubieras metido en la vida de una gitana.

—es cosa del destino.— me inclino y le miro a los ojos. —¿sabes lo que es eso?

—el destino no existe.

—estás tan muerto por dentro que tienes que tenerme aquí, atado en una silla junto a una casa abandonada donde me das palizas para olvidar que la persona que tenías a tu lado, ya no está.— me echo hacia atrás y me apoyo de nuevo en el respaldo de la silla vieja. —¿como se siente eso? créeme, se lo que duele que te rompan el corazón.

Me suelta un puñetazo en la nariz y yo suelto una carcajada.

—te tengo aquí para recordar que entraste en la vida de una familia gitana la que nunca te ha querido y que manchaste el honor de esa familia.— me mira lleno de odio.

—claro, porque su maravilloso padre y tú ya tenías vuestro estupido plan.. casar a Gala con un maltratador de mierda y matarla a golpes.— le miro.

—yo la quise, estuve enamorado de ella durante años.— exclama.

—¿y como lo demuestras? ¿a palizas? si quieres a una persona no le haces daño.

—tu no sabes nada.— me señala.

—yo solo sé que hagas lo que hagas siempre va a quererme a mí, es el destino.

Pega un golpe en la puerta y después se dispone a marcharse dejándome encerrado de nuevo en esta oscura y fría habitación.

—si no está conmigo por las buenas, entonces lo estará por las malas.— dice desde detrás de la puerta.

—¡no te atrevas!— exclamo con fuerza.

Intento con todas mis fuerzas soltarme de la silla, pero por mucha fuerza que haga solo consigo cansarme, apenas tengo fuerza y cuando lo intento siento que cada parte de mi cuerpo se muere.
No puedo dejar que Juan se salga con la suya, no puedo permitir que Gala vuelva a los brazos de un maltratador.

—¿como hago para escapar?

Miro hacía los lados pero no alcanzo a ver nada, todo está oscuro.

***

CUATRO DÍAS DESPUÉS..

—voy a conseguir soltarme, y cuando lo haga te juro que pienso matarte lenta y dolorosamente.

—creo que no estas para amenazas cuando eres tú el que está atado.— Juan me mira mientras sonríe de lado a lado.

—no te tengo miedo, a lo unico que temo es perder a Gala.— digo serio.

—da igual lo mucho que la pierdas siempre volvéis a encontraros, sois como dos..

—¿imanes?— digo lo que piensa.

—si.— asiente con la cabeza.

—porque lo nuestro es amor verdadero.— suspiro. —¿de verdad piensas que matándome conseguirás su amor? tio.. las mujeres quieren otras cosas.

—he estado casí toda mi vida enamorado de ella, la veía en el culto y mi corazón se encogía, algo dentro de mí me decía que sería mia, por la forma en que nos mirábamos, como me sonreía.— me mira. —pero llegaste tú.— me señala. —y lo estropeaste todo.

—¿crees que quise robarte a la chica? ni siquiera sabía que existías, y no está dentro de mi controlar mis emociones, la quiero.— le miro.

—deja de quererla.

—no puedo dejar de quererla.— me río.

—entonces déjala, yo me encargaré de sanar tu herida.— se acerca a mi. —sólo así te dejaré marchar.

—entonces vas a tener que matarme.— digo serio. —nunca dejaré que vuelva contigo, nunca más volverás a tocarte un solo pelo de la cabeza, nunca volverás a mirarla ¿te enteras? porque te juro que si, algo pasa, yo seré el primero en matarte y me da igual lo que pueda pasar, me da igual echar mi carrera a la deriva, por Gala me juego la vida.— digo en tono amenazante.

— digo en tono amenazante

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Corazón gitano                 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora