The Joker's Game

Capítulo 5

El Joker se puso delante mía con seriedad, se sentó delante de mí con un pequeño botiquín mientras observaba cada uno de sus movimientos.

¿Y si en ese botiquín tenía drogas para dormirme? ¿O si es algo mucho peor?

Tragué saliva mirándole con miedo. Este me miró y chasqueó la lengua.

- ¿Por qué me pones esa cara de terror? Ni que te hubiera maltratado.

- No... Pero, ¿Qué es eso?

El payaso de ojos azules soltó una suave pero inquietante risa, la misma risa que hacía siempre.

- ¿Qué imaginas, angelito? ¿Piensas que te voy a drogar y dejar que te violen por este manicomio?

- Ah... Bueno, ¿qué voy a pensar si tengo un hombre disfrazado de payaso delante de mi sacando un maletín mientras estoy atado de pies y manos?

Se quedó callado mientras me miraba con su típica sonrisa. Después de haber hablado asintió.

- Touché.

Comentó guiñando su ojo izquierdo abriendo de una vez por todas ese botiquín.

Lo admito, esta situación me tenía bastante tenso, y sí, pensé que este iba a ser el último día que permanecería con vida. Tragué saliva mirando atento la tapa del botiquín, desde mi perspectiva no podía ver el contenido, así que ya os podéis imaginar todo lo que mi mente estaba imaginando. El payaso tomó un bote y tras aquello me miró fijamente.

- Ya... ¿Por qué me miras de esta forma...?

- ¿Por qué estás tan tenso?

Su tono de voz, se notaba que estaba molesto porque reaccionase de esa forma, ¿pero qué esperaba? Seguía sin darme ninguna pista sobre quién era o que hacía aquí y la verdad, me aterraba tener un payaso frente a mi mientras estaba secuestrado. He visto muchas películas de terror para saber que estas cosas no terminan muy bien.

- Bueno, ¿Qué es ese bote? - pregunté mirándole con inocencia esperando que se apiadase de mi.

- Clorhexidina.

- ¿Qué harás con eso?

- Limpiar tu herida, ¿no es obvio?

Se levantó sonriendo, se acercó a un pequeño cubo con agua y jabón, lo tomó y con un paño fue limpiando cada herida que tenía. Al inicio es cierto, me eché hacia atrás, pero una vez que rozó el paño con cuidado, algo dentro de mi dijo que no quería hacerme daño. Bueno tenía muchos secuaces los cuales podían hacer este trabajo, pero no, estaba aquí para cuidarme él, ¿por qué?

Tenía millones de preguntas mientras el contrario limpiaba cada herida que tenía, balbucee intentando decir algo, al darse cuenta de ello me miró fijamente.

- ¿Te hice daño? - Preguntó con una mirada de preocupación.

- Oh... Para nada, es, bueno, quiero preguntarte algo. - Sonreí levemente.

- ¿De nuevo con tus preguntas, Kevin? - Suspiró. Si sigues así te taparé la boca con la mordaza, ¿quieres eso?

Negué rápidamente y cerré la boca. Esa mierda era horrible y me hacía atragantarme con mi saliva, además que mi boca se adormecía si lo llevaba mucho tiempo.

- Así me gusta. - Sonrió nuevamente echando, esta vez, el bote que había tomado anteriormente.

Seré sincero, eso me escocía como nadie tenía ni idea, ahí fue cuando me quejé. Pensé que haría algo, pero ni se inmutó.

Siguió haciendo lo que llevaba haciendo durante estos últimos diecisiete minutos, una vez que terminó puso vendas en cada sitio. Yo, sin más, me dejé hacer mientras le observaba.

- Gracias. - Comenté con timidez.- Por ayudarme en esto, de verdad te lo agradezco.

- Ya te he dicho, no debes tenerme miedo, siempre te estaré cuidando, angelito.

Tras aquellas palabras se acercó a mí con una pequeña sonrisa mientras tomaba mi mentón con su mano derecha. Inconscientemente me eché hacia atrás. En su mirada pude notar como aquella acción le molestó demasiado y sólo me soltó tomando el botiquín nuevamente para irse.

- Yo... Perdóname señor J.

Gruñó. No supe porqué, pero lo hizo y salió de la habitación bastante enfadado, no sin antes tirar de una patada otra silla que se encontraba ahí.

Me sobresalté al ver su acción, y ahí me di cuenta. Este hombre, por alguna extraña razón quizás, sólo quizás estaba, ¿enamorado de mi? O eso parecía. Bueno, se puso muy cerca mientras tomaba mi mentón, así que, algo raro estaba ocurriendo.

Suspiré pesadamente y negué.

Era imposible.

Una tremenda tontería lo que acababa de pensar, por el amor del universo, que yo fuese gay no significaba que todos los hombres también lo fueran. Además, no estaba viviendo una comedia romántica, estas cosas nunca pasan en Gotham.

Reí.

Ya sabía que hacía aquí.

Me querían de rehén por mi familia.

Estaba claro, mi familia tenía que ver detrás de todo esto.

Pero es ridículo, hace mucho años que no hablaba con ellos, incluso, seguramente que me habían quitado de la herencia familiar. Al menos sabiendo como es mi padre, estaba seguro.

Eché mi cabeza hacia atrás suspirando.

Yo solo quería volver a casa y dormir. Nunca le había hecho nada a nadie, no me merecía vivir esta pesadilla.

A los minutos mis ojos se fueron cerrando, estaba bastante cansado y eso que no había hecho gran cosa.

Comencé a relajar mi cuerpo y como pude empecé a recostarme para estar en una buena posición para dormir.

Oí un fuerte ruido, había sido un disparo. Me sobresalté asustado por lo que había oído.

Si de casualidad la persona que había apretado el gatillo se acercase hacia donde me encontraba iba a morir ya que no podía moverme. Y la verdad que menuda suerte tenía.

Me quedé unos minutos mirando hacia la zona por donde se había oído el disparo por si por algún casual, alguien vendría a salvarme... O matarme.

Sin embargo nada de eso ocurrió. El silencio se apoderó del lugar, aunque, este silencio poco a poco iba siendo mas agradable.

Me sentía seguro, dentro de lo que cabe, claro estaba.

Mis ojos volvieron a cerrarse poco a poco, se sentían cada vez más pesados.

Finalmente me terminé durmiendo, como era de esperarse, y fui dejando que mi mente buscase algún recuerdo feliz para relajarme en él.

Pero no ocurrió, en lugar de eso, mi mente comenzó a jugarme una mala pasada.

Otra vez ocurrió.

Volví a verlo.

Ese lugar, ese sitio, era lo que siempre aparecían en mis pesadillas.

Mi casa.