C A P I T U L O VI

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El coche se quedó en silencio, aún que los gemelos hablaban entre sí y Ron miraba por la ventana, por lo que Harry, como pudo, se giro hacia Draco, reprochandole con la mirada.

"que hise?" preguntó este al notar la mirada sobre el

"usaste magia, te pueden echar de Hogwarts, y lo sabes"

"tenía que hacerlo, ese gordo te tenía agarrado, además, yo ya puedo usar magia, me volví independiente, por lo que me consideran mayor de edad" dijo Draco

"y por qué?"

"Mis padres me echaron de casa, bueno, solo mi Padre, mi Madre no pudo hacer nada, el estaba super enojado al saber que quedé en Gryffindor, haci que él ministerio me independizó"

"lo siento.."

"no me molesta, estoy viviendo con Ron, es fantástico"

Luego de decir eso se quedaron en silencio, aún abrazados sintiendo el calor del otro, les gustaba estar así.

Un tenue resplandor sonrosado aparecía en el horizonte, al este.

Fred dejó que el coche fuera perdiendo altura, y Harry vio a la escasa luz del amanecer el mosaico que formaban los campos y los grupos de árboles.

"Vivimos un poco apartados del pueblo" explicó George "En Ottery Saint Catchpole"

El coche volador descendía más y más. Entre los árboles destellaba ya el borde de un sol rojo y brillante.

"¡Aterrizamos!" exclamó Fred cuando, con una ligera sacudida, tomaron
contacto con el suelo.

Aterrizaron junto a un garaje en ruinas en un pequeño corral, y Harry vio por vez primera la casa de Ron.

Parecía como si en otro tiempo hubiera sido una gran pocilga de piedra, pero aquí y allá habían ido añadiendo tantas habitaciones que ahora la casa tenía varios pisos de
altura y estaba tan torcida que parecía sostenerse en pie por arte de magia, y Harry sospechó que así era probablemente.

Cuatro o cinco chimeneas coronaban el tejado. Cerca de la entrada, clavado en el suelo, había un letrero torcido que decía «La Madriguera».

En torno a la puerta principal había un revoltijo de botas de goma y un caldero muy oxidado. Varias gallinas gordas de color marrón picoteaban a sus anchas por el corral.

"No es gran cosa"

"Es una maravilla" repuso Harry, contento, acordándose de Privet Drive. Salieron del coche.

"Ahora tenemos que subir las escaleras sin hacer el menor ruido" advirtió Fred "y esperar a que mamá nos llame para el desayuno. Entonces ustedes, Ron y Draco, bajarán las
escaleras dando saltos y Ron dira: «¡Mamá, mira quién ha llegado esta noche!» Ella se pondrá muy contenta, y nadie tendrá que saber que hemos cogido el coche"

"Bien" dijo Ron "Vamos, Harry, yo duermo en el…"

De repente, Ron se puso de un color verdoso muy feo y clavó los ojos en la casa.

Los otros cuatro se dieron la vuelta.

La señora Weasley iba por el corral espantando a las gallinas, y para tratarse de una mujer pequeña, rolliza y de rostro bondadoso, era sorprendente lo que podía parecerse a un tigre de enormes colmillos.

"¡Ah!" musitó Fred.

"¡Dios mío!" exclamó George.

La señora Weasley se paró delante de ellos, con las manos en las caderas, y paseó la mirada de uno a otro. Llevaba un delantal estampado de cuyo bolsillo sobresalía una varita mágica.

°Segunda Temporada° /UHD/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora