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Atracó

-¿Quién ha elegido la máscara?- Pregunto Río confuso
-¿Que pasa ahora con la máscara?-
-Que no da miedo, tu vez las películas de atracadores y si dan miedo, zombies, esqueletos, la muerte son opciones di...- Berlín ya aborrecía a su equipo, y más el que Río se quejara por todo a su paso, no sabía en que mundo de fantasía vivía, pero algún día tenía que ver la realidad; sin rodeos, Berlín saco el arma apuntándole, sin tener alguna intención de dispararle.
-Con un arma en la mano te aseguro que da más miedo un loco que un esqueleto-
-Calma Berlín, Venga ya- Hablo el mayor del grupo, Moscú, apaciguando la situación.
-¿Quién era este tipo del bigote ?- Pregunto Denver, observando con curiosidad la máscara que tenía en mano.
-Dalí hijo, un pintor español, era muy bueno-
-¿Un pintor?-
-Si-
-¿Un pintor de pintar?-
-¡Si!-
-Tu sabes que da miedo para cagarse, los muñecos de los niños, eso sí que da miedo- claramente Denver tenía ideas distintas, parecidas a un trauma infantil, muy divertido, eso provocó que los demás rieran
-¿Que muñecos?-
-Porfavor Berlín, pues Goofy, Pluto, Mickey Mouse Todos esos- contesto sin un toque de sarcasmo, algo muy realista desde su contexto.
-¿Me estás diciendo que un ratón con orejas da más miedo?- Pregunto Río confuso, al punto de volver a reir.
- Pues si Idiota, tus caricaturas dan más miedo-
-¡Ey!- Los calmo Moscú , quien al igual que Berlín, se terminaba su paciencia con ambos "niños"
-Tengo razón, por qué las armas y los niños son algo que no se juntan nunca papá-
- Visto así sería más peligroso, más retorcido- contesto, analizando tal respuesta, sin duda podría tener razón, aún que claro, si vemos lo superficial, quién pensaría que una simple máscara pondría a debatir a todos.
-Entonces una careta de Jesucristo será más inocente- Contesto Helsinki, denotando su sarcasmo en tal situación.

Todo lo que habíamos planeado ahora comenzaba y en esas décimas de segundo pensé en toda esa gente inocente, en la que detendríamos en seco, su vida. El profesor sabía que solo había una manera de entrar a la fábrica de moneda y timbre con tres toneladas de artefactos y armas, e iba a hacerlo con el camión que entraba cada semana al edificio con las nuevas bobinas de papel moneda listas para imprimir, y eso es lo que íbamos a hacer.
Entrar hasta la cocina y escoltados por la mismisima Policía Nacional.

Esperamos el camión que llevaba a nuestra siguiente parada y hay estaba, lo único era seguir el plan a corde, los policías son los más grandes hijos de puta, pueden tener cara inocente, te hacen creer que están para ayudarte, la valentía, no está en su línea, son cobardes, esa palabra les queda

-Baja del camión, rápido- alertó al conductor
-Abre el Maldito Camion, Ya !!- Grito Denver

Si esos hombres hubieran tenido a su hija en la parte trasera del camión, nunca hubieran abierto, pero ¿A quién le importan unas bobinas de papel moneda con marca de agua?

-Apresúrense, no tengo su tiempo!, ahora se quedarán quietos aquí atrás- ordenó Nairobi a los hombres en la parte trasera del camión –Y no dirán nada, ¿Ok?, Venga, pensaron que los dejaría así, pues no señores, bendito el que allá inventado la cinta– dijo burlonamente, atando al par de hombres con cuerdas y colocando cinta en sus bocas.

Y a mitad de carretera y aquel caos con pistolas, recordé que ayer me habían pedido matrimonio, y que ubiera preferido otros planes, pero si lo piensas, nunca encuentras un buen día para un Atraco

-Bien, eso es todo lo que tienes que hacer, muy simple ¿No? - Explico Berlín al camionero, sabía que antes de entrar a la fábrica, les pedirían identificación, pero Berlín tendria eso bajo control, sabía que la manipulación al hombre para que accediera a actuar con normalidad, llevando a su equipo dentro, era su trabajo. –Tokyo, Nairobi, encuentren a esa chica, no puede haber errores, ¿entendido?- ordenó Berlín desde el camión, de lado del copiloto, Tokyo y Nairobi solo tenían que cumplir con algo simple, identificar a la persona de máxima importancia, y cómo los demás, ordenar a los rehenes; sin más, encendieron el auto asintiendo -Creo que podremos con ello– contesto Tokyo con una pequeña sonrisa, avanzaron dejando todo atrás; era una carretera no muy concurrida, nadie se paraba por ahí, una vale fantasma a la vista de los conductores, así que callo en el blanco que los camiones pasarán por esa carretera, lugar perfecto para atracar el camión.

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