Una novia normal

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Ha pasado un tiempo desde que invoqué a Charlotte, y debo decir que, desde que llegó a Chaldea, mi vida ha cambiado desde entonces. No solo era fuerte en el campo de batalla, sino que también era muy servicial, y siempre nos divertíamos mucho cada vez que venía a mi cuarto a leer juntos algún libro o me contaba historias sobre su pasado, como que provenía de una familia humilde y su pasatiempo favorito era la literatura clásica, aunque también me contaba algunas historias tristes en las que a veces lloraba, como el asesinato de Jean-Paul Marat y el momento de su ejecución en la guillotina. Yo hacía lo posible para consolarla y trataba de calmarla hasta que se sintiera mejor, ya sea abrazándola o diciéndole palabras de apoyo, pero siempre me decía que no se arrepentía de nada.

Todos los días me visitaba para hablar conmigo de todo tipo de cosas, y siempre entraba al cuarto con dos vasos de café negro para cada uno. Con el tiempo, nos hicimos muy buenos amigos y cada vez nos hicimos más cercanos. Yo también le contaba mis historias sobre mi pasado antes de trabajar para Chaldea, y parecía ser que siempre tenía la solución para cada problema que tenía. A veces le contaba cosas buenas, sobre todo mis logros en la escuela y mi ascenso que tuve en un trabajo en el que estaba, y también le contaba mis historias más tristes, como la vez en que me asaltaron cuando estaba en la parada del transporte a la preparatoria y por accidente maté al agresor, o la vez en que los dos amigos que me quedaban dejaron de hablarme cuando cada uno se casó y formó una familia, dejándome completamente solo. En eso, Charlotte me dijo.

- Ya no estás solo, Master. Porque de ahora en adelante, yo siempre estaré a tu lado para que ya no estés solo. -

Cada vez que Charlotte me abraza, mi corazón late con mucha fuerza, y cada vez que estoy con ella, me siento a gusto. Quizás sea una locura, pero con el pasar del tiempo, empecé a sentir algo por Charlotte, hasta el punto en que no podía ocultarlo más: me había enamorado de ella. Por un lado, me sentía muy feliz porque había una chica que estaba conmigo en las buenas y en las malas, cosa que nunca me había pasado antes, pero por otro lado estaba triste, porque pensaba que el amor entre un Master y su Servant estaba prohibido, pero aún así, me gustaría aclarar esa duda, así que fui a preguntar a DaVinci sobre eso, a lo cual me respondió.

- No es que esté prohibido, y en Chaldea no tenemos una regla que permita o no las relaciones entre Master y Servant, sino que recuerda que son espíritus heróicos provenientes del pasado, y aún conservan sus recuerdos de lo que fueron en vida, así que algunos Servant aún siguen casados y quizás no piensan tener una relación amorosa además de la que tenían cuando estaban vivos. Y si en dado caso de que alguna Servant se enamore de tí, si no interfiere con tus obligaciones, eres libre de enamorarte de quien quieras, siempre y cuando ese amor sea correspondido y que no sea obligatorio usando sellos de comando. -

- ¿Cómo crees que usaría un sello de comando para que alguien se enamore de mí? ¡Eso es algo que nunca haría! -

- Lo sé, y eso es bueno de tu parte, porque eso dice mucho de tí. Y bien, ¿Quién es la afortunada que se ganó tu corazón? -

- Es Charlotte Corday. -

- ¿Charlotte?... Yo pensaba que era Mata Hari, Carmilla, Ushiwakamaru, Chevalier D'Eon o Mash... -

- Bueno, ellas son muy buenas amigas y las quiero por igual, pero Charlotte se ganó mi corazón porque ha sido la más cercana a mí desde que empezamos a hablar sobre nuestro pasado. Además, ella me recuerda en cierta manera a mi hogar, porque ella representa a una mujer sencilla y muy normal, a comparación de la mayoría de Servants. Si algún día quisiera tener una novia, me gustaría que sea como ella. -

- Ya veo. Entonces está bien que puedas enamorarte de la persona que más te guste. Si ese amor es correspondido, entonces deseo que ambos sean felices y que juntos puedan salir adelante a pesar de lo que les ha pasado en la vida. -

- Muchas gracias, DaVinci, y gracias también por aclarar mis dudas. -

- Al contrario, hijo. Yo te agradezco por haber confiado en mí para darte consejos. Mucha suerte. -

Y así, empecé a prepararme mentalmente para poder declararme a Charlotte. Al día siguiente, ella entró temprano a mi cuarto y desayunamos juntos como siempre, y poco después empezamos a hablar.

- ¿Sabes? Ha pasado mucho tiempo desde que llevamos una relación entre ambos como si fuéramos buenos amigos, al punto de que sabemos más del uno del otro. - dije.

- Es verdad. Y te agradezco por seguir brindando tu apoyo hasta ahora, y es algo que aprecio mucho. - respondió.

- Lo sé, pero poco a poco, conforme nos fuimos conociendo cada vez más, empecé a sentir algo más que aprecio. Quizás te vayas a sorprender, pero me he enamorado de tí. -

Charlotte empezó a sonrojarse rápidamente y se quedó sin palabras por un rato hasta que dijo.

- ¿Estás seguro de lo que dices? Yo no soy alguien muy especial, y ni siquiera soy fuerte en el campo de batalla. Yo solo soy una chica normal de pueblo que por azares del destino ascendió al Trono de los Héroes, pero fuera de eso soy una persona común y corriente... Incluso si salieras conmigo, yo no podría ofrecerte algo más que solo una relación normal, sin nada en especial... -

- Eso no importa. Yo te quiero tal y como eres, sin importar tu origen, historia o poder en el campo de batalla. Yo también soy una persona común y corriente que está en este trabajo por casualidad, y quizás no pueda ofrecerte riquezas, pero puedo darte todo el amor que el dinero no puede comprar. Me enamoré de ti por lo que eres y no por lo que tienes. Así que vuelvo a preguntarte: ¿Te gustaría ser mi novia, y llevar una relación normal conmigo? -

Charlotte quedó muda ante mi confesión por unos instantes hasta que empezó a llorar, pero por alguna razón estaba feliz. Quizás sea a eso lo que le llaman "lágrimas de alegría", porque me respondió.

- ¡Sí! ¡Acepto ser tu novia! ¡Soy tan feliz porque al fin hay alguien que me quiere a pesar de todo! -

Seguido de eso, Charlotte y yo nos abrazamos y permanecimos así por varios instantes, hasta que nuestras miradas se cruzaron y poco a poco nuestros labios se unieron en un apasionado beso que duró por un buen tiempo. Estaba tan feliz porque al fin pude enamorarme de la persona que más amaba, y ese amor fue correspondido.

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