(♥(Capitulo 8)♥)

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Lágrimas...

Si, lágrimas es lo que hay ahora en mi almohada, el celular no ha parado de sonar y yo me encuentro boca abajo hundido en mi colchón y en mis penas.

¿Por qué?, no sé la respuesta.

El celular suena una vez más y una vez más lo ignoro, la notificación de un nuevo correo de voz es percibida por mi oído, tomó el celular del buró solo estirando mi brazo y cuando lo tengo en frente lo enciendo.

Las letras se hacen algo borrosas a mi vista ahora empañada por mis lágrimas, pasó mi mano por mis ojos y quitó todo rastro de ellas, aclarando mi visión.

Leo los mensajes y solo veo llamadas perdidas de Shu y una que otra de Valt, pulso el ultimo correo de voz y en eso mi celular vibra al ritmo de una peculiar cancioncita, iba a colgar pero algo me detuvo y contesté

-Al fin!

-¡¿Qué quieres Kurenai?!

-Vaya, si que te afecto

-¿nada? Bye...

-Espera, espera

-¿Qué?

-Ken quiere verte...

-Yo no...

-Deja que te de una explicación

-¿sobre como me engaño?
Tal vez sobre cuantas veces
¿Eh?

-¡Escuchalo por favor!

-¡Bien!

-Mañana en su casa

-Ok...

-Bien

-Cuelga-

-Agh

Un suspiro abandona mis labios y me tiró de nuevo a la cama, boca abajo, no quiero que sea mañana...

Shu

Cuelgo la llamada deseando que mañana este mal entendido se vaya al carajo y mis amigos vuelvan a ser felices.

Acaricio los cabellos de aquel peliazul que se ha quedado dormido después de gritar durante toda la película, me acomodo a un lado de él y le sigo el paso.

1:38 a.m

La luz de aquel farol se escabullía por su ventana, las cortinas solo dejaban entrar pequeños rayos de luz a la habitación y bajo uno de ellos, estaba él.

En una esquina de su habitación en posición fetal, abrazando sus piernas, mientras se preguntaba ¿Qué fue lo que hizo mal? ¿Qué error cometió?

Lo único que si sabía era que estaba destrozado, otra vez solo...

El reloj, su enemigo, avanzaba cada vez más rapido hasta que cayó en cuenta y vio que eran las 5:30 a. m

No durmió en toda la noche y no se le hacia demasiado necesario, paso otra hora perdido en sus pensamientos para después levantarse decidido a acabar con esto.

Tomo un baño e hizo todo lo correspondiente, no quiso desayunar, sentía algo horrible en el estomago que le quito el apetito.

Acomodando su cabello, que era lo ultimo que faltaba, tocaron el timbre de su casa, lo cual se le hacia raro ya que era Sabado y eran las 7:10 de la mañana.

Bajo sin ganas las escaleras y abrió la puerta de igual manera.

-Buenos Dias -dijeron al unisono y con una calida sonrisa-

-¿Qué tienen de buenos?

-Podemos pasar -dijo el albino sin prestarle importancia y afirmando mas que preguntando-

-Ni modo de que los deje ahí afuera

Valt semisonrío, ese tono volvio a él, el tono de un Daigo solitario y sin un Ken que lo animara.

La pareja entro, uno tomo asiento y el otro fue a la cocina

-¿Has desayunado ya?

-No tengo hambre

-Y por lo visto tampoco has dormido ¿cierto? -pregunto curioso el peliazul quien extrañamente no llevaba el cintillo amarillo en su pelo-

-Para empezar no les debe importar, es mi problema no el suyo, ustedes son felices y en este momento eso me molesta, les voy a pedir de favor que si no tienen algo inportante que hacer, retirense

-Pero solo queremos ayudar

-¡No quiero su ayuda Valt! No resolveran nada, ahora ¡largo!

El pequeño Valt sintió un escalofrío, lo cual Shu notó y tomandolo de los hombros lo guio hasta la puerta.

Afuera, el semblante de Valt reflejaba tristeza, no le gustaba ver a sus amigos así.

-Hey ¿Qué pasa? -lo miro preocupado su acompañante-

-No quiero ver triste a Daigo, ni a Ken, ni a nadie

-Todo tiene u-una explicación, veras que esto se resolvera -sonrío tranquilamente-

-Eso espero

El albino paso su brazo por detrás de la cintura del menor y así abrazados tomaron su camino.

Dentro de la casa, Daigo estaba listo o eso creía, para salir y enfrentarse al mundo.

Se puso su caracteristica chaqueta morada con negro a diferencia de su outfit que ya no era su tipico pantalon corto negro al igual que sus zapatos más una camisa naranja.

Vestia una camisa blanca y pantalones negros, no muy pegados ni muy sueltos más unos tenis blancos de agujetas negras, la banda roja en su cabello y su collar.

Suspiró y abrió la puerta, la luz del sol golpeó sus ojos y salió rumbo a su destino.

7:30 a. m

Apenas despertaba, toda la noche estuvo pensativo, despues tomo un baño y el agua caliente más su cobija hicieron un efecto abrazador en él, cayendo en los brazos de morfeo.

Abrio sus ojos, se levanto e hizo sus deberes matutinos, iba a vestirse hasta que el timbre sonó y tuvo que tomar lo que le parecía un outfit decente.

Ya tenia puesto el pantalón beige (caqui) así que tomó una camisa verde de manga larga y cuello de tortuga, se la puso y después unos tenis blancos.

Bajo corriendo sin importarle sus marionetas y abrió la puerta, encontrandose una gran sorpresa.

-Vaya... No esperaba verte aquí tan temprano... -carraspea- Buenos dias... ¿Supongo?

-Entre más rápido acabe esto, menos brutal será para mí -se cruza de brazos-

-Este... Pues...

-¿Puedo pasar? -pregunto arqueando una ceja-

-Cla-Claro, adelante -Dice cediendole el paso-

Daigo entra en silencio hasta la sala, la cual quedaba entrando, Ken cerro la puerta tras de sí y fue hacia donde el contrario estaba.

-Puedes tomar asiento...

El de camisa verde estaba frente a él, haciendo notar que Daigo ya lo había emparejado en altura, si no es que lo paso, señaló el sofá y el contrario se sentó

-Estoy solo en casa -Dijo repitiendo su acción- me acabo de levantar, por eso no traigo mis marionetas jeje -río nervioso-

-No me interesa...

-¿uhm? -lo miró a los ojos-

-Sabes por que estoy aquí, no quiero perder más mi tiempo así que sé claro
-Pero...

-¿Para que me citaste? -lo mira retador y el contrario traga saliva-

-Tenemos que hablar...

Después de que te perdí... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora