25: Ángel y Demonio?

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- no deberías ver mucho- sugirió uno de los suyos- ya conoces las reglas

- son unas reglas estúpidas- comentó dejando de ver al grupo de personas- ni siquiera sé quién las creó ni por qué

- acaso no te lo enseñaron en casa?- el castaño negó- pe-pero por qué no?

- mi familia y yo hemos estado lejos por un tiempo, sé que las cosas cambiaron pero no tengo idea de por qué- se encogió de hombros.Desde que había regresado del norte, el cielo estaba diferente. Ya no había blanco y detalles, sólo había blanco. Antes de entrar sólo les advirtieron que no debían romper las reglas y ya, todo muy raro. Sobre todo cuando se trata del mismo cielo habitado por ángeles, porque eso eran: Ángeles. Y como ángeles podían hacer lo que querían sin preocupaciones, o eso pensaba- me lo explicaras?- su compañero iba a hablar pero el sonido de una puerta abrirse no sólo lo calló a él, sino a todos en el pequeño bar en el que estaban. Sabía que no era uno de los suyos, lo presintió al sentir su piel erizar, todos los ángeles lo sintieron. 

Miró de reojo, porque estaba prohibido hacerlo, y sí, se trataba de un demonio. Pero, no se veía como los que estaba espiando hace rato, se veía triste. Por lo general los demonios que suben al cielo se ven enojados por no pertenecer allí, con un aire de manipulación y viveza, pero éste era todo lo contrario. Su ropa no era como la de ellos, blanca; era negra. Pero lo curioso es que, todos los demonios vestían totalmente negro y éste, tenía algunas manchas desgastadas que se veían grises. Eso era posible? Su cabello estaba largo, lo normal en un demonio; los ángeles debían tener un buen corte de cabello y cero perforaciones o tatuajes, y al parecer éste poseía tatuajes. Pero lo que llamó su atención, era la frustración en su cara, eso sí era lo más raro de todo. 

El chico se apoyó en la barra, se quitó su gorro negro y resopló, sentía las miradas disimuladas de todos

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El chico se apoyó en la barra, se quitó su gorro negro y resopló, sentía las miradas disimuladas de todos.

- lo de siempre?- preguntó el cantinero. Sólo asintió viendo hacia sus brazos cruzados sobre la barra, no tenía el valor de levantar la vista. Cómo es que tu hogar pasa a ser un lugar prohibido y desconocido? Lo sabía muy bien- acabo de recibir un llamado, debes ir- asintió apretando los labios, volvió a ponerse su gorro, bebió el trago y salió, sintiendo cómo todo volvía a la normalidad allí dentro una vez cerró la puerta. 

Odiaba estar en el lugar que alguna vez fue su hogar. Alguna vez.

- llegas a tiempo- asintió sentado frente al hombre- he estado viendo que has cumplido con tus tareas, te felicito por eso, Harry

- gracias supongo- se acomodó en la silla- por qué no va al grano? Tiene idea de lo que me cuesta venir hasta aquí sólo para hablar con usted?

- bien, ya hemos hablado de esto, y sabes que no puedo decirte lo que quieres oír- el castaño negó mordiendo su labio- mira tu ropa, ya está casi toda negra, tus alas ya no deben tener ninguna pluma blanca

- no vine aquí para que me dijera cosas que ya sé- interrumpió- quiere ver mis alas? bien se las mostraré- se levantó de su silla y se dispuso a quitarse su camiseta pero el hombre lo interrumpió ahora.

- Harry, por favor, sabes que no es necesario- el chico rodó los ojos y volvió a sentarse.

- no, ya no tengo plumas blancas- admitió- pero eso usted ya lo sabía no es así?- el hombre asintió cálidamente- odio venir aquí, las miradas me incomodan todos esos malditos ángeles con sus peinados cortos y ropas blancas son unos hijos de

- Harry- interrumpió- no hables así de mis ángeles, los he hecho con amor, como a ti

- ya no le pertenezco

- y por qué crees que estás aquí- miró al hombre de barba.

- no me de esperanzas- suspiró sin gracia.

- voy a darte un compañero, no lo quieres ver pero lo necesitas

- ya le he dicho que no necesito un compañero usted me felicitó por mis tareas ya lo olvidó? las hice yo sólo

- acaso cuestionas a Dios?- rodó los ojos y vió la sonrisa del hombre- te está esperando afuera, sal- iba a hablar, pero ya había recibido una orden y por más que no quisiera debía cumplirla, estaba en sus venas. 

No puede ser, al verlo salir por la puerta casi cae su mandíbula. El chico de negro venía hacia él con los labios apretados y mirando hacia el suelo.

- supongo que somos compañeros- fueron las primeras palabras que recibió por parte del demonio- hola supongo

- hola, soy Niall- le tendió la mano pero el castaño sólo la miró.

- no puedo tocarte- escupió lo que dijo- ni siquiera deberías hablar conmigo

- pues al parecer si somos compañeros- estaba en sus venas ser entusiasta y positivo.

- no es necesario, puedo solo- no se dió cuenta en qué momento se encontraba caminando, mucho menos en compañía de aquel ángel.

- yo diría que sí- rió nerviosamente- me han dado tareas en las que necesito tu ayuda 

- por qué no vas por otro ángel más fuerte?

- porque tú eres mi compañero- suspiró cansado el castaño de ojos verdes- sé que no te agrada la idea pero podemos llevarnos bien al menos

- bien- sonrió forzadamente- tienes razón tu no tienes la culpa de esto

- de qué?- el ojiazul no entendió a qué se refería, pero el demonio sólo negó- dime

- sigue caminando Niall

- dime Harry

- y cómo sabes mi nombre?- lo miró con el ceño fruncido.

- soy un ángel, se muchas cosas- Harry rodó los ojos con odio- vas a decirme?

- no

- anda

- no y ya

- vamos

- sabes es hora de que me vaya, nos vemos mañana Niall- el castaño dejó de caminar y se dispuso a ver cómo el ojiverde se iba hasta desaparecer de su vista. Esto iba a ser difícil.




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