-|Capítulo DOS|-

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Todo el fin de semana me la pase durmiendo, la verdad que la fiesta del viernes me votó por completo, o era una escusa para no hacer nada en todos los días, llegó mi Mamá a mi cuarto en varias ocasiones para hablarme y siempre le daba escusas para no hacer nada, decía que estaba cansado, o me inventaba cualquier otra cosa, obvio no funcionaba y siempre me daba un golpe si no lo quería hacer, pero un intento no cuesta nada.

Hoy es lunes y empieza mi nuevo ciclo escolar, me siento muy... animado para no decir nervioso por lo que me espera, estuve pensando seriamente como me recibirían en el colegio, como si fuera a importarles, sin embargo imaginar no esta demás, me la pase pensado en las personas que conocí en la fiesta, la verdad casi todos me cayeron bien, espero que el sentimiento haya sido igual. No se porque me la pase pensando un poco más en pablo, pensaba en que hacia para estar tan marcado, si me llevaría bien con el, si hablaríamos hoy, parecía buena persona y quisiera acercarme un poco más a él, después de un rato, me vestí con el uniforme.

Bajé de mi cuarto temprano y me serví algo para comer y aguantar todo el día, en realidad no había nada, encontré lo último que parecía ser cereal, solo eran migajas, sin embargo no había otra cosa.

Terminé de desayunar y me cambié para ir a la escuela, no me preocupé demasiado, ya que estaba cerca, figuradamente ya que como no tenemos dinero para estar gastando en taxis u otra cosa, mejor camino, bueno eso dicen mis papas, o solo no quieren gastar más dinero en mi.

Salí de mi casa y para entretenerme y no hacer que la caminata sea aburrida puse mis audífonos y empecé a escuchar música, mientras estaba viendo las casas cercanas a las mía, cada una tenía un estilo diferente, no sé repetían del todo.

Seguí caminando, cuando dé repente escucho que alguien grita mi nombre.

-¡Aaron!- se escuchó que gritarán desde muy lejos
-¡Espérame!-escuché mientras volteo la cabeza para buscar a la persona que me grito, después de entre cerrar mis ojos vi quien era, Armando.

-¿Ya se te hizo costumbre gritarme, no?- le dije mientras caminaba.
-¿Que tal, cómo estás?- me dijo dándome un abrazo y unas palmadas en la espalda.
-Tu agarras mucha confianza en poco tiempo- le dije
-¿Que, eso es bueno o malo?
- No, de echo me gusta que seas así, ¿Qué tal, a qué hora te quitaste de la fiesta?, Vi que estabas tirado por ahí - le dije sonriendo

-Yo... en realidad no recuerdo la fiesta, pero el fin de semana estuvo de locos, seguí saliendo de fiesta y ufff, hoy me siento agotado, pero aquí estoy resistiendo para esperar no dormirme guiño guiño, en una clase- me dijo 
-Al parecer te gusta mucho estar saliendo- le dije.
-En realidad no me gusta estar en mi casa-

Seguimos platicando y caminando para ir a la escuela cuando se escucha otra voz de lejos.

-¡Aaron!- se escuchó de lejos.
-¿Que vicio tiene la gente de gritar mi nombre a todo pulmón?- dije mientras volteaba a ver quien fue.
-¡Hola, Aarón!- se escuchó lejos, era Sofía que quería acompañarnos para ir a la escuela.

-¿Conoces a Sofía?- me dijo Armando extrañado.
-Sí, la conocí en la fiesta- le dije
-Sabes que es la más pesada de la escuela y ahora que te conoce no te va a soltar- me dijo mientras la señalaba sutilmente
-La verdad es que no me apetece hablar con ella ahora, así que haz como sí no la hubieras escuchado y camina rápido - me dijo
-¿Porqué no te quieres juntar con ella?-le dije mientras caminaba rápido.
-¡Tranquilos yo los alcanzo!- dijo Sofía mientras igual caminaba rápido.
-En realidad nadie se junta porque quiere estar con ella, pero ella siempre está ahí con las personas y ahora no me apetece escucharla, así que corre - dijo Armando mientras caminaba un poco más rápido
-Ya casi llegó chicos, mi asma no me detendrá - dijo Sofía de lejos mientras le daba una buena inalada a esa cosa para los asmáticos.
-No la vamos a librar, no sé detiene, ¿Cómo aguanta tanto?- lo dijo mientras caminaba aún más rápido -hazme caso, ¡Corre!- Dijo Armando, así que corrimos hasta unas cuadras más.
-Ya, no, aguantó- lo dijo de lejos deteniéndose y dándole otra inalada a esa cosa -Pero no me detendré- y siguió corriendo a ver si nos alcanza.

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