El Beso Y El Baile

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"Amor a la vida. Respeto a la muerte"

~BC y JB~





¿Qué pretendes?

¿Qué buscas?

¿Cuál es tu lucha?

— No toques esa canción.

— Es mi favorita.

— Pero no de este álbum.

Recogió el celular. El manager la miró apoyado en la puerta del estudio. El resto del equipo salió unos minutos antes y ella seguía allí sentada en el sofá, tocando en el instrumento la nostalgia de su alma.

— A mi me encanta. A la gente le encanta.

— Si me estás diciendo que ya hablaste con la orquesta y el resto de los muchachos para cantarla, ya no puedo hacer nada.

Le sonrió a su manager y él le devolvió el gesto riendo y diciendo que era terca. Ella seguía con su melodía. Se sentía bien y quizás, tan sólo quizás, logró transmitirle su felicidad al amargado manager.

La noche anterior fue la mejor de su vida. La pasó en una reunión familiar y notó lo mucho que los había extrañado, lo mucho que habían cambiado. Bailaron, rieron y bebieron. Discutieron, también, pero algo en la música emanada del equipo de sonido de su hermano le curaba las heridas al borde del corazón.

Algo había en esa nostalgia.

Se trataba del mismo sentimiento que desde pequeña vive. Algo que se arraiga con furor y le intoxica cada pensamiento con un triste final, con una melancolía que únicamente desaparece cuando recibe la noticia de que un conocido se fue.e

Pero no hubo preocupación mayor. Se preguntó quién sería esta vez y evaluó las personas más propensas a las que la Muerte podría invitarles a bailar, y como siempre, se equivocaba de persona.

—Canta conmigo.

Estos días eran más pesados, igual que esos en los que sentía su presencia desde una esquina. En ocasiones hablaba sola, realmente hablando con aquella esencia que no le daba respuesta. Hacía que el cielo se viera más triste y volviera a pensar en lo que ha hecho. Sorprendentemente, estuvo satisfecha. Nostálgica, pero satisfecha.

El manager se negó. Ella volvió a insistir. Terminaron hablando de cosas trivales y de el último fin de semana en el que celebraron su llegada a su ciudad natal. De algún modo terminó sonando alguna canción que a ambos le gustaba y comenzaron a bailar. Eran quizás no los mejores amigos, pero funcionaban en el trabajo.

El manager recibió un mensaje que los sacó de la nube y volvieron a la realidad. De pronto el silencio le trajo ansiedad.

Enfrertarse al último concierto de la gira, en su propia zona, en un lugar tan grande, con sus amigos en el escenario y otros amados detrás del mismo. La idea de pronto no se le antojó cómoda. Y palideció.


Era la última canción del álbum.

Lanzó un beso al aire y gritó un te amo a algunas personas, pero el estadio lo entendió para ellos mismos.

Sonó la canción que el manager negó. Los músicos, y el resto de la banda se reincorporó con una fuerza entrañable. Solo Dios sabría qué era lo que hacía tan especial esa melodía.

Y la cantaron con el corazón en la garganta.

Se despidieron, agradecieron la presencia y regresaron a sus camerinos. Se felicitaron entre sí. Ella se consiguió con sus amigos camino al camerino. Se excusó por unas urgentes ganas de ir al baño.

El resto de la tarde fue rara. La desesperación en la voz de alguien que gritaba a su lado no le dejaba dormir. Otro par lloraba y alguien le decía que no podía transportarse en la ambulancia.

Descubrió que iban camino a un hospital.

Se sentía etérea, como si flotara y le causó gracia. Sus ojos apagados y pesados no le permitían si quiera ver la herida en medio de su pecho. Ni sentir la sangre en su espalda. La chaqueta de jean era pesada y pensó que el frío era por la misma.

Pudo volver a dormir.

Lo siguiente fue confuso. Vio unas cuantas sonrisas y dijo algo ridículo que causó gracia. Casi no se podiamover por la venda. Casi no se podía mover.

¿Qué pretendes?

Alguien le alcanzó un instrumento.

¿Qué buscas?

Pensó en lo cerca que estuvo de morir y reveló algunas cosas. Muchos se enfadaron o se sorprendieron. Otras cosas prefirió guardarlas. Entendió por fin que era humana.

¿Cuál es tu lucha?

Otra persona, una más pequeña y a la que solía molestar le preguntó acerca de un problema. Ella no dijo algo especialmente sabio. Pero todos sabían que eso era importante. Cada palabra que salía de su boca. Siempre fue así. Desde los tiempos en que veía más allá del paisaje como si buscara algo que estuvoera escondido.

Hubo una pareja sentada, alejada del resto, esperando.

Cuando los médicos llegaron y salió gran parte de su amor, el más alto de la pareja se levantó. Le ofreció la mano a su compañera y ambos comenzaron a bailar, suave, lento. Algo que sólo ellos podían escuchar y recordaba al mar, a lo bueno, a la calma y a un final.

Mientras salía en una camilla le preguntó algo a la más pequeña y le dio una respuesta bastante clara. Sonrió. Después se dirigió al más alto. La diferencia de altura entre la pareja no era mucha. Unos pocos centímetros apenas perceptibles.

—¿Me estabas persiguiendo a mi durante estos años?

Le respondió que sólo quería bailar con ella.

Ella accedió y se levantó de la cama. Era la misma sensación de plenitud que percibió muchas veces antes. Su mano no era tan fría como creyó. Como creyó que por eso las personas tendían al miedo porque era el final. Era... Como estar con alguien que ya conocías, como un viejo amigo.

Días después alguien hablaba de ella. Recordó pedir que bailaran. Sin importar qué hicieran, todos seríamos los villanos o los héroes en la historia de alguien, y cuando muramos, seremos buenos.

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