Capitulo 8: Lilith

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-Es imposible, pensé que la jau...

-No hay duda-interrumpió Mariana a Rupert-esta es su marca.

-¿La jauría?-Pregunto Gabriel, quien se encontraba un tanto atónito por lo que acababa de pasar-¿Qué demonios es la jauría?

La respuesta a su pregunta no llego Rupert miraba a Mariana , la cara de este se había tornado llena de preocupación, Gabriel lo notaba a pesar de estar en total obscuridad.

-Debemos tener cuidado-Mariana camino hacia la ventana-si la jauría se involucró no va a ser un juego de niños.

-¡¡MARIANA!!-ella volteo y pudo observar la desesperación que se reflejaba en Gabriel-¿Qué demonios está pasando?

-Creo que debe saberlo o el chico va a estallar-Rupert se pasaba las manos por su barba de manera un tanto nerviosa.

-Si, lo hare, pero primero debemos descansar, todos nos quedaremos aquí.

-Iré a preparar algunos cafés al local, harán falta-Rupert se levantó y salió del departamento

Gabriel se recostó en el sofá, por obvias razones el sueño nunca llego, vio como el pequeño reloj de madera que colgaba de una de las paredes ¿Qué estaba pasando?¿porque estaba pasando esto? La noche había sido tan mágica que parecía imposible que terminara de una manera tan extraña, pero había algunas cosas que no podía sacarse de la cabeza ¿Qué tenía que ver Mariana con la jauría? Y ¿Por qué Rupert y Mariana se habían puesto tan a la defensiva?

Unos minutos antes de amanecer Rupert toco la puerta y Mariana fue a abrirle, el departamento seguía un total oscuridad y silencio, este dejo dos termos de café y unas tazas en la mesa de la cocina, una hora después del amanecer Cherry se despertó y se dirigió hacia la cocina, un poco desconcertada, en busca de Mariana.

-Gabriel, sé que estas despierto-se escucho la voz de Mariana-ven por favor.

El muchacho lanzo un suspiro y se levanto del sofá, se dirigió hacia la meza y encontró a sus tres amigos sentados a la mesa con unas tazas de café servidas.

-Tengo algo que contarte-Mariana lo miro a los ojos-si de verdad quieres respuestas toma asiento.

El hizo caso y tomo asiento, volteo a ver a Cherry, pero ella no dejaba de mirar su café, dirigió su mirada hacia Mariana.

-Te escucho-ella le contesto asintiendo con la cabeza.

-Lo primero que debes de saber es que nosotros somos como tu-los ojos de Gabriel se abrieron de la impresión.

-¿Cómo? ¿Ustedes también pueden ver?-el muchacho extendió la mano.

-No estoy segura de lo que vez, cada una de nuestras habilidades son diferentes, a la gente como nosotros se les conoce como espirituales, yo en particular puedo ver las auras de la gente, se me muestran como halos de colores alrededor de la gente, puedo interpretar su estado de ánimo dependiendo, también su vitalidad dependiendo que tan brillante sea su aura, pero hay un aura especial, cuando la gente tiene un color dorado, se que tiene alguna habilidad espiritual, esa aura la veo en tus ojos, en Chery la veo en sus manos y en Rupert la veo en todo su cuerpo, así se quienes tienen habilidades.

Gabriel estaba atónito, no podía creer lo que estaba oyendo, se había resignado a ser el único con habilidades, entonces, había mas gente no tenia que quedarse solo en la vida.

-Bueno pues-Gabriel trago saliva-Mi habilidad es poder ver el hilo rojo de la gente, puedo ver la vitalidad, la bondad, y la persona con la que estas destinada a estar, la persona que sacara lo mejor de ti en cualquier momento.

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