Ese mismo día, ya casi pasado la tarde, tomé la difícil decisión de pasar el resto del día desparramada sobre el sofá de la sala con la televisión a tope y mi fiel manta enrollada alrededor de mi cuerpo.
Había colocado estratégicamente todos mis suplementos para que solo tuviera que moverme cuando me entraran las ganas de hacer pis ... o algo más que pis, ya tendría tiempo para meditar el humor de mi estómago.
Por un par de minutos todo había salido de acuerdo el plan, no obstante, luego de ese par de minutos comencé a caer en la cuenta de que en realidad no estaba funcionando mucho.
El apartamento estaba solo ... más solo que nunca y por más que subiera el volumen de la televisión no había forma de ignorarlo por más tiempo.
Sí, Alexander estaba literalmente a dos puertas de distancia, pero hoy no estaba de humor para ir a su apartamento a matar el tiempo y tampoco sentía que fuera correcto llamar a Heather o a Naomi, ellas no tenían porqué soportar mi nube de tristeza. Era inminente, lo sé, pero ya hace tres días que no me hacía compañía, no quería romper mi récord, ya era hora de soltar y además ya no quería estar triste.
No, no quería, pero a veces cuando entraba al apartamento y mis pasos eran el único sonido que podía de escuchar ... simplemente no era capaz. Solo mirar la puerta de aquella habitación echaba abajo cualquier estrategia que hubiera montado para volver a sentirme mejor.
Cualquier mentira que me dijera a mí misma no parecía ser suficiente para arreglar las cosas y sí maldita sea, sé que tenía que haber un momento en donde tendría que hacer a un lado todos estos sentimientos, sé que para lo que tendré que hacer estos no servirán para nada y por supuesto sé que estos...no traerán de vuelta a Sam, sabía esto y aun así deshacerme de ellos me parecía algo tan inalcanzable.
Cuando pensaba en eso lo único que se me venía a la cabeza era los pasos agigantados que había dado en reversa, la meta haciéndose cada vez más y más lejana...
Guiada por un impulso violento presiono el botón de apagado y me dejo empapar por el silencio.
Escuchando atentamente a la nada y sumergiéndome en ella, ahogándome en el agua helada que entra por los orificios de mi nariz como un impertinente invitado que no quiere irse y que abre tu refrigerador sin tu permiso.
Se queda y nunca se va.
Como los recuerdos.
Inspiro con fuerza abriendo los ojos, casi rezando para encontrarme nuevamente con la pintura blanca de mi techo que me recibe con su habitual sobriedad.
Mis manos sobre mi regazo se retraen al tiempo que me pregunto qué camino hubiera sido mejor; Abrir los ojos y encontrarme aquí, inútil e imponente o abrir los ojos y... ¿Y qué?
—¿Cómo entraste? —Cuestiono en dirección a ese rincón oscuro que cuando lo miro me devuelve la mirada, su respiración acompasándose con la mía a un ritmo que extrañamente he terminado por memorizar.
Él sonríe.
—Secreto—Responde en un susurro tentador antes de ponerse de pie y aproximarse a mí a paso tranquilo, relajado, casi casual.
Casi.
Me arrellano más en mi rincón del sofá cuando literalmente se desparrama en él y usa el resto del espacio.
—¿Dónde estuviste en la mañana? — Me pregunta él esta vez tomando el control desde mi regazo para encender la televisión.
Mhm.
—¿Dónde estuviste tú?
Veo la mirada de soslayo que me echa antes de alcanzar uno de mis pies descalzos con una de sus manos y acariciarlo distraído.
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Our Dark Minds© (Libro II)
Paranormal*Segundo libro de Dark Demons* Dos meses. Habían pasado dos meses desde que las cosas se habían ido cuesta abajo. Dos meses desde que la peor pesadilla de Kayla se había hecho realidad y dos meses desde que todo se había convertido en una espera ete...