Aaron llegó exactamente diez minutos después y debo admitir que sí estaba un poco nerviosa, tanto que probablemente si Aaron hubiera llegado un minuto más tarde me habría encontrado con media docena de donas dentro de la boca, sin embargo—Y por fortuna—no alcancé tal extremo, pero sí que hice esa cosa ridícula de ponerme de pie y quedarme con la boca abierta intentando buscar las palabras que quería decirle.
Exactamente, ahí frente a una casa de fraternidad con una caja de donas, unas gafas de sol y mi patética presencia lo había enfrentado. Ahí lo había visto suspirar y acercarse a mí a paso lento, el suspenso haciéndose cargo de la situación al tanto que él se detenía frente a mí y yo no hacía más que mirarlo.
—Venga—Dijo tomando la caja de donas entres mis manos—Ya sé que estás salivando por estas, vamos adentro antes de que mojes mis zapatos, babosa.
Así que así se hizo, y ahora, con la mitad de las donas dentro de nuestros estómagos y unos cuantos comentarios listillos dichos, yo ya estaba desparramada sobre la cama de Aaron y él estaba en una silla de escritorio leyendo en voz alta lo que vendría siendo el ensayo que mañana tenía que entregar para literatura.
Como escuchan, Aaron tenía literatura y por si se lo preguntan, sí, escribía muy bien. De maravilla, me atrevería a decir, o eso es lo que pensaba al tanto lo veía sostener el manojo de hojas en sus manos, pronunciando las palabras con una suavidad estudiada, como si ellas le estuvieran susurrando de qué manera decir cada cosa y Aaron supiera cómo hacerlas encajar perfectamente bien.
Como un rompecabezas.
Una canción que te sabías de memoria...
—¿Te han dicho alguna vez lo bien que escribes? —La pregunta sale antes de que termine de procesarla y Aaron se detiene enseguida, sus ojos estudiándome sobre las páginas.
—¿Estás poniéndole atención al contenido de lo que estoy leyéndote?
Soy franca.
—No.
Aaron, mirándome un segundo de más, deja el ensayo a un lado y se estira tal gato sobre la silla antes de ponerse de pie para acercarse al lugar en el que me encuentro y dejarse caer a mi lado de golpe.
Su enorme figura ocupa un poco más de la mitad de la cama y yo me muevo para hacerle espacio, viendo como entrelaza sus manos sobre su estómago y se queda mirándome pensativo.
—Se supone que tienes que decirme si lo que estoy escribiendo es coherente ¿Sabes?
De repente una duda viene a mi cabeza como un flashback, algo que tengo que saber ahora sino no podré dormir tranquila.
Necesito saberlo.
—A todo esto...—Hago una pausa, aclarando mi garganta y muy lista para soltar la bomba—¿Cuál era el tema del ensayo?
Aaron me mira y yo lo miro y nos miramos y luego, antes de poder prevenirlo siquiera, explota en carcajadas.
Me encojo de hombros con una sonrisa en el rostro, mi cabeza girándose levemente para observarlo reír desde mi lugar.
Me alegraba saber que aún tenía la capacidad de hacerlo.
¿Podría hacerlo yo?
¿Sin que la culpa terminara por borrarme la sonrisa de la cara?
Lo dudaba.
—Si esa pregunta se acercara remotamente a tener un propósito útil, la respondería—Contesta Aaron pasándose ambas manos por el rostro en un intento de dejar de reír—En cuanto a la otra, la respuesta es sí.
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Our Dark Minds© (Libro II)
Paranormal*Segundo libro de Dark Demons* Dos meses. Habían pasado dos meses desde que las cosas se habían ido cuesta abajo. Dos meses desde que la peor pesadilla de Kayla se había hecho realidad y dos meses desde que todo se había convertido en una espera ete...