Vida universitaria parte final

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Qué más podría salir mal en este día?, quería una cosa, solo una cosa... que ninguno de lo que sus molestos maestros de la universidad lo molestara en ese día.

¿Acaso era mucho pedir?, tal parecía que si, Dib bufo y gruño con molestia por milésima vez en ese día.

Se levantó de la mesa donde desde media tarde estuvo trabajando en el último proyecto escrito que necesitaba para poder aprobar ciencias químicas, estúpido maestro amigo de su padre.

Llego hasta el escritorio de la recepción, pero a esa hora, no era extraño que, inclusive la bibliotecaria se marchara de aquel lugar, desde un principio la joven mujer le había advertido que ella se iría tres horas antes, y que si necesitaba quedarse más tiempo, necesitaría un permiso firmado por el maestro encargado de su trabajo.

Por suerte lo había conseguido, y tal como dijo la bibliotecaria, esta se marchó a la hora acordada, mientras que él seguía citando algunos textos de libros de química avanzada para completar la última parte de su reporte.

Dejo los libros en el escritorio, firmo con su nombre la última entrega, tomo su mochila y salió del lugar cerrando la puerta tras él.

La universidad parecía abandonada a esa hora, lo cual era extraño, miro el reloj en su muñeca.

— ¿¡Pero que mierda!?—. Exclamo con evidente sorpresa. —No pueden ser las 00:35, no puedo creer que estuve en la maldita biblioteca las últimas cinco horas de mi vida—. Inmediatamente corrió por los abandonados pasillos del plantel, para poder llegar lo antes posible a su habitación, precisamente no quería que nada saliera mal ese día.

Ese día...era el aniversario de su relación.

—Maldición—. Dib corría lo más rápido que podía, no había pensado gastar demasiado tiempo en la biblioteca, pero aun así, si no entregaba ese trabajo a su maestro, el muy desgraciado era capaz de ir con el chisme a su padre de que él no era un buen estudiante, y obviamente se llevaría una muy mala reprimenda por parte de su padre, pero eso era lo de menos, comparado con lo que seguramente le esperaba en la habitación.

Miles de imágenes de un Zim enfurecido y exigiendo sangre llegaban a su mente, un ligero escalofrió recorrió su columna vertebral hasta llegar a su nuca, se sacudió un poco para alejar esos terribles pensamientos de ruina y destrucción.

Ahora estaba justo frente a la puerta de madera que pertenecía a su habitación en esa universidad, trago pesado y con gesto decidido, se arriesgó a abrir la puerta, lo primero que vio, fue obscuridad, esto solo hizo regresar las imágenes perturbadoras a su mente, pero aun así entro.

— ¿Zim?—. Llamo al alíen con un ligero susurro, casi como si no quisiera que lo escuchara, pero no obtuvo respuesta, esto lo tomo como señal de que su integridad física no corría riesgo alguno, así que entro definitivamente a la habitación cerrando la puerta tras él y poniéndole seguro para que nadie más entrase, si Zim estaba fuera, el alíen podría abrir sin problemas la puerta con su llave.

El moreno, camino a tientas en la obscuridad hasta donde creyó que estaba su cama, y para alejar a la obscuridad del lugar encendió la lámpara de lectura que tenía a un lado en el buro de su cama, al encenderla dio un brinco hacia atrás tenía pensado gritar pero logro llevarse ambas manos a la boca para evitar producir sonido alguno.

Zim se encontraba justo delante de él, Dib se relajó al ver que el alíen dormía pacíficamente sobre su cama y...espera ¿Zim estaba en su cama?, ¿Qué rayos hacia el alíen en SU cama?, no era que le molestara, es que simplemente era extraño, Zim prefería mil veces dormir en su cama (la de Zim) que en la suya (la de Dib).

Mi novio es un alíen /One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora