Hola De Nuevo

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Era un nuevo día, tanjiro debia ir a la academia, el se estaba arreglado para ello como siempre el puntual para salir de su casa, su uniforme bien ordenado y limpio, le encantaba estar bien para sus clases, es feliz en la escuela donde sabe que su hermana menor estaría segura de cualquier cosa o... Persona, aunque estaban con años de diferencias podía verla y cuidarla durante los descansos para poder disfrutar un bocadillo juntos, aún así tenían que regresar a casa donde tenia un problema tanjiro, su infierno del pequeño sol era su propio hogar, como le dices a un niño que el lugar que debería ser el más seguro era el mismo infierno para el, su madre trató de llenar el vacío en su corazón como muchas personas a veces tienen miedo de ser o estar abandonadas, sin darse cuenta trajo un monstruo para tanjiro, el pequeño sol aún así, brillaba con su alegría, amabilidad todavía, pese al estar pasar un infierno que a nadie le podía decir todo para proteger a su hermana menor, su único soporte, su apoyo, su razón para seguir sonriendo, lo que debía proteger en esta vida y en la que sigue.
Tajiro le gusta estar en la su institución educativa, por esas razón, podía olvidarse de todo, donde podía por fin ser un poco libre.

De camino a la escuela se encuentra Tanjiro con nezuko, con sus dos amigos, claro Tanjiro nunca se va sin despedirse de su amada madre, pese que sufre el, no quiere ver a su madre pasar por el dolor emocional si le dice lo que le paso, aun así la ama no la puede odiar, por no darse cuenta de sus señales de auxilio, el sabe que tarde o temprano el con su hermana nezuko podrán salir de ahí. Tanjiro sigue sonriendo radiante como el sol, con sus mejores amigos caminando a lado de él, con una platica entre risas y gritos por parte de sus mejores amigos, haciendo reír a nezuko, se encontraban hablando en el semaforo esperando a que cambiará de color para poder cruzar, mientras la briza fresca de la mañana, chocaba contra ellos y las hojas rosas, hermosos pétalos del cerezo volaban en todo el lugar haciendo una danza hermosa al rededor, tanjiro miró enfrente, justo del otro lado del cruze de cebra, se encontrá ese chico de cabellera azabache, ojos como el océano más profundo y puro, esperando también que el semaforo cambiará, por alguna razón a Tanjiro le dolía el pecho, no había razón, ni lógica, le lastimaba el dolor del pecho al ver a ese chico, solo lo miró algunas veces en la panadería y era el mismo dolor pero convinado con alegría o emoción, que le provoca eso, ¿los ojos?, ¿su voz?, ¿su cuerpo?, ¿su alma?, Tanjiro cada vez que lo ve siente que el tiempo se detiene y a la vez avanza rápido, en ocasiones Tanjiro le a llegado a preguntar a zenitsu sobre estos sentimientos, pero le explica de quien se trata, su amigo en ocasiones piensa que es un chica del salón la que le provoca esto, Zenitsu le a contestado que tal vez es un enamoramiento, pero Tanjiro no crees eso.
Tanjiro perdido en sus pensamientos mientras observa al chico que se encontraba del otro lado del camino, en un pestañeo, visión, ilusión o tal vez...alucinacion, juro mirar al chico rodeado de nieve con un conjunto más antiguo, con una espada en su mano, sosteniendola y sus ojos de agua observandolo con seriedad, fuera rápido, fue un segundo, algo que hizo que al pequeño sol, su piel cambiará a pálida, blanca como el polvo y frío como la nieve, algo que noto nezuko en su mano que sostenía a tanjiro...

-¿Tanjiro? ¿Tanjiro, estas bien?, ¿te sientes bien? - preocupada nezuko, apretó su mano de joven pelirrojo que la regresaba a ver con ojos temblorosos, pero ¿por que?, ni siquiera tanjiro tenía esa respuesta, estaba empezando a temblar mientras observaba a su hermana, cuando el nombre del de ojos como zafiros fue pronunciado sus amigos se preocuparon, era muy raro y es que imposible ver al joven con esa expresión, podían jurar que se desmayaria en ese momento, por alguna razón tanjiro sentía que todo iba muy rápido en momentos y en otros iba muy lento, aún así solo se consentro un poco mirando la piso tratando de tranquilizar su ataque que estaba pasando, cuando por fin logró su objetivo, su sonrisa regresó de inmediato.
-no te preocupes Nezuko, es estrés de la escuela, la panadería, el trabajo, no te preocupes, estaré bien-dijo mientras acariciaba la cabeza de la joven que aún preocupada por la salud de su hermano mayor, lo observaba.
-Deberias tomar un descanso gonpachiro- dijo su amigo con una máscara de jabali en su cabeza, mientras lo golpeaba con su dedo en la cabeza del solesito -no tengo tiempo para eso, ya-ya dejame - pronunció mientras era picado numerosas veces por el dedo de su amigo en su frente, cuando el semaforo cambió de color anunciando el paso para los peatones, los chicos empezaron a caminar, aún poniéndole atención a su amigo, tenían el miedo de que podía llegar a perder el equilibrio y caer que podría golpearse la cabeza, aunque sería más fácil que el concreto de la acera se rompiera a que le afectará a su cabeza la caída, aún así no querían que nada le pasara a su amigo.
Tanjiro al caminar tratando de no cruzar miradas con el joven, de ojos como el mar, no logró, el chico más grande que el cruzó mirada con el aunque estaba aún lado del otro por unos microseguntos, se sentía que no querían que ese momento se acabará, por alguna razón el corazón del azabache, se llenaba de calor, como si un fuego se encendiera en el, aunque esté no lo consumía, no lo quemaba, no le hacía daño, era como el calor que el sol soltaba en las olas cuando azotaba en el mar, por alguna razón, su corazón, su alma, su cuerpo, su ser, pedían más de esa sensación, esa calidez, por eso el azabache visitaba constantemente la tienda para poder cruzar miradas con el de cabello color como el fuego y brillante como el sol.
Mientras que el más joven sentía que el rocío de las gotas de agua aliviar su alma, relajarlo como un día de lluvia, sentir paz y seguridad, la tranquilidad del agua y sus constantes cambios, aún así esto le provoca un enorme dolor en el pecho, ¿de que no lo puede tocar?, está cerca de el pero no logra tocarlo como si una barrera invisible los separara, no sabían sus nombres, no sabían nada del otro, pero por alguna razón sentía que se conocían de toda la vida, era como si en tan solo con cruzar miradas, puedan decirse "hola, otra vez, gusto en volverte a ver", el primero en apartar la mirada fue el de los ojos azules para poder seguir su camino, mientras que el que ilumina con la luz bajaba la mirada con tristeza, para poder seguir mirando a la dirección contraria del que le estaba dando la espalda, la platica con sus amigos en sus oídos se escuchaba con ecos, como si fueran recuerdos, hay algo que lo atormenta al pequeño rayo de sol viviente aparte del infierno en su casa, hay recuerdos en formas de ecos que están bloqueados, y eso empezó a despertar desde ese día de lluvia en la que sintió la calidez de esta.

Quiero mas tiempo a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora