6.

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San Valentín, era un día especial para muchos, las chicas se esmeraban en sus regalos esperando que todo ese esfuerzo, fuese recompensado después en el día blanco. El teatro estaba lleno y en primera fila, el viejo alfa padre del pianista, emocionado por ver a su hijo en vivo por primera vez, Daegu era una cuidad que no quedaba muy cerca y por su avanzada edad, no eran muchas las veces en las que se permitía el mismo viajar tantas horas. En realidad, ese hombre no era el padre biológico de Yoongi, si no su abuelo, quién lo cuidó desde que la madre de Yoongi falleció de cáncer. Su padre, un alfa desnaturalizado jamás volvió para ver a Yoongi, dejandolo con los padres de su madre muerta.

Pero ahora estaba ahí, esperando por verlo hacer lo que más amaba, sintiéndose orgulloso de él.

Yoongi no podía con el terror, había una cantidad inimaginable de personas del otro lado del telón, pensó en arrepentirse, llevar a su padre a un restaurante de carne y hacer que olvidara lo que había pasado, sin embargo, justo antes de que pudiera pensar en huir, lo vió.

Park estaba ahí, con sus ropas blancas y sus pies descalzos, se había maquillado como aquel día que lo besó por primera vez y a eso le añadió un par de cristales miniatura por debajo de sus ojos que llevaban unas lentillas de color, su cabello rizado con paciencia y su cuerpo hábil estaban estirando antes del espectáculo.

-Amigo, ya deberías estar en posición, el telón se abre en 30 segundos.-Hoseok le habló al oído y corrió a su lugar detrás del técnico.

Yoongi caminó hacia el piano, se sentó en el banco frente a este, se limpio el sudor de las manos con sus pantalones elegantes y las coloco en las teclas.
Imaginando que su angelito las había limpiado antes para él.

El telón comenzó a subir y todos a aplaudir, por primera vez, tuvieron contacto visual, dándose miradas de complicidad y asintiendo a la par, para así comenzar el concierto.

Trece canciones habían pasado con tranquilidad, Yoongi miró a su padre al rededor de la tercera y le sonrió en la sexta, aún faltaba la última, la más larga, complicada y para Park, retadora.

Ambos suspiraron, se miraron y asintieron, justo como las trece ocasiones anteriores sin embargo en esta, no apartaron la mirada.
Yoongi miraba con atención los movimientos del menor, quién se movía al ritmo de la melodía, sin dejar de mirar al pianista que le daba vida a su danza.
Quienes lo notaban, se sorprendían, el pianista arriba del escenario no fallaba ni una sola nota, incluso sin ver el piano, el bailarín no tropezaba incluso sin ver sus pies y así fue hasta el término de la canción, en donde todos se pusieron de pie y aplaudieron mientras el telón de cerraba.

Y Park pareció intentar escapar, se colocó los zapatos, tomo su mochila y salió del teatro con prisa, corriendo.

-¡Hey! ¿A dónde vas? Tú padre te está esperando.-Hoseok le paró, poniéndole las manos en el pecho, preguntándole al mayor mientras esté intentaba seguir al rubio.

-Llévalo a casa, te veo ahí.-y corrió tras el.

Lo vió tomar un taxi y lo siguió, sin mucha minuciosidad o sigilo, solo, necesitaba decirle que también lo amaba y que, no le importaba nada más.

Entonces lo vió, lo vió bajar del taxi en un bar, entrando a el con la maleta en la mano, se bajó del taxi, agradeció al chófer y le dejo que se quedara con el cambio.
¿Que hacía Park aquí?

Entró, entró a un bar con un traje de gala, llevándose las miradas curiosas de algunos. Se acercó a la barra de licores, un hombre alto, de tez bronceada y cabello castaño lo recibió, se sentó en una silla y lo buscó con la mirada, el lugar era pequeño y no había mucha gente pero no lo veía por ningún lado.

-Oye, tú... ¿Conoces a Park?-preguntó fingiendo desinterés.

-¿Park? ¿Cuál de los dos Park? -respondió con una pregunta aún más complicada.

-¿Uh? -estaba confundido ¿Había dos Park? Su cabeza no dejaba de dar vueltas y no había tomado ni un solo trago.

-Park Jimin y Park Seok Jin ¿A cual de los dos buscas?- detuvo su mano derecha la cual limpiaba un vaso de cristal y apuntó hacia la espalda de Min.

-Ahi está. -siguió limpiando mientras que Yoongi giró su cuerpo nervioso.

Y vió a un chico que no se parecía en nada a su omega.
Este era pelinegro, con hombros anchos y piernas largas.

-¡Hey, Seok Jin, te buscan!-gritó el bartender a sus espaldas y el chico se acercó a él con pasos largos, sus pantalones rotos a lo largo de sus piernas y su tatuaje en el cuello, le hacían ver un poco intimidante.

-¿Tú eres Park?-preguntó con confusión. El no era su Omega.

-Si ¿Te conozco?- estaba claramente muy desorientado pues miraba el traje del mayor con detenimiento.

Estaba claro que no era lugar para vestir tan elegante.
-No, yo buscaba a..-se aclaró la garganta-otro Park. -completó.

Y justo en ese momento, pudo verlo, bajando de una escaleras que suponía daban al segundo piso del establecimiento, con unos jeans ajustados, una camisa negra con estampado y un largo escote dejando ver la marca que el mismo hizo.

-¡Jimin! Te buscan.-el chico a su costado le gritó y el menor palideció, sus labios perdieron el color y no pudo mover ni un centímetro de su cuerpo.

Era Yoongi, su alfa, estaba de pie en el bar de su hermano y lo estaba buscando. Estaba buscando al Jimin lindo que conoció, no al mesero de un bar, ex- adicto a la heroína y manchado por un alfa que lo había marcado y dejado a los dieciséis años.

Se acercó temblando y le miró con terror.

-¿Podemos hablar?-no podía creer que aún quisiera hablar con el después de verlo aquí, así.

-Afuera.- contestó, cambiando hacia la puerta, seguido por el mayor, quién trataba de seguir sus pasos en medio de la gente.

Una vez afuera, se miraron unos segundos o minutos, no estaba claro todavía, pudieron haber sido años.

-¿Que necesitas Yoongi?- preguntó, con un nudo en el estómago.

-Solo, venía a decirte que... Yo también te amo.- se aproximó un par de pasos, a unos centímetros de el, podía sentir su respiración en su cuello.

-Amas al Park que conociste.-dijo con voz amarga.

-Amo a todos los Park que son tú.-El mayor no había cambiado de opinión.
A Yoongi no le importaba nada más.

-Yo no soy un angel, Yoongi. Solo, amo bailar y si digo que soy aquel o mega que encontraron en la calle casi sin vida hace siete años todo mundo me vería por eso y no por mí danza, me verían por las noticias viejas en las que un omega fue abusado y abandonado en un basurero, me verían como aquel que denunció pero al que nunca dieron justicia.-las lágrimas desbordaban por sus mejillas como un par de cascadas mojando su rostro levemente maquillado y unas cuantas alcanzaban a correr por su marca. -No quiero su lastima. Yo no soy un ángel como tú lo dices, yo no soy bueno. Te mentí-el mayor lloraba en silencio porque no podía creer que su pequeño haya guardado todo esto solo por guardar una "buena"imagen ante él, ante todos.

-No me mentiste, no hay nada de que avergonzarse, nada de lo que pasó cambia mis sentimientos por tí. Te amo, Jimin.

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Muchas gracias por haber leído esto, lo escribí en una noche y espero les haya gustado el resultado, les quiero.

Not so innocent. [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora