01.

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Pequeños rayos de sol empezaron a colarse por las blancas y suaves cortinas, el sonido de pies presurosos retumbó por el pasillo antes de que la puerta se escuchase y por esta, ingresaran un grupo de sirvientas que empezaron a ordenar la alcoba. Las cortinas fueron abiertas de par en par y el baño fue preparado con agilidad, el desayuno estaba sobre la mesita de noche y un traje impecable reposaba al lado de la cama, donde el dueño de la alcoba trataba de ignorarlas y seguir durmiendo. 

— Joven TaeHyung — llamó dulcemente una de las sirvientas — es hora de levantarse. 

— Mmmghhh... no quiero — se quejó mientras rodaba y se envolvía en las sabanas. 

— Debe levantarse de la cama, joven TaeHyung. El gran alfa regresa de viaje hoy y seguro deseará verlo en la entrada del pueblo. 

El dulce omega descubrió su rostro bajo las sabanas y un pequeño sonrojo involuntario apareció en sus mejillas al oír sobre su prometido. Las sirvientas sonrieron ante aquello y ayudaron al menor a prepararse para recibir a quien, más adelante, sería su pareja para toda la vida. Su cuerpo se sintió sumamente relajado una vez que pudo asearse y vestirse hermosamente para recibir a su compañero, la entrada al pueblo era algo lejos, pero sabía que llegaría a tiempo. 

 Los pasillos no eran tan largos como imaginaba, pero si existían numerosas habitaciones dentro de la casa principal del pueblo, un pequeño palacio que se mantenía cerca de las casas dentro del poblado inmenso y el cual representaba autoridad y poder a vista de cualquiera. Los jardines eran de un hermoso color verde, algunas decoraciones que alternaban con pequeñas fuentes de agua y el camino que se recorría hasta la entrada del pueblo, el cual solo necesitaba de 10 minutos de tiempo para llegar. 

TaeHyung recordaba la primera vez que llegó a ese lugar. Sus padres lo habían criado por más de diez años, hasta que se presentó de manera oficial como un omega y tuvo que tomar el cargo que se le había designado desde su nacimiento. La despedida fue dolorosa, pero el azabache creía fervientemente que podría sentirse cómodo en una nueva manada y lograr que su alfa se sintiera orgulloso.  

Aun recordaba el día en que conoció a su prometido, apenas tenía ocho años cuando sucedió. No sabía porque todo el pueblo se vanagloriaba y alegraba de recibir la visita de la manda Jung, pero lo supo cuando se enteró de su compromiso con el heredero de aquella manada. Por supuesto, apenas tenía ocho años y no sabía que grado de compromiso requería ser la pareja de un alfa de tal alcurnia, pero no hizo nada para ir contra su padre, pues creía que solo sería un amigo más con quien pudiera jugar. No obstante, en cuanto el alfa de cabello castaño, quien se había presentado a temprana edad como tal, cruzó la entrada de la aldea, su pequeño corazón empezó a retumbar sin razón y sus mejillas se volvieron de un color rojizo. 

El alfa era mucho mayor y mucho más alto, su cuerpo no era como el de los niños que conocía, se veía fuerte e impenetrable con aquel rostro serio, sus brazos resaltaban bajo la camiseta que llevaba puesta y su rostro tenía facciones duras y hermosas. TaeHyung pensó que aquel hombre se parecía a los jóvenes alfas de su aldea, los que se acercaban solo a las omegas de su edad y no tenían nada que ver con los pequeños. Creyó que no podría ser amigo de aquel joven, siendo más alto que él, pero la sonrisa del alfa calló toda duda en su mente, pues su olor era un calmante perfecto para su acelerado corazón. 

La dulzura y delicadeza con que lo trató, hicieron a TaeHyung dudar sobre si aquello sería una simple amistad. Sus amigos de escuela no hacían tales acciones y tampoco lograban que se sintiera tímido como aquel joven, así que, en su pequeña e inocente mente, empezó a ver al mayor con admiración y cariño, hasta que fue creciendo, año tras año, y supo que su vida estaba unida a la suya en un aspecto mucho más lejano que una simple amistad. 

Adult Ceremony.| Hopev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora