Epílogo.

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El sonido de la madera chocando fue lo único que perduró en el patio. Dos espadas iban combatiendo entre sí, ganando la gloria de las personas que lo manejaban. Dos omegas se hallaban entrenando en el patio del palacio, usando fuerza y destreza para contraatacar los movimientos del contrario, sabiendo, de antemano, que aquello solo podría ayudar al menor de ambos a ganar experiencia. 

— Usas mucha fuerza en tus movimientos, Yeonjun, — informó el mayor — al concentrar la fuerza en tus brazos y dejar indefenso las otras partes de tu cuerpo, con un solo movimiento del enemigo... — esquivó el ataque del menor, alejando la espada a un costado y utilizando su pie derecho para barrer con las piernas del contrario, haciendo que pierda el equilibrio y, por consecuencia, cayera — .... puedes caer. 

Yeonjun respiró entrecortado antes de ponerse de pie. Suspiró molesto antes de dejarse mimar por su padre. 

— Eso dolió, papá — se quejó con un puchero. 

— Lo siento, bebé, debía instruirte correctamente. Sin un poco de dolor, hubieses seguido cometiendo los mismos errores. Pasó lo mismo conmigo cuando era pequeño. 

— Ha sido suave contigo, Yeonjun, créeme. — TaeHyung mantenía su vista en la lucha, siendo acompañado por su pequeño hijo de cinco años, quien sonreía en todo momento. — Tu padre no me daba ningún respiro cuando me entrenaba. 

— Aprendiste bien. 

— A base de dolor. 

— Pero, lo hiciste.

— De acuerdo, sí, — respondió riendo — es necesario que aprendas a manejar la espada, puede ayudarte mucho cuando necesites defenderte en caso de ataque. Yo también creí que no era necesario, pero me ayudó muchas veces a sobrevivir. 

— Y más ahora que te has presentado como un hermoso omega, bebé, — JiMin abrazó a su hijo, quien, avergonzado por tanta muestra de afecto, se sonrojó — los omegas de esta manada no son tan sumisos como en otras. El manejo de la espada nos ayuda a defender a nuestros cachorros y apoyar a nuestros alfas en caso de ataque. Te sorprenderás al ver lo que podemos hacer hoy en día. 

TaeHyung, como omega de la manada, había decretado que los demás omegas debían aprender a manejar la espada o cualquier herramienta que les resultara favorable. En caso de invasión, todos apoyarían y se defenderían por sí mismos, sin necesidad de un alfa que se sacrificara por ambos. Por supuesto, muchos de los omegas del pueblo habían acatado su mandato y habían asistido a los diferentes cursos que JiMin y TaeHyung habían propuesto años anteriores. La manada se había fortalecido aún más, al entrenar el "punto débil dentro de las manadas" como habían catalogado a los omegas. 

— ¿Y si esos hombres me superan? 

— Entonces JungKook les arrancaría la cabeza uno a uno por haber dañado a su bebé. 

JiMin rió ante el comentario de su amigo, pues sabía que era verdad. 

— Lo primordial es defenderte, dañarlo y escapar antes de que usen su voz de mando. Para los omegas emparejados es un poco más difícil que logren someterlos de esa manera, resisten un poco más a la voz de mando de los alfas. Pero, para los que aún se mantienen solteros, será más fácil caer. Por esa razón, solo basta con herirlos y noquearlos antes que logren someternos. 

Yeonjun asintió ante el consejo. Haberse presentado como omega era lo que muchos esperaban, pues sus rasgos eran más delicados que los alfas de su salón de clases. Aunque no le agradara mucho la idea, pues se veía limitado en muchas cosas, él disfrutaba de la manera en la que su padre y su tío lograban hacerle ver el mundo. Para las otras manadas, los omegas eran solo recipientes para crear hijos; sin embargo, para ellos, los omegas podían ser grandes aliados a la hora de luchar.  

Adult Ceremony.| Hopev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora