*En vegetativo, alejado de la vida

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Querido Lector: si sigues leyendo esto, es porque sabes que las primeras impresiones no son nada comparado con lo que viene.

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Su mundo era perenne en cuanto a misterios. Incluso cuando oía a Matt atentamente; una gota de sangre cayó a su plato. 

El corazón afeitado y su garganta en inhibición por tragar.

Decir que todo pasó lento sería subestimar ya que, esta vez, más gotas cayeron. Por puro instinto, se levantó con la sangre hirviendo de adrenalina. Su repentino levantar causó una impresión en Matt, quien calló de golpe su explicación igual de hermosa que el dueño. Para en ese entonces, (T/N) usó una servilleta para ocultar su nariz. Aquel papel fino no iba durar mucho, en segundos el líquido rojo era capáz de manchar el blanquecido defensor.

"Hey, e-eh, debo irme al... Baño de chicas." Exclamó tan rápido que ni ella encontró credibilidad. Pero era muy tarde para inventar otra justificación, ya se encontraba liberándose de la conversación y de la silla. El británico detectó al instante que pasaba por una posible crisis femenina del cual no sabía mucho.

"¿Pero por qué la serville--?" Qué tonto de su parte fue preguntar; pues la contraria en su utopía desesperada, va corriendo con pies casi tan débiles como gelatina. La vida en su pobre caprulencia la empuja hacia donde parecía el baño de mujeres. Hubiera soltado la servilleta de su agarre de no ser por las miradas extrañas de los mozos ingléses. 

Qué encantador fue apenas miró su figura en el tocador, y como bandeja de entrada, estaba sola. Con un suspiro usó su humilde audición para confirmar que nadie venga del otro lado de la puerta. Cuando pensaba bajar la servilleta, ya notó ciertas gotas rojas penetrando la superficie blancuzca, melifluo e inocente. Sin embargo, afrontó su destino para observar detenidamente que de sus orificios despedían más gotas de sangre. Ahora que lo pensaba, ojalá que nadie la haya visto...

"Y todo por venir aquí..." Exclamó sin contexto alguno, no entendía el por qué del sangrado, pero así como antes, tuvo sensaciones extrañas. Como si su cuerpo fuera tocado en otra realidad.

«Agradece que no es el típico: 'Y ella cayó desmayada y pasó a un mundo diferente gracias a su computadora. Todo a base de un rayo o hechizo!'. ¡Ja!, esas historias clichés que leías.»

Su sarcasmo y burla eran tan fuerte como el violonchelo de su garganta que reclamaban dominio. Si su conducta no fuera tan acendrado, pensaría que su querida consciencia sabía algo más que la misma dueña.

«Ejem, duh. Puedes estar conectada a una máquina, chica.»

Sin embargo, ella, lenta en enojarse y rápida en accionar: tomó agua entre sus manos y limpió el rastro carmesí. Lo mordaz es que parecía que nunca terminaba, parecía una canilla feroz. Gotas impuras con el agua y su sangre mancharon, para su disgusto, un poco de su pecho. Lo bueno es que aguzó sus dedos para evitar que bajen más y manchen su prenda. Pero claro, en el fondo se sentía andrajosa (figurativa y literalmente) por hacer esperar al británico, solo. Mas, ¿su presencia suma o resta? Se mentalizaba que Matt podría sentirse en una cita con su única presencia, sólo él mismo (así como lo hizo con su película y pornografía...).

Cuando terminó levantó la vista en el espejo. Y un jadeo mudo abandonó sus labios, aquella figura que veía era ella en el momento de sufrir el accidente. De su frente se deslizaba sangre.

Sangre que parecía verdad.

Pero no lo era.

Lo sabía puesto a que, cualesquiera de sus dedos, rozaron donde debería de estar su herida. Y nada. Ni manchas, ni deslices... Su reflejo es la única evidencia íntegra de que tuvo una vida. Luego de estar casi 5 minutos intentando detener su misterioso sangrado, lo logró. Teniendo todo un conflicto interno sobre cómo iba ser su vida ahora. Por lo que, deseaba llorar, en el momento más errado.

▶Pasando En Dimensiones◀ {Eddsworld + Lector}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora