-Okay, lleva esas- celebre como niña pequeña cuando Noah no se resistió a mi puchero y me dejo llevar unas oreos, esas galletas sí que me encantan.
Las metí al carrito y me subí en el mientras Noah lo empujaba, estábamos en el super haciendo las compras de nuestro departamento, wow tienen pizza instantánea a mitad de precio. Gire la cabeza hacia atrás viendo a Noah mientras este seguía rodando el carrito y parecía interesado en las hortalizas.
-Lion- lo llame por el apodo que siempre uso, es que es tan parecido a un león, su cabello, sus colmillos además es tan grande.
-¿Uhmm?- paró el carrito y me baje de este, agarro una lechuga parecía interesado en esta, le daba vuelta y vuelta en su mano mientras la observaba.
-¿Te fijaste en lo que está por allá?- señale la heladera que estaba atrás de mí y él levanto la mirada para verme y luego dirigir su vista a dónde apuntaba, se rió y luego negó, yo hice puchero.
-Amor, se supone que vamos hacer mercado para vivir por lo menos un mes y tu quieres todo lo que un niño de 10 años quiere- coloco la lechuga en el carrito y me guinde de su cuello mientras reposaba mi menton en su pecho haciendole ojitos -Además te comes eso en menos de tres días- rió y yo fruncí el ceño, quitando mis manos de su cuello. Quería esa estúpida pizza.
Me abrazo y dejo un pico en mis labios por unos segundos para luego separarse haciendo un mua cruce mis brazos y camine tomando unas cuantas frutas para después meterlas en el carrito. Él parecía divertido con la situación.
-Si quieres podemos pasar por una pizza para cenar- termine de colocar las peras en el carrito para abrazarlo y sentir su rico perfume entrar por mis fosas nasales, agarro mis mejillas y me beso por unos segundos, claro, tuve que ponerme de puntitas.
-¿He dicho que eres el mejor novio?- dije cuando nos separamos mirándolo a los ojos con una sonrisa.
-¿He dicho que eres una consentida?- pellizco mis mejillas arrugando su nariz y yo reí.
-Cada vez que se te presenta la oportunidad, cariño- lo abrace de un costado mientras él reía para caminar ahora a los pasillos de cereales, nuestra debilidad.
-Dios- abrió su boca sorprendido.
-Mío- complete yo y reí, también sorprendida por la cantidad de cereales que había frente a nosotros.
Corrió de un lado a otro agarrando cada cereal que le gustaba se dirigía al carrito para meterlos todos y fue cuando interviene.
-Alto ahí, caballo- paré su acción con una mano en su pecho -Solo llevaremos cuatro cereales- frunció el ceño y gruño -y tú solo escogeras dos- me miro ofendido abrazando las ocho cajas de cereales que tenía en sus brazos.
-¿Sabes lo importante que es esto para mí?- hizo puchero y a mi mente vino un Noah de diez años, me imagino que era muy caprichoso.
-¿Ahora quién parece de diez, eh?- cruce los brazos y le sonreí arrogante mientras él rodaba los ojos -Ya dije que llevaremos cuatro y tendremos que rendirlo por un mes, cuentas son cuentas- le extendí la lista de compras en la cara y la removí.
-Bien- se volteo y dejo los cereales en su sitio, mientras él estaba indeciso en cuales llevar yo me dispuse a tomar los míos -Cielo- me gire a verlo -¿Cuales llevarás?- frunció el seño y se rasco la nuca dejándome una muy buena vista de su bíceps -Hey- rió mientras pasaba una mano por mi cara -Eres una pequeña pervertida.
Me sonroje mientras reía con él -Llevaré este y este- le mostré los dos cereales que tenía en el carrito que consistía de uno azucarado y otro de chocolate.
-Buena elección- beso mi frente y luego siguió buscando en los anaqueles -Creo que llevaré el de la suerte- agarra el cereal verde con un duende -y las bolas amarillas- sonrió feliz y lo metió al carro para luego seguir con las compras.
Ya hace 30 minutos que estamos aquí y ahora estamos en lo último que serán las bebidas, estoy agarrando la leche para Noah y la achocolatada para mí cuando escucho un papel, giro y no veo a Noah, frunció el seño y dejo las bebidas en el carro, cruzo la heladera y me encuentro a Noah con la boca llena comiéndose un cereal de unicornios.
Trato de esconderse, pero tarde, ya lo había pillado.
-Lo siento, amor pero la tentación del unipanda me gano- me respondió después de tragar para meterse otro puño a la boca.
-No sé que me ofende más- me cruce de brazos y alce una ceja -que comieras un cereal escondido o el haberme traicionado por no darme de los unipanda.
Él se encogió de hombros para luego acercarse a mí y meterme un puño de unipanda en la boca.
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Necesito que me hagan saber si les están gustando o los dejo de hacer y ya. Comenten o voten y así sabré, thanks you bitches.
Otra foto de Noah porque es hermoso.