V

250 24 4
                                    

Bajé de los trasteros el arbolito de Navidad que la madre de Hangyul me regaló al volver de mi ciudad el primer año que pasé aquí, y lo puse en una esquinita del salón justo al lado de mi ventana. Bajé también algunos adornos y me puse como una niñita pequeña, igual de emocionada por montar su árbol de Navidad.

Algo de soledad me atrapaba por la espalda pero no pensé en ello.
Justamente llamaron a mi puerta y eso me ayudó de algún modo. Quizás sería algún vecino.

Abrí la puerta y me encontré con Wooseok muy bien vestido y abrigado.

- Dime que me puedo hacer chocolate calentito.

Me reí y me aparté a un lado para dejarle pasar.

Se quitó su abrigo y cuando vio todo lo que tenía montado con el arbolito empezó a reír.

- La diversión. - dijo riendose.

- Ya - le pegué en el hombro - a qué te quedas sin chocolate por gracioso.

- Lo siento.

Aproveché y yo también me hice una taza de chocolate ya que no había desayunado nada.

Wooseok se sentó conmigo en el suelo y me estuvo ayudando a decorar la casa con las típicas cosas que se ponen. Ya que era mi primera Navidad aquí -y sola - decidí adornar todo un poco para que se me hiciera más ¿bonito? Quizás esa era la palabra.

- ¿A qué viniste? - pregunté a Wooseok.

- ¿Ah? A desayunar. ¿No es obvio? - puse los ojos en blanco y Wooseok comenzó a reír - Y también a dejarte este libro que me pediste.

- ¿Qué libro?

- Aquel que me pediste el otro día de misterio.

- Ah, el otro día. En Agosto, ¿no? Han pasado 4 meses.

Wooseok se asombró y parecía un niño de 5 años.

- ¿Tanto? Bueno... El caso es que te lo traje.

Reí como pude y dejé el libro en una estantería del salón. Wooseok siguió bebiendo su chocolate y ayudándome a adornar la casa.

- Yuri - Wooseok tomó aire - sabes qué vas a pasar la Navidad en casa de Hangyul, ¿no?

- ¿Eh? - a veces acusaba a Wooseok de bocazas, pero en este caso el bocazas era Hangyul, o más bien Seungyoun, pero me apetecía culpar a Hangyul - No voy a pasar la Navidad con ellos.

- Sí lo harás. Su madre ya está como loca comprando más comida. Te adora, pobre que imagine que algún día serás su nuera - Wooseok fue a la cocina mientras hablaba y comenzó a coger galletas - aún qué, su sobrina postiza tal vez.

Ésto último casi lo susurró pero alcancé a oírlo, le grité en protesta a Wooseok y el tan sólo reía.
¿Por qué tenía tanto interés en Seungyoun y yo como "pareja"? Era totalmente absurdo. Digo, a mí me gustaba Yohan, y él acababa de romper con su novia de casi dos años, quizás en lo último que quería pensar ahora era en chicas.

Wooseok se quedó unos minutos más y después se marchó a duras penas, se quería quedar a comer para así no preparar nada él en su casa.
Se podía decir que era algo aprovechado. Pero aún así, lo quería demasiado.

Me quedé de espaldas a la puerta sentada en el suelo terminando de adornar el maldito pero bonito árbol mientras que Wooseok se marchaba.
No pasaron más de 3 minutos cuando tocaron al timbre, estaba 100% segura de que sería Wooseok insistiendo para quedarse a comer o porque había olvidado algo. No sería la primera vez que lo hacía.

Me levanté del suelo sin ánimo alguno y quejandome mientras abría la puerta. Ni si quiera me fijé en si era él, estaba convencida así que sin mirarlo, me volví al suelo a seguir con el árbol.

- No te vas a quedar a comer, ¿qué quieres ahora? - pregunté con un tono de indignada mientras sacaba bolitas de color rojo.

- Bonito árbol.

¿Eh?

Esa voz no era de Wooseok, le pertenecía a otra persona cuyo nombre es Hangyul.
Me dio miedo voltearme por si se encontraba con Seungyoun, ¡no quería que me viera con éstas pintas! Hangyul me daba igual, es decir, él ya me había visto hasta con cara de quedarme 3 días de vida, no se iba a asustar por verme en pijama y con una coleta mal hecha. Pero Seungyoun no me había visto así ni parecido en ninguna ocasión, ¿qué iba a pensar de mi? Ni siquiera sabía porqué me asustaba tanto.

- ¿¡Qué hacen aquí!? - me volteé con miedo y confirmando lo peor en ese momento, Seungyoun estaba justo al lado de Hangyul.

- Tranquila - dijo Hangyul riendo - hemos venido por petición familiar, mi madre quería verte.

- Ya, ¿y dónde está?

- Aparcando el coche. Ahora subirá. Quiere hablar contigo sobre la Navidad.

Ya sabía por donde iban los tiros.
Sí que era verdad que la madre de Hangyul me adoraba, me había cuidado muy bien desde qué me conoce y me había dado buenos consejos. Era como una tía y a veces una segunda madre para mí, y yo a ella también la adoraba.
Pero no me parecía bien la idea de pasar las Navidades junto a ellos, porque tal vez tenían otros planes o invitados y yo molestaba o sobraba.

Seguí como si nada y me levanté del suelo. Hangyul caminaba como Pedro por su casa, vio mi taza de chocolate y no se pensó dos veces el beber. Menos mal que no estaba envenenada.

Mientras Hangyul se paseaba como si estuviera en su casa, Seungyoun, al contrario de él, estaba de pie al lado de la puerta mirando tímidamente el salón. Me acerqué a él y me sonrió algo tímido.
Señalé su mano en la que aún tenía mi gasa puesta. Él rió y me hizo un gesto que me dio a entender que estaba correctamente.

Justamente la madre de Hangyul apareció por la puerta.
Me dio un fuerte abrazo y le ofrecí algo de beber a lo que me dijo que no.

Estuvimos conversando durante media hora. Ellos tres me daban motivos y argumentos positivos por los cuales debía quedarme a su casa mientras yo me negaba y agradecía.

- Yuri basta de tonterías - la madre de Hangyul parecía firme pero sonrió rápidamente y me hizo estar más tranquila - lo he hablado hasta con tus padres y me lo agradecen y están de acuerdo. En menos de una semana es Nochebuena. A las 10 en punto te espero en casa. No hay más que hablar.

hoodie -  cho seungyounDonde viven las historias. Descúbrelo ahora