XVII

231 21 15
                                    

—Wooseok, me quiero amputar los pies. ¿Me puedes decir a dónde vamos?

—Ya llegamos, aguanta un poco más, exagerada.

No, nada de exagerada. Llevábamos como una hora y media andando por en medio del campo. Sin contar el hecho de que llevábamos equipaje para todo el fin de semana.
Wooseok me había comentado que tenía una sorpresa para pasar el finde, pero no había llegado a decirme ni el qué, ni dónde.
Aún que, viendo por el sitio por el que me llevaba, lo podía imaginar.

A lo lejos se podía ver como había una cabaña y deseé que fuera ese lugar al que íbamos, primeramente porque no podía aguantar más el dolor de pies, y segundo, se veía bastante bonita.

En el porche de aquella cabaña, podía distinguir a dos personas sentadas; Hangyul y Seungyoun.

Ya tardaban en aparecer aquellos duendes. Aún que, eran duendes, con una mezcla de culpa y arrepentimiento por algo.

Nos acercamos y ellos seguían sentados. Estaban observándonos y reían por la escena de Wooseok sonriendo, sacandome como 10 metros de diferencia y yo con mi cara de cansada.

—¿Habéis venido andando desde casa? – Hangyul parecía que iba a echarse a reír en milésimas de segundos.

—Exacto. – respondí incorporándome.

—¿No hubiera sido más fácil venir con nosotros en coche o en taxi? – Seungyoun me miró con una media sonrisa a la cual no pude resistirme, y casi como un acto involuntario, sonreí.

—Quería que Yuri andara un poco. – Wooseok me miró y yo le quise golpear con todo lo que pudiera, pero me contuve.

Wooseok sacó de uno de los bolsillos de su mochila unas llaves y abrió la cabaña.

—Mis tíos tienen una línea de cabañas repartidas y me han prestado ésta para el finde.

Sonrió satisfecho y abrió la puerta. Por dentro era muy espaciosa y bonita. Era acogedora y tenía calefacción. Gracias Jesús.

Faltaba Seungwoo, que llegaría algo tarde puesto que tenía turno de tarde en la cafetería.

—¿Cuántas habitaciones tiene? – preguntó Seungyoun mientras buscaba la cocina.

—Uhm, me suena que tres.

—¿Tres? Wooseok, somos cinco personas. – Wooseok me miró e hizo un gesto que no supe descifrar.

—Calma calma – Wooseok sacó su móvil y buscó algo – Hay una habitación con cama de matrimonio; otra con dos camas; y otra con otras dos camas. Tú puedes dormir con Seungyoun.

Noté como mi rostro cambiaba a otro mucho más colorado. También noté como Seungyoun oyó aquello y vi su reacción; negó con la cabeza mientras que reía. Sus ojos estaban cerrados y me pareció la cosa más adorable del día.

Al final, yo me apropie de la cama de matrimonio mientras que Wooseok y Seungwoo compartirían habitación al igual que Seungyoun y Hangyul.

Seungwoo nos llamó a eso de las ocho y cuarenta y cinco minutos de la tarde. Mientras que él estaba de camino, nosotros decidíamos el menú de la noche.

—Yo quiero patatas. Lo que sea, pero con patatas. – Hangyul saltó del sofá para rogarme.

—Yo... Un filete de carne.

—¡Sí! ¡Filete con patatas! – Hangyul sonreía y sus ojos brillaban. ¿Cuánto hacía qué no le daban de comer a este chico?

—¿Y tenemos todo eso?

hoodie -  cho seungyounDonde viven las historias. Descúbrelo ahora