👑💜FOUR💙🐻

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- ¿Quieres algunas bayas? - preguntó Fargan a Rubén, esperando que aquello le subiera el animo.

El híbrido de oso había pasado unos días un tanto decaído y su compañero no sabía que era lo que le traía así. Había intentado sacarle a la fuerza, sin éxito o algún benefició de ello, al parecer algo lo había dañado como para que estuviera así, pero por más que insistía, el chico se negaba a darle respuesta alguna.

Que Rubén actuara de esa forma no era normal para nada.

- No puedes seguir así Rubius, debes comer al menos algo - le miro afligido, dejando el tazón con los frutos rojos sobre la cama.

- No quiero Fargan, de verdad no insistas - lo hizo a un lado, mirando hacía el suelo sin querer decir más.

Sentía que su vida giraba en torno a la desgracia desde que tenía uso de razón.

Cuando era tan solo un pequeño bebé, sus padres fueron perseguidos y asesinados a sangre fría por unos cazadores debido a que en esos tiempos, y en algunas comunidades, la sangre de híbrido era bastante bien cotizada para hacer pociones o amuletos.

Gracias a que se encontraba en su forma animal, Rubén pudo esconderse y sobrevivir un par de días por su propia cuenta, pero al tercer día, se encontraba completamente deshidratado sin ninguna pista de agua cercana.

Y cuando su vida estaba a punto de extinguirse, David le encontró y lo llevó hasta su casa junto a su familia, quien lo acogió como si fuera uno más de la parvada.

En cuanto Fargan vio a aquel pequeño oso en tan mal estado, se prometió protegerlo como si fuese su hermano, cumplió aquello al pie de la letra.

Por otro lado, Rubén veía al búho como su hermano mayor desde que tenía uso de razón, y a pesar de conocer su historia desde un principio, ya que los Romero se lo explicaron cuando tuvo edad suficiente, el aún así consideraba que ellos eran su familia.

Vivieron tranquilamente por algunos años, en las cercanías de "Puertos", hasta que Fargan alcanzó la edad 12 años y Rubius los 10. En el cumpleaños del menor de los Romero, algunos cazadores descubrieron donde residían la familia de híbridos, por lo que debieron escapar, solo que esta vez únicamente David y Rubén.

Vagaron un par de meses en búsqueda de un lugar confiable en el que vivir, acercándose a algunos pueblo sin indagar tan cerca de sus perímetros, hasta que dieron con Karmaland, si bien sabían que la cacería de híbridos estaba prohibida en aquel reino, aún así prefirieron vivir alejados de los demás, era más seguro para ellos, pues no solo podían ser presa de cazadores furtivos, tenían que considerar el hecho de ser dos omegas jóvenes.

Su pequeña choza era perfecta para los dos, no necesitaban más espacio que el que ya tenían y habían vivido cómodamente en aquel lugar por unos buenos meses.

Recordaban con cariño su infancia antes de huir, entre esas memorias, cuando su madre Katherine Romero siempre le contaba las historias de los destinados, y de como un día encontraría a la persona destinada para él, que serían felices y dejaría de sufrir tanto, por eso cuando Rubén olio aquel aroma a Café sus pensamientos solo eran de encontrar a su alfa y poder al fin ser feliz, pero al parecer, a su alfa no le hizo mucha gracia aquello y eso lo tenía triste.

Durante todo el tiempo en que estuvo con él, no le vio sonreír, tampoco quitaba aquella expresión de confusión de su rostro y por las noches lo atormentaba pensar que quizás a su alfa no le agradó del todo que el fuera su destinado.

El híbrido de oso no entendía muy bien que es lo que había hecho mal, pero quería remediarlo, aunque claro, no podía hacerlo si es que su alfa no aparecía nuevamente.

👑TWO PRINCES👑 • Rubegetta / Luzuplay • //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora