The Infamous Sake Night.

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Ah, la paz. Una tema no demasiado conocido en la Aldea Oculta de la Hoja.
Afortunadamente, parecía que finalmente el lugar podía reinstalarse como debía ser luego de la Cuarta Guerra Ninja, la cual había llegado a su fin hacía semanas.

Todos en la aldea decidieron celebrar luego de honrar a quienes dieron su vida en la Guerra. Naruto se reunió con sus amigos y algunos de los miembros de la Academia. Agradecían estar vivos en su mayoría, necesitaban festejarlo de cierto modo. Todos se decidieron ir por una comida rápida a Ichiraku para luego decidir a donde ir a tomar con libertad.

Uno de los más felices era Iruka. Finalmente había visto como Naruto se convertía en lo que siempre deseó, el héroe de la aldea. Sabía que podía llegar a ser Hokage pronto, pero necesitaba convertirse en jōnin primero. Lo ayudaría sin duda, pero deberá poner de su parte. El chico se veía sin duda relajado y feliz, ya no tenía algo por lo qué preocuparse.

—Hey. —La atención de todos quedó sobre el próximo Hokage a nombrar, quien, como de costumbre, llegaba tarde. Levantó la cortina y se sentó en la única silla disponible.

—¡Kakashi-sensei, otra vez llega tarde! —Bufa el rubio.

—Lo siento, me perdí en el sendero de la vida. —Pidió un tazón sencillo y miró a su lado, notando a Iruka concentrado comiendo.— Ah, Iruka-sensei. —El moreno cortó los fideos y lo miró de vuelta.

—Pensé que no llegaría.

—No sé si llegar a tiempo sea parte de mí. —El profesor rió y negó.

—Supongo que tiene razón. Además, el ramen no es su preferido, ¿o sí?

—No, pero de vez en cuando no me hará daño. —Agradeció su comida y se levantó para comerlo afuera, debido a su insistente deseo de esconder su rostro, más que todo porque habían muchas personas.— Con permiso.

—Adelante.

En cuanto el jōnin se retiró, Iruka lo siguió de reojo y miró su tazón luego, suspirando. Si era honesto, estaba aliviado de que hubiera regresado a salvo de la Cuarta Guerra Ninja. Sabía perfectamente quien era Kakashi, no por nada ya estaban en pláticas para convertirlo en el Sexto Hokage, pero bueno, era normal para él preocuparse si le tenía cierto interés a su bienestar. La verdad era que siempre estuvo intrigado y algo asombrado por ese niño enmascarado que ya era un ANBU a los trece años, pero ese interés creció cuando fue relevado de su cargo y Hatake fue enviado a entrenar a jóvenes para que se convirtieran en chūnin. Pasaba más cerca de la Academia, teniendo pocas o leves interacciones cuando entregaba reportes de misión. Sin embargo, Iruka lo admiraba mucho, después de todo lo había salvado en un par de ocasiones, como con las kunoichi del bosque y cuando Pain estuvo cerca de matarlo.

Sonrió leve, continuando con su comida. Había mucho misterio envolviendo al antiguo dueño del sharingan y por supuesto no era el único interesado. Pese a ser considerado algunas veces frío y despreocupado, no recuerda alguna vez que él se hubiera comportado de esa manera, aunque hubieran tenido sus leves desacuerdos.

—¡Iruka-sensei!

—Oh, lo siento. ¿Qué pasa?

—Dicen los demás que usted tiene una colección de sake. —Dice Naruto, sonriendo amplio.— ¿Dónde está?

—Sí, sensei. —Reclama Shikamaru.— ¿Es eso cierto? A decir verdad solo vine por eso.

—¿Tan ansiosos están? No es la gran cosa. —Ríe el moreno.

—¡Vamos! ¡Sabe que es lo que vinimos a hacer!

—Sí, claro, pero me gustaría terminar mi comoda primero.

𝙏𝙝𝙖𝙣𝙠 𝙎𝙖𝙠𝙚.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora