Icha Icha Tactics?

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El jōnin estaba sentado en su árbol preferido luego de una pequeña misión con su equipo, leyendo su libro favorito, obviamente.

Habían pasado un par de semanas desde que él e Iruka tuvieron aquella misión, y no se podía decir que ha tenido demasiada suerte con el moreno. No lo evitaba ya, pero era cortante con sus saludos, como si no le importara mucho hablarle y eso ponía peor el estado de ánimo de Kakashi.
La verdad es que Iruka seguía queriendo evitar contacto, pero Tsunade tenía razón, actuaba como un niño si continúa evadiéndolo de esa manera. Cuando el de cabello plateado se le acercaba, solo quería pasarle de lejos, pero eso no significaba que sus sentimientos hubieran cambiado. Tal vez también deseaba ignorar lo que sentía hacia él a pesar de que el jōnin seguía intentando acercarse.

Kakashi miraba al campo de juegos de los niños, para ser específico, a ese hombre del que probablemente se estaba enamorando, quién vigilaba el área de recreo. Lo maldecía también, ¿qué más debía hacer? ¿Ponerse de rodillas y pedirle su perdón frente a toda la Aldea? Aunque no era demasiado hacerlo, si lo pensaba. Solo estaba malhumorado, quería tenerlo cerca, aunque fuera como antes. Le molestaba que igual lo mirara como si estuviera mejor muerto, pero tal vez no estaba analizando bien su mirada. Iruka también quería su cercanía, pero debía admitir que era algo terco con lo que pasó.

Al sonar el timbre de ingreso, el castaño verificó que todos entraran pero uno estaba llorando cerca de un árbol, se había herido su pierna. Nada grave, solo una pequeña cortada, pero era un niño pequeño, le dolía mucho.

—¿Estás bien? —El niño negó, limpiándose sus mejillas. Iruka miró su herida y fue rápidamente por el botiquín de primeros auxilios. Limpió la pequeña cortada y la cubrió. Se levantó luego y tomó su mano para ayudarlo a ponerse de pie.— ¿Mejor?

—Me duele caminar...

—Hm... Ven, te llevaré a tu clase. Sino llegarás tarde. —Se agachó un poco y el niño subió a su espalda, con una pequeña sonrisa.

—¡Gracias, Iruka-sensei!

—No es nada.

Mientras el castaño se dirigía adentro, el de cabello plateado bufó.

—Yo me corté la pierna aquella vez, debiste cargarme también. Es injusto. —Cruzó los brazos y se quejó, estirándose en el tronco.— Será mejor que vaya a comer algo.

Bajó del árbol y fue a ver dónde irse a almorzar, tal vez así se le quitaba el mal genio que andaba. Se iba a dar por vencido con él, estaba triste por lo que había pasado y que Iruka siempre lo rechazara.
Camino de vuelta a la Academia, notó que habían dos niños tratando de llamar algo en lo alto.

—¿Qué sucede?

—N-Nuestro gato... —Señaló la niña hacia arriba, donde estaba el felino cómodamente recostado en el techo del primer grupo de aulas de la Academia.

—Ya lo traeré.

Subió poco a poco para llegar al techo, pero al apoyarse en uno de los pequeños balcones, pudo ver la clase de al lado, la cual era de Iruka. El castaño estaba allí, con una media sonrisa y parecía concentrado en el libro donde escribía. Los niños estaban en receso, así que estaba solo allí. Hatake suspiró y lo miró, frunciendo levemente el ceño. No podía olvidarlo solo con desearlo, era más complicado que eso y lo sabía.
Al estar apoyado en el balcón, podía ver su libro. No se interesó al principio en eso, pero al desviar su mirada a este, se sorprendió. Había un pequeño corazón y un espantapájaros que el chūnin repasaba con su lápiz. No podía ser una coincidencia demasiado buena para ser cierta, su nombre significaba 'espantapájaros', no podía dibujarle un corazón a uno si no significara algo. El castaño dejó el lápiz a un lado y repasó sus dedos en el dibujo con una pequeña sonrisa suspirando, mientras que el jōnin estaba desesperado. Necesitaba una confirmación, no quería emocionarse por nada, aunque la evidencia fuera muy clara.

𝙏𝙝𝙖𝙣𝙠 𝙎𝙖𝙠𝙚.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora