The Jōnin's Strategy.

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Llegó el 26 de mayo.

El ninja copia andaba muy feliz, ya tenía todo arreglado para el cumpleaños de Iruka, aunque debió admitir que sintió el pánico pisándole los talones el día anterior si no hubiera sido porque le pidió ayuda a Tsunade para idearle el regalo. Solo debía esperar a que la tarde cayera.

Por otro lado, Iruka también estaba muy feliz. El día había estado colmado de abrazos, cantos, pequeños pasteles y detalles de sus compañeros de trabajo y estudiantes. Aunque sabía que tenía que trabajar todo el día, la pasó muy bien en compañía de todos y el anochecer no tardó en llegar. Estaba algo cansado y se dirigió a su usual mesa de trabajo para los reportes. Allí, encontró que había un pequeño papel en la mesa.

“Véme a las 20:00 en Ichiraku.”

Sonrió amplio, emocionado. Sabía perfectamente de quién era esa letra, no tardó demasiado en ponerse a trabajar y terminar lo antes posible para ir a cenar con aquél hombre que le gustaba tanto.
Caminando al restaurante, vio que allí estaba él esperándolo, leyendo su libro favorito.

—Kakashi-san. —Al oírlo, guardó su libro y le sonrió.

—Bueno, pensé que le gustaría comer en su restaurante favorito para su cumpleaños, ¿no?

—No se equivoca. —Murmuró sonriendo también. El de cabello plateado levantó una de las telas para que Iruka pasara.

—Genial, hoy invito yo. Todo lo que guste.

—Muchas gracias.

Ambos pidieron los platillos que desearon y hablaron de temas cotidianos, sonriendo y disfrutando de la conversación. Mientras Iruka comía, Kakashi no pudo evitar mirarlo un momento. Le parecía una escena adorable verlo con sus mejillas rojas por el calor de la sopa y estando concentrado en comer, le gustaba mucho el ramen de allí. Después de un par de minutos, el castaño se dio cuenta.

—¿Sucede algo...? —El jōnin sonrió, volviendo a comer de su plato.

—Para nada.

Siguieron comiendo y platicando hasta quedar llenos. Kakashi le ofreció acompañarlo a casa e Iruka no dudó en aceptar. El de cabello plateado tenía algo más en mente.

—Muchas gracias por la comida, estaba deliciosa.

—No es nada, en realidad. —Al acercarse, el castaño vio algo en el suelo frente a su puerta.

—¿Qué es...?

Se acercó más y lo tomó. Era un hermoso arreglo que contenía flores de muchos tipos, algunas frutas y un par de botellas de vino, todo perfectamente acomodado en una caja decorativa. El castaño sonrió amplio, estaba muy bonito el regalo y le gustaban mucho las flores.

—¡Esto está hermoso!

Kakashi lo miraba y suspiró. Sus ojos le brillaban mientras repasaba uno de sus dedos en los pétalos de una de las flores y su sonrisa era lo que más deseaba ver con ayuda del regalo. No recordaba una sensación como la que Iruka le provocaba, le hacía tan feliz solo mirarlo allí. No era como si necesitara una confirmación, en sus adentros sabía muy bien que el chūnin había atrapado su corazón, pero en ese exacto momento, cualquier mínimo rastro de duda desapareció. El solo observar su sonrisa y lo feliz que se encontraba con el obsequio le aseguró que estaba realmente enamorado de Iruka y que su impaciencia crecía porque necesitaba tenerlo a su lado. Su corazón latía fuerte, suspirando silenciosamente una vez más contemplando la dulce escena.

—Me alegra que te haya gustado. —Murmuró con voz grave.— Me preocupaba que no, pero al parecer no elegí mal.

—¿Tú lo...? —Susurró, mirando aún las rosas rojas del conjunto.

𝙏𝙝𝙖𝙣𝙠 𝙎𝙖𝙠𝙚.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora