Prólogo - Alma mía

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Un alma que al mirarme, sin decir nada,

me lo dijese todo con la mirada.

                                    - Natalia Lafourcade


18. Octubre. 2013


— A la de tres miramos juntos.

— Raoul, ya te he dicho que no es un drama.

— Seguro que es una N.

— No va a ser una N.

— ¿Cómo lo sabes?

— Porque va a ser una R.

Raoul parpadea varias veces, confuso.

— ¿Qué?

— Mira que lo hemos hablado veces. Ya sabes que no creo en las almas gemelas en un contexto romántico.

Observa al rubio y, cuando ve que no responde, continúa su explicación.

— A los diez años, cuando me tiraste a la piscina y me rompiste el brazo, tuve claro que tu inicial era la que iba a aparecer hoy en mi pecho. Sé que tú eres mi alma gemela, al igual que sé que Néstor es la persona con la que me voy a casar.

— Hm... — El menor ladea la cabeza y frunce el ceño. — Sigues sin convencerme. Tu alma gemela es la persona con la que compartirás todos los ámbitos de tu vida. — Recalca el "todos", provocando que Agoney ruede los ojos con una sonrisa. — Si de verdad te sale una R, no será por mi.

— Aún eres muy joven para entenderlo.

Raoul se lleva una mano al pecho, indignado.

— Solo me sacas un año y medio, chulito.

El moreno ríe y le revuelve el pelo, ganándose una seria reprimenda.

— ¿Vamos a mirar eso ya o qué? — Protesta colocándose el flequillo y cruzándose de brazos.

Agoney asiente y comienza a desabrocharse la camisa con lentitud. Abre el lado izquierdo y muestra la tinta que ha aparecido justo encima de su corazón.

Una R.

Bajo la piel | RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora