Capítulo 11: ¿Que eres tu?✔️

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Ochaco salta hacia atrás del susto cuando una silueta se mueve desde el callejón dándole forma a un hombre pelinegro con grandiosas alas negras en su espalda que se abren majestuosas.

Casi parecidas a las de Bakugo y de hecho tiene las mismas garras que él.

No puede ser una casualidad, ¿o si?

Tantas cosas en un día para ella no pueden ser casualidad y muy a pesar de ser valiente hace unos minutos ya no se siente así.

—Dabi—Murmura el extraño número uno con cansancio.

—Oye, oye, ¿no estás feliz de verme?—El que sé hace llamar dabi se acerca más y más—. ¿Por qué hostigas a una simple humana, Hakws?

Y siente el mismo desprecio hacia los humanos que Bakugo. Genial.

—No es una humana cualquiera—Responde el rubio repasándola con la mirada con ojos sospechosos y para su consternación el recién llegado hace lo mismo.

No evita sentirse acorralada e intimidada por el extraño par.

La sonrisa perezosa que dabi le ofrece le causa escalofríos.

—Oye, humana, ¿que tienes de especial?—en un parpadeo está frente a ella presionándola con la pared él muy desalmado.

¿Que tienen los demonios con las paredes? ¿Es un fetiche?

—N-No lo sé—tartamudea inmóvil bajo la mirada azulada del demonio.

La sonrisa desinteresada de él se borra lentamente cuando la inhala como si la oliera. Perpleja ante esa acción se aparta con brusquedad.

—¿Quién mierda es esta mocosa, Hawks?—Cuestiona al rubio con seriedad. Ni siquiera la mira cuando lo dice—. Ella no es ninguna humana.

¿¡Por qué todos dicen que no es humana!?

Es evidente que si lo es, no tiene alas ni garras y tiene una vida de una simple humana ordinaria, ¿cuando van a entenderlo?

Y a pesar que quiere decirles eso se queda callada. Frente a dos demonios capaces de matarla en un abrir y cerrar de ojos, sin la protección de Bakugo no tiene más remedio que reprimir sus preguntas o su aclaración de que es una humana y más nada.

—Eso es lo que estoy intentando descubrir, genio—señala Hawks con obviedad—. Eso antes que llegaras a interrumpir, no creo que lucifer te haya dado la misma misión que a mi.

¿Lucifer?

Ochaco tiembla visiblemente. No espero enfrentarse a dos criaturas que tuvieron contacto directo con el señor del inframundo.
Con Katsuki es diferente y justo ahora siente que extraña sus gritos junto con sus maldiciones, si tan solo estuviera aquí...

No, no va a rebajarse por él. Por mucho que no quiera que lo maten eso no significa que pasara por alto que jugó con ello y no ha sido más que grosero.

—Mi padre no me ha encomendado nada, simplemente busco algo que hacer pero ya que estoy aquí pienso ayudarte—Le da una mirada que le hiela la sangre—. Quizá podamos torturarla para saber su origen.

—¿¡Que!?—chilla la castaña negando con la cabeza y con sus ojos cafés abiertos de par en par. A parte de hablar de una tortura abiertamente está aterrada porque es el mismísimo hijo de lucifer.

Esto no puede estar pasando, no a ella.

—Vamos, dabi—suspira el rubio—. Esa no es la forma y deja de asustarla, además no creo que a tu padre le agrade que te involucres en la misión.

—No le importará—gruñe sin dejar de mirarla con esos ojos oceánicos—. ¿Quién mierda eres, mocosa?

Dabi no puede pasar por alto aquel aroma poderoso que desprende de aquella criatura con rostro redondo y angelical

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Dabi no puede pasar por alto aquel aroma poderoso que desprende de aquella criatura con rostro redondo y angelical.

Inaudito.

Parece un ángel pero su olor no lo es, más bien huele a algo más siniestro que su padre.

Ella desconoce su origen, eso explica porque tiembla como un cordero recién nacido y el olor de su terror se estremezcla con el de su origen junto con el de otro demonio.

Katsuki Bakugo.

Parece marcada por Bakugo y al parecer Hawks no puede notar lo que él si.

Nadie sabe que él fue quien liberó a aquel temperamental demonio y si mal no recuerda hawks está en su busca para matarlo, entonces...¿por qué ahora parece ensimismado en saber quién es la chica?

—¿Ella está conectada con Bakugo?—Inquiere al híbrido.

—Si y eso lo hace aún más sospechoso.

Y ciertamente lo hace. Una humana que salvó al demonio resulta que no es nada humana, es como si todo tuviera una razón de ser.

Vuelve a mirar a la castaña quién tiembla aún sin poder sostener su mirada, los humanos a su alrededor no notan sus presencias gracias al campo de fuerza que hawks trazó.

Todo estuvo planeado.

—Mejor empieza a cantar—Advierte arrinconándola contra la pared y ese maldito olor se eleva con brusquedad, tentando su lado demoniaco.

Lame su labio inferior sin dejar de verla. Quizá el aumento de aquello puede atraer a Bakugo pero eso le importa una mierda.

—¿Que eres?

—O-Ochaco Uraraka—responde y esas diminutas manos se colocan en su pecho intentando empujarlo.

Y ese tacto lo desencadena todo. Quiere enterar sus colmillos en la tierna carne de su cuello o eso habría hecho si hawks no lo hubiese detenido.

—¿Que mierda haces?—protesta el híbrido alejándola de la gimoteante mujer—. No puedes morderla.

—Ella huele bien—explica sin quitar de su vista a la joven que incluso ahora sigue llamándolo con ese exquisito aroma a maldad, puro, poder.

Siendo mitad demonio y vampiro no puede evitar sentirse atraído hacia ese tipo de aroma pero nunca olió algo igual y mucho menos perdió el control de esa forma.

—No olvides que de alguna forma está conectada con Bakugo y no creo que tu padre acepte que mordiste a una humana—intenta acaparar el rubio sin soltarlo a pesar de sus forcejeos.

—Eres tan aburrido, esa mocosa no huele y ni se siente como humana—sus colmillos nuevamente presionan sus labios, se siente hambriento porque mientras los sollozos de la chica aumentan esa esencia también lo hace.

Como si ella llamara a alguien con eso y segundos después se da cuenta.

—Aléjense de mi mujer.

El beso del demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora