Días díficiles

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Una vez más el Merry estaba totalmente en funcionamiento y con rumbo hacia Alabasta, los tripulantes dormían plácidamente mientras que la luz del amanecer ilumina todo a su alrededor. Nami se encontraba dormitando recostada en su cama, vestida con una pijama sencilla de color un azul claro, conformada por una camisa de botones y un pantalón de tela suave pero ajustado a la cadera, con la vista fijada en los rayos del sol que alcanzaba a pasar por debajo de su puerta. Aunque su mente no estaba del todo despierta no perdía de vista la luz, como si estuviera esperando por algo.

Segundos más tarde pudo ver unos zapatos plantarse delante de su puerta cubriendo la luz del sol, sin embargo, solo dejó un objeto delante de la puerta y se marchó sin hacer mayor ruido. Dejando a la joven con un sabor amargo en la boca, suspiró con pesadez, rindiéndose con respecto a poder volver a dormir, tomó asiento sobre su cama y levantando los brazos haciendo que su columna vuelva a su sitio, sumado a un pequeño quejido.

"Con que hoy tampoco llamas a la puerta..."

Al terminar de estirarse la chica permaneció mirando hacia ese objeto delante de su puerta, suspirando con pesadez y aprovechándose del sueño pesado de su compañera para tener un momento de privacidad, permitiéndose reflexionar con respecto a lo ocurrido desde aquella noche con Sanji.

Su mente comenzó a navegar entre los diversos eventos que han ocurrido desde entonces. El primero siendo justo el día siguiente de esa conversación...

"La navegante pelirroja se encontraba en una de las boutiques del pueblo probándose ropa, quería despejar su cabeza y relajarse de una buena vez, para hacerlo no se le ocurrió mejor idea que salir de compras. Se probó atuendos durante un buen rato, desde vestidos de cóctel hasta blusas y faldas más casuales. La dueña del lugar terminó intrigada por todo el esmero que Nami le pone a la busca del atuendo correcto, acercándose hacia ella mientras que esta posa delante del espejo.

- Mmm... No está mal, pero igual no me convence... -Murmuraba la joven de cabello rojizo mientras que se da la media vuelta y observa su reflejo por encima del hombro, para asegurarse de que se veía bien desde todos los ángulos.

- Te queda divino jovencita, pero parece que buscas algo en específico ¿no es así? -Una voz trajo a la muchacha de vuelta a la realidad, era tosca pero aún así no dejaba de ser femenina.

Nami estaba tan inmersa en ella misma que dio un respingo al escuchar a esa mujer, al voltearse hacia ella pudo ver que era una señora rubia de mediana edad un tanto robusta, con un elegante vestido negro sin escote, unos tacones para mostrarse más alta y un abrigo blanco encima de sus hombros, con apenas algo de lápiz labial para hacer notar sus carnosos labios.

- Hum... No, solo estoy mirando -Algo apenada por ser pillada hablando consigo misma, se hizo la tonta mirándose al espejo una última vez para determinar si el atuendo se iba con ella, luego de eso llevaría las prendas elegidas y se marcharía de vuelta al Merry.

La mujer observaba de brazos cruzados como Nami intenta marcharse lo más rápido que puede, como si pensara que la vendedora se va a poner a juzgar a todos sus clientes simplemente por tomarse su tiempo en elegir ropa. Era obvia la conducta extraña de la chica pirata, pero la dueña de la boutique disfrutaba de jugar a la detective con los problemas de la joven ladrona.

- Veamos... ¿aniversario? -Soltó la rubia mientras levanta las cejas de manera inquisitiva, intentando ver la reacción de Nami y ver si pudo acertar a la primera.

Sin duda las palabras de esa señora despistaron a la navegante, quien se gira hacia la rubia con una expresión confusa, como si no llegara a comprender la pregunta.

- ¿De qué habla? -Dijo a secas, metiéndose al probador para desvestirse y volver a colocarse la ropa con la que llegó, y mientras ella estaba ocupada en esto, la señora entrometida se coloca a un costado del cubículo para seguir lanzando teorías.

Por mi NamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora