¡Términos y condiciones!

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Luego de varios minutos, Sanji finalmente cayó rendido sobre la arena, con la vista en ese hermoso cielo crepuscular sin perder la sonrisa en su rostro, jadeando fuertemente en un esfuerzo por recobrar el aliento y poder seguir gritando un poco más.

- ¡Oye bailarín! -Lo llamaba una voz traviesa desde la distancia.

El aludido levanta la cabeza de la arena mirando en todas direcciones hasta ver a la hermosura que lo llamaba, saliendo disparado a toda velocidad tras ella... Parecía un can bien entrenado que corre a recibir a su dueña. El joven da un gran salto para tomar la barandilla del barco, asomando la mitad superior de su cuerpo para encontrarse frente a frente con Nami.

- ¿Me llamabas Mellorine? -Preguntó este lleno de emoción.

- ¡A-ah! -Por la sorpresa de verlo llegar tan pronto, la navegante estuvo a punto de caer sobre su trasero, pero pudo sostenerse en pie. Apretó el puño con enfado, pensando en reclamar a ese tonto muchacho por asustarla, pero antes de hacerlo pensó:

"¡Es verdad! Antes que nada tengo que hablar con él, no puedo posponer esto más tiempo" Se decía a sí misma, relajando su expresión y apuntando a la cocina a sus espaldas con el pulgar.

- Oye, ya casi es hora de la cena ¿quieres que cocinemos algo? -Comentó de manera casual.

- ¡¿Cocinar?! ¡¿Contigo?!!! -La mandíbula del joven cayó hasta el suelo, y por el peso de esta cayó de cara sobre la cubierta, rodando como un armadillo hasta quedar de hincado sobre una rodilla, levantando ambas manos hacia la pelirroja, con sus ojos transformados en dos enormes corazones mientras que su nariz echaba humo por la emoción- ¡¿LO DICES EN SERIO?!!!

"Sólo le dije que cocináramos y se porta como si nos fuéramos a casar..." Nami río para sus adentros por la actitud tan animada del muchacho, aprovechando la oportunidad para alardear un poco, levantando un brazo y flexionándolo un poco para remarcar su pequeño bícep en señal de confianza.

- ¡Yo cocinaba aquí antes de que llegaras tú, así que tengo una o dos cosas que enseñarte, novato! -Dijo con una voz juguetona antes de darse la vuelta y ponerse rumbo a la cocina.

El rítmico caminar de la chica hacía que su falda se balanceara de un lado a otro, dejando ver apenas un poco más de sus muslos, pero esto era suficiente como para hacer enloquecer al pervertido cocinero, quien sale despedido hacia atrás hasta chocar violentamente contra la barandilla, agarrándose del pecho con fuerza y aullando en agonía. Todo esto alarmó a Vivi, quien estaba tratando de no irrumpir en la escena.

- ¡S-Sanji! ¡¿Q-qué sucede? -La princesa se arrodilla a su lado para socorrerlo, intentando inspeccionar su pecho en busca de una herida.

Sanji sólo sigue retorciéndose mientras observa a la puerta de la cocina, agarrándose fuerte el pecho para luego ver a Vivi totalmente pasmado.

- Vivi yo...

La princesa traga saliva asustada, haciendo total silencio para poder escucharlo, temiendo por lo peor.

- ¡ME HAN FLECHADO!!! ¡La flecha del amor me ha dado de lleno y no he podido hacer nada para evitarlo! 

Gritó lleno de alegría, reventando el tímpano de la pobre princesa quien se apartaba agarrando su pobre oreja mientras entrecierra los ojos dolida por el grito, no pudiendo compartir el explosivo entusiasmo del cocinero.

- ¿Por qué me lo dices a mi y no a ella...? -Murmuró la peliazul mientras se tambaleaba de un lado a otro, cabeza aún dándole vueltas.

- ¡Tienes razón, mi querida Vivi! ¡No puedo desperdiciar tan maravillosa oportunidad! ¡Graciaaaaaaaaas! -Cómo un huracán, el rubio corría hacia la cocina mientras su voz se aleja.

Por mi NamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora