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Isabel. 

Soy una persona que no se abre tan fácil con las personas, y eso no me ha dado la fama de ser amable, pero los que me conocen se han dado cuenta de que en realidad soy una buena persona, y aunque no todos me vean así yo estoy tranquila porque tengo varias amistades y una gran amistad, Carol, por lo que no puedo pedir más.

Voy llegando a la escuela y a lo lejos veo a Carol, de inmediato sé que será un buen día. Mientras me cuenta algunas cosas caminamos a nuestra clase, al llegar nos sentamos en el mismo lugar de siempre, y dejamos de platicar cuando llega el profesor para escucharlo hablar a el sobre temas que me parecen inútiles para la vida.

Al terminar la clase, vamos a la cafetería. Carol decide pedir un sándwich y yo una hamburguesa, Carol comienza a platicarme sobre el chico que le gusta.

A pesar de que mi escuela no es tan pequeña reconocí a dos compañeras de clase, Isabella y Aidé, pero lo que me hizo voltear a su mesa fue ver a ambas llorando mientras hablaban, no seguí viendo porque enseguida Carol se quejó.

-¿Me estás escuchando ? – Me preguntó molesta.

- Si, claro – Respondí con risa nerviosa.

- Nunca me pones atención, Isabel. Siempre estás haciendo otra cosa.

- Carol, claro que te pongo atención solo me distraje un poco, perdóname no pasará de nuevo. – Dije tratando de aliviar la tensión que se acababa de formar.

- Como sea.

Después de eso empezaba nuestra próxima clase y como Carol se adelantó yo me perdí en mis pensamientos, me preguntaba por qué estaban llorando Isabella y Aidé, llegué a mi salón y el pensamiento se fue.

Vi a Carol sentada y me senté junto a ella, el enojo ya se le había pasado, y el maestro comenzó a pasar lista, fue el turno de Isabella y en ese momento volteé a verla, ya no lloraba, estaba concentrada en la actividad de ahora; me parecía una niña tan linda, siempre con buenas calificaciones y sin llamar la atención. Como todos en esta escuela, ella y yo no hablábamos mucho, solo algunas veces, cuando ella se acercaba a Carol pero nunca fue algo que me importara, me causaba gracia que nuestros nombres se parecían pero simplemente no le daba mucha importancia, después escuché una risa tan escandalosa y era imposible no saber de quién era, Aidé, la mejor amiga de Isabella, no podía creer lo diferentes que eran y que aún así fueran amigas además Aidé no era de mis personas favoritas pues si había algo que no toleraba eran las personas que querían llamar la atención, podría decir que si algo me molestaba era que a media clase Aidé se empezara a reír o hacer que los demás se concentraran en ella, en fin.

Escucho a mi mejor amiga hablarme y yo simplemente me salgo de mis pensamientos.

- Mi niña ¿Ya terminaste? - Me preguntó refiriéndose a la actividad que estábamos realizando en ese momento.

- Ya, princesa. – Ella y yo siempre nos llamábamos con adjetivos como "mi niña", o "princesa", así que no se sorprendan cuando nos llamemos así.

- Bueno, pues ya vámonos que ya lo quiero ver. – Dijo refiriéndose al niño que le gusta.

- ¡Vamos!

Fue así como termino un día más, Carol se fue a su casa y yo a la mía, estaba tan cansada de este día que llegué a comer y a dormir.

Luz de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora