❛ Musa ❜ ღYoonMinღ

Exposición de arte

YoonGi sonrió ante el panorama.

Le gustaba imaginarse cómo reaccionaría JiMin ante lo que había preparado.

Esta era su última exposición de arte como estudiante universitario.

Y la haría en grande.

Grande como su amor por JiMin.

Ah, estaba tan enamorado de su pequeña musa.

Perfecto.

Cálido.

Elegante.

Mucho más allá de todo lo que pudo imaginar y fantasear durante horas mientras le trementina le quemaba el cerebro.

Sonrió cuándo pegó el último escrito sobre su cuadro.

Simplemente sublime.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

JiMin salió apurado de la ducha. No iba tarde pero quería llegar a tiempo.

Sabía que YoonGi estaba preocupado sobre aquella gran exposición y se lo había hecho saber, no con muchos detalles, pero lo había comentado.

Así que ahí estaría, para darle su amor, apoyo y poder tomar su pálida y fría mano si las cosas se salían de control.

Colocó el aceite favorito en su cabello, aquel que olía a argán, se vistió semi formal y salió de su pequeño apartamento en el centro de la ciudad, justo a tiempo.

Calculaba su llegada en quizás medía hora, justo para el momento de apertura al público.

Caminó embelesado por la música que sonaba a través de sus auriculares. Movía sus manitos al ritmo de la música y podía sentir la brisa esconderse traviesamente en sus cabellos, casi como si jugara con él. El sol calentaba la fría punta de su nariz y coloreaba sus mejillas de un adorable color carmín. A pesar de ser invierno, el sol brillaba en su máximo esplendor, casi burlándose de la fría estación.

Tarareaba una amena canción casi como un niño pequeño, su voz era suave, melodiosa. Casi tan magnífica como su existencia misma.
Se burlaba de los compases, de las extensas estrofas creadas por alguien irrelevante para su día a día, añadía su propio ritmo interno, aquel que le dictaba su hermoso y puro corazón.

Y sin darse cuenta, el imponente edificio se erguía burlón frente a él, cómo diciéndole un ‹Hey, estoy aquí, mírame›.

Las amplias ventanas reflejaban el Sol y la vieja pintura que le hacía ver casi como una reliquia. Abrió lentamente la puerta, sintiendo el cambio brusco de temperatura extenderse por sus pequeñas manos, casi como si se fueran a romper.

—¿Dónde estarás YoonGi Hyung?—Pensó antes de internarse para investigar los amplios y bien decorados pasillos.

Se aventuró sin éxito, así que apenas vió a una persona se armó de valor y personalidad para preguntarle por aquella exposición.

El sujeto le respondió casi diciéndole ‹Muchacho estúpido› pero no le importó.
Él sabía que no todas las personas podían ser amables y lo comprendía.

Dando casi pequeños saltitos mientras caminaba giró por el pasillo indicado, no sin antes percatarse de los hermosos cuadros de pintores desconocidos que eran exhibidos orgullosamente en las viejas paredes.