Acrílicos

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—YoonGi Hyung—JiMin se paró frente a él.

Su voz era música para sus oídos.

Tan suave.

Tan delicada.

YoonGi odiaba su maldita timidez. Ahora más que nunca.

—¿S-sí?—logró espetar. Cerrando su croquera.

—¿Le gustaría asistir a mi recital de baile?—JiMin sonrió, haciendo desaparecer sus ojos.

Su sonrisa era la cura para todos sus males.

YoonGi sintió que moriría ante tal perfecta imágen frente a él.

—Y-yo..claro que sí, me encantaría—sonrió mostrando sus rosadas encías.

—Nos vemos, YoonGi Hyung—se despidió.

Aquella tarde, YoonGi confeccionó su propio bastidor. Talló el marco de madera y lo barnizó.

Tomo sus acrílicos de colores más vivos y brillantes y sus pinceles favoritos, aquellos que hacían un trazo perfecto, aquellos que le recordaban la suavidad de JiMin.

El cuadro reflejaba la intensidad y el amor. Pero también la pureza. Pureza que el pelirosa expedía por los poros.

A diferencia de otros retratos que había hecho, este era distinto. Era la imágen que aquella mañana YoonGi había obtenido.

La gran sonrisa de JiMin, sus ojos desapareciendo tras sus párpados y sus mejillas de un leve color carmín. YoonGi estaba perdido.

Su perdición era JiMin.

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❛ Musa ❜ ღYoonMinღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora