Llamada

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Sin duda este no era uno de mis peores días ¿cómo se supone que haría esto?

Sam siempre me ayudaba aunque no estuviéramos en el mismo equipo, no iba a apoyarme en Cass para hacer la tarea, dudo que pudiéramos siquiera comunicarnos, nunca íbamos a estar de acuerdo, pensamos demasiado diferente.

Salí del aula y fui directa al pasillo que se encontraba lleno de gente, odiaba los tumultos y mi mañana no había sido la mejor, mi mal genio estaba a punto de salir de su lámpara mágica. Sentí unos pasos siguiéndome, Dios esta pesadilla nunca iba a acabar.

-¿Que vamos a hacer con el trabajo?- preguntó sin ánimos de nada, al parecer no era la única de mal humor el día de hoy, que nos tocata hacer el trabajo juntos me cayó como una piedra en el estómago y al señor cretino tampoco parecía gustarle, al menos estábamos de acuerdo en algo, éramos incompatibles.

-Déjamelo a mí, lo resuelvo y te lo doy cuando termine- dije con voz autoritaria, no tendríamos que vernos para hacerlo o al menos no tanto de esa manera.
-Ni por coincidencia te dejaré el trabajo, eres malísima en mates y no voy a suspender por tu culpa- dios quería morir ¿por qué tenía que pasarme esto?

-¿Y qué quieres? ¿Qué te lo deje a ti entonces?- pregunte esperando que tuviera la decencia de responder que no.

-Si- ¿cómo podía tener el descaro de responder que si con tanta insuficiencia?

-Ahora sí que se te zafo un tornillo como crees que te voy a dejar hacerlo solo, eres un irresponsable- estaba comenzando a rendirme, estaba comenzando a darme igual sacar cero.

-Entonces... ¿piensas hacerlo tú que sin la ayuda de Sam hubieras reprobado la asignatura más de una vez?- me choco oír su nombre de nuevo entre tantas cosas ya lo había olvidado, pero me choco más que pensara que sin la ayuda de Sam hubiera reprobado, es cierto que Sam me ha ayudado en esta materia pero ¡¿Reprobar?!

-¿Te crees el mejor porque puedes alardear un poco?- le pregunte exasperada, era una pregunta retórica no esperaba que realmente la contestara.
-Si- respondió seguro.

-Eres un autosuficiente.

-¿Autosuficiente yo? ¿El mejor de todos?- dios, dios, dios, dios, dios, dios ¿que hice para merecer esto?

Sentí vibrar mi teléfono en el bolsillo delantero de mi pantalón, y lo tome, mire la pantalla, ¿Mamá?, ella no solía llamarme a esta hora, sabía que estaría en las clases y que no podría atender, tal vez era algo importante asique conteste y me di la vuelta para poder hablar con un poco más de privacidad.

Lo primero que escuche fue su llanto al otro lado de la línea, tal vez le había pasado algo a papá, tenía que haber pasado algo realmente malo como para que ella este así. Ya que ella nunca, NUNCA lloraba, o al menos no delante de nadie.

-Mamá, sea lo que sea, cálmate, o no podrás decírmelo- intente calmarla pero no funciono, seguía llorando, escuche como intentaba respirar pero se ahogaba con su llanto.

-Miranda... Sam, el... - logró decir mi nombre entre sollozos, pero lo siguiente que escuche pareció un delirio de mi mente, no podía ser cierto.

Me quede quieta unos segundos escuchando el llanto de mi madre, sin saber qué hacer, cuando alguien toco mi hombro y me hizo girarme hacia él.

Amor a lo Carmelita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora