O8. Final

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Sus vidas estaban perfectas. Un hermoso joven fértil, era feliz junto a su pareja y tres niños. Después de lo que habían pasado, era un alivio poder vivir tranquilos y en paz.

Esa mañana, JunHoe había sido el primero en levantarse como siempre. Sin su usual camisa, estaba a la vista la marca de su amor. Había insistido en portar una también, aunque algunos lobos preferían a su compañero sumiso, JunHoe quería estar en igual condiciones con su "esposo".

El siguiente en levantarse era DongHyuk, desayunaba con JunHoe y luego se ponían a hacer algo juntos. La casa había necesitado de algunos arreglos, uno que otro cambió y esas cosas de siempre. A Dong le gustaba ayudar en todo lo que pudiera y JunHoe no tenía problema en enseñarle o recibir ayuda.

Después llegaban los mellizos, el mayor les daba algo para comer y ellos solían pintar, dibujar o jugar a algo. En raras ocasiones se les daba por mirar que hacían los otros dos. Usualmente dejaban de trabajar cuando los mellizos decían que estaban aburrido. Sabían cómo se ponían.

JunHoe viendo la hora que era, decidió mandar a los tres a comprar. Y los niños fueron satisfechos porque les habían dado una importante tarea. El lobo mayor estaba a punto de hacer un poco de orden. Tendría que enseñarle a los cachorros que debían ordenar.

Cuando finalizó su limpieza, confundido vio que JinHwan todavía no bajaba. Su compañero era el último en levantarse, pero nunca tardaba tanto.

Subió las escaleras fácilmente, recorrió algunos cuartos hasta llegar al suyo. Abrió despacio la puerta y miro dentro. JinHwan salía del baño, ya vestido y listo. JunHoe entró sigilosamente, causando que su pareja se asuste.

─¡JunHoe! ¡No me asustes así! ─ reclamó JinHwan con una mano en el pecho.

El lobo vio que su chico estaba algo alterado. No quería pensar mal o comenzar a sacar conclusiones. Pero JinHwan estaba actuando raro. Se enojaba mucho con él y se irritaba. Últimamente apenas dejaba que lo tocara y estaba arisco. Sus cachorros también lo habían notado. Su appi estaba actuando muy raro, ni siquiera iba a arroparlos de noche. El asunto era confuso.

─Perdón.  ─ musito en voz baja, estaba algo herido por el trato que recibía.

Cerro la puerta después de entrar. Miro con atención al joven del que estaba enamorado. Sin entender que había pasado de pronto. Inevitablemente sus malos pensamientos salían a flote. Deseaba con fuerza que no fuera nada de lo que pensaba.

─Dios ─JinHwan se giró y se fue al ropero. Excepto que fue a la parte de JunHoe para tomar una chamarra y ponérsela. 

─Mi amor, tenemos que hablar. ─ JunHoe se sentó en la cama.

─¿Qué? ─JinHwan no se dignó ni a mirarlo.

─No puedo hacerlo si no vienes aquí.  ─ la situación colmaba la casi infinita paciencia que poseía, su voz salió más fuerte para que JinHwan le prestara atención. ─ Vamos a charlarlo.

─Bien. ─a regañadientes vino.

─No quería decir nada, porque comprendo que hay veces que uno quiere mantener cosas para sí mismo, pero esto ya se ha salido de control. ─ JunHoe miro enojado a JinHwan, endureció su tono a propósito. ─no me hablas, no ves a los niños, te alejas, te enojas por todo, no me dejas ni siquiera darte un abrazo. ¿Crees que eso está bien?

─Son mis asuntos, no deberías meterte. ─JinHwan se cruzó de brazos y miró a otro lado. No lo estaba mirando, algo escondía.

─Esto empezó poco después de que nos apareamos... hace dos semanas... ─JunHoe suavizó su voz, y viendo que el joven no lo miraba, se arrodilló en el suelo frente a él y permaneció ahí. ─¿Es eso? ¿Te arrepientes de estar conmigo? ¿No me quieres?

𝕻𝖔𝖗 𝖘𝖚𝖘 𝖈𝖆𝖈𝖍𝖔𝖗𝖗𝖔𝖘 ➳ ᴶᵘⁿᴴʷᵃⁿ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora