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Flores Amarillas—

—Uno... Dos... Tres... —Yeji contaba los pétalos de todas las flores que traía en su mano. Marchitas, achicharradas, frescas, aplastadas, intactas, de todo tipo.

  Caminaba a paso ligero, mirando todos sus alrededores sin prisa. El parque estaba repleto de gente, las hojas de los árboles variaban en sus colores, rojo, naranja, marrón y por supuesto, amarillo como sus flores. Ah, como amaba el otoño, todo se pintaba de tantos colores haciendo placentero el panorama. Incluso el poco frío que se colaba por su abrigo parecía cálido ese día.

  Había varias familias tanto extensas como reducidas. Se detuvo un rato a admirar a los niños jugar, parecían tan felices trepando a los árboles y dejaban ver sus pequeños dientecitos en grandes sonrisas mientras correteaban con sus nuevos amigos. Parecían tan ajenos a todo y cómo le hubiese gustado volver a su infancia por un momento, en dónde su única preocupación diaria era tomar una chocolatada y ver su dibujo favorito al llegar de la escuela.

  Le habían enseñado a tratar con números y letras pero jamás le habían dicho el secreto para lidiar con un corazón roto como el suyo, o como el que ella había partido también.

  Quizás es porque no había una receta o un protocolo para poder curar las grietas que uno mismo hizo a base de ilusiones e imaginaciones que nadie inculcó en su cabeza.

  Vio que un niño le entregaba a una niña una flor violeta y recordó cuando Ryujin le regaló su primer flor también, una sonrisa traviesa asomó por sus labios. Las mejillas sonrosadas de los niños se asemejaban a las de ellas cuando sus manos se cepillaron por primera vez, muy tímidas y nerviosas.

  Las mariposas en su estómago revolotearon inquietas e intentó calmarlas ejerciendo presión en su vientre con ambas manos, no era el momento indicado para divagar en esos ojitos castaños que tantos suspiros le sacaban.

  Sin darse cuenta, hizo exactamente todo lo contrario a lo que quería hacer y sólo un pequeño jalón en el borde de su chaqueta la hizo despertar. Miró hacia abajo sólo para encontrase a una pequeña niña, sus ojos redondos y grandes la miraban con admiración.

—Hola—Dijo agachándose para poder tenerla cara a cara, era muy bonita—¿Te has perdido?

—No, no—La niña agitó su cabeza negando—Yo quie- quiero—Parecía tener problemas en realizar la oración así que aún un poco avergonzada por no poder hacerlo, apuntó con su pequeño dedo la mano de la chica.

  Confundida, Yeji le mostró el pequeño ramo de flores que traía.

—¿Esto?

  La niña asintió con su cabeza pero esta vez si pudo hablar sin problemas.

—Son muy lindas.

—Lo sé, me las regaló alguien muy especial.

—¿Me las puedes regalar a mí? Yo soy especial.

  Yeji dudo muchísimo, miró dubitativamente lo que yacía en sus manos. Eran muchas flores, muy importantes para ella pero ¿qué le costaba dárselas cuando ella las obtenía como si nada?

  Con cierto peso en su corazón, le extendió el ramo y los orbes de la niña brillaron.

—Pero con una condición—Dijo antes de entregárselo—, debes regalárselo a una persona muy importante para ti. A mi princesa le hubiese gustado que alguien especial lo tuviera.

—¿Tu princesa? —Preguntó curiosa.

—Mi princesa, mi pequeño amor— Respondió segura.

—¿No es un príncipe? —Princesa había dejado confundida a la niña. Nunca escuchó de una chica que tuviese una princesa.

—No, es una princesa. A veces, las niñas prefieren a otras niñas antes que a niños y eso está bien también, es normal—Explicó.

  La niña asintió y se fue corriendo con el ramo en sus manos, prometiendo entregárselo a su futuro amor, sea niño o niña.

  La castaña sonrío y decidió que su visita había terminado. Debía dejar de deambular e ir para lo que había salido en primer lugar, ya no tenía sus flores pero de todos modos, podría hacerlo.

  Diez cuadras faltaban y ella ya se sentía desfaceller. Siguió avanzando y cuando vio la puerta de roble, los nervios aumentaron. Tardó lo más que pudo y se tomó unos minutos en la puerta antes de tocar.

—Hola—Saludó casual y con una sonrisa.

—Yeji... Hola—Respondió sorprendida  la contraria.









 

'Flores Amarillas' -RyejiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora