La última carta

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Aquí estoy de nuevo, esperándote, suena tonto, lo sé, pero es la verdad, aún lo hago, espero por un tren que nunca va a llegar a mi estación, espero un corazón que no tiene intenciones de querer al mío. Supongo que muchas veces me he preguntado si algún día tendré el valor de darte todas esas cartas que te he escrito, quizás estén un poco estrujadas debido a la ira de mis manos cuando las leo, las vuelo a leer, y las guardo en mi mesa de noche, para que permanezcan ocultas, y todas esas letras no sean nunca leídas. Tal vez no entiendas mucho, la tinta se solía correr cada vez que una lágrima le caía encima, y corría como un río vuelta abajo hacia mis manos que la sostenían. La verdad no sé para qué las escribo, si no tengo la más mínima intención de dártelas, si algunas las rompo sin terminarlas. Entiéndeme, a veces no me salen las palabras, yo también tengo ese nudo en la garganta.
Esta es la última, la ultima carta que te escribo a media madrugada, por culpa de mi cabeza que no para de pensarte y mis labios de nombrarte, y la única forma que tengo que desahogarme es esta. Escribir lo que siento con tinta en un folio, es lo más cobarde que he hecho en mi vida, pero no puedo enfrentarte, mirarte a los ojos, tomarte las manos y decirte que llevo una eternidad esperándote. Que he acumulado el amor de otras vidas para usarlo en esta, en ti, porque si en otras no estabas tú, entonces amar no tenía sentido.

Confesiones de una AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora