Veinticuatro horas más. La aguja del reloj había vuelto a moverse tardando más de lo deseado pues parecía estancada entre un número y otro.
Cada movimiento suyo le parecía a ella como la sangre palpitando debajo de un cardenal.
Cuánto más pasaría? Cuánto más tendría que seguir esperando para volver a verlo?
Ese día estaba siendo especialmente insoportable pues no había podido hablar con él, que era el único remedio a su tediosa espera.
Suspiró frotándose los brazos mientras salía fuera intentando conseguir un poco de calma y de paso pasar alguna que otra hora más. Ella sentía que le faltaba algo, algo importante. Y es que lo necesitaba para respirar, él era su oxígeno.
Una lágrima traicionera resbaló por su mejilla cuando al volver a revisar el móvil, cada vez con menos esperanzas, siguió sin ver ningún aviso de llegada de mensaje.
Se mordió el labio intentando ser fuerte. Cómo lo echaba de menos, cómo lo necesitaba…!
Cuando estaba a punto de volverse a meter dentro, su corazón dio un brinco.
Una moto lacada en negro se paró delante de su puerta con un suave ronroneo.
Escuchando los latidos en sus sienes, observó sin creérselo al motorista.Se le llenaron los ojos de lágrimas al observar los penetrantes ojos oscuros de su amado.
Él sonrió de lado, invitándola a subirse al vehículo, con el corazón a punto de salirse del pecho al ver de nuevo la belleza de su amada, a la que había extrañado como nunca; ella se subió sin dudarlo agarrándose a su espalda como un náufrago a una tabla.
Su calor la reconfortó cuando la moto comenzó a volar por el asfalto haciendo que el pelo de ella hiciera formas en el viento.
Se bajaron de la moto en la cabaña vacía que él había pedido a sus padres cuando había sido su primera vez. El corazón de ambos comenzó a latir con fuerza ante aquellos bonitos recuerdos.
Se miraron por unos minutos, las oscuridades de sus ojos líquidos se mezclaron como el chocolate líquido con el caramelo, antes de entrar a la cabaña.
Pero él no le permitió a ella que diera un solo paso, pues la cogió en brazos, apretándola contra su cuerpo, pues quería volver a sentir su calor, su cuerpo menudo.
Ella entrelazó los brazos en el cuello de él y ya no pudieron esperar para besarse. Cómo habían añorado los besos del otro!
Al principio el beso era suave y sabía a añoranza. Pero en cuanto entraron en la casa el beso se tornó pasional, animal, necesitado.
Él cerró la puerta con el pie y chocaron contra la pared. Él la sujetaba por los muslos, las piernas de ella enlazadas en la cintura de él, ambos gimieron quedamente cuando sus pelvis se rozaron.
ESTÁS LEYENDO
TIEMPO. // ONE SHOT
RomanceLa angustiosa espera de dos amantes hasta que se reencuentran. ONE SHOT. COMPLETA. PROHIBIDA LA COPIA. Si quieres ADAPTARLA, mándame MENSAJE primero. Espero que la disfrutes y gracias por leer.