It's getting cold

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Remus suele ser alguien alegre, aunque no siempre lo demuestre. En secreto disfruta de las bromas de Sirius, y a veces son demasiado pesadas para ser graciosas para la gente, pero no lo culpa por tener ese sentido del humor tan retorcido, no después de lo que ha presenciado; así que lo deja a pesar de que sabe que su puesto de prefecto se debe a que Dumbledore espera que pueda controlar a Sirius y a James, con ellos controlados es más sencillo manejar a Peter. Así que se limita a frenarlos un poco a veces, solo cuando se pasan demasiado de la raya, de cualquier manera, desde que Lily y James están juntos ya no necesita cuidar tanto de él, porque Lily (bendita sea ella) se encarga de eso, es como un freno permanente para James; de hecho, su trabajo últimamente ha consistido en vigilar que Sirius no haga nada más estúpido de lo usual.

Eso le da tiempo de relajarse un poco. En eso está cuando Sirius entra en la habitación con el cabello enredado por el viento y algunos copos de nieve atrapados entre los negros mechones, Remus le echa una mirada por encima del libro para asegurarse que Sirius no ha entrado con ganas destrozar todo a su alrededor, lo único que encuentra son las pálidas mejillas del heredero de los Black coloreadas con un suave rosado pálido casi imperceptible, si Lupin no lo conociera tan bien podría haber pasado ese detalle por alto. El más alto de los dos, y solo porque Remus no creció esos dos centímetros extras, se tumba de largo en la cama dejando que las ondulaciones negras se esparzan sobre la almohada que el licántropo no está utilizando, Remus sigue leyendo sin prestarle atención a la presión en la cama y la depresión en el colchón a su lado creadas por el cuerpo de Sirius. El azabache rueda molesto por la falta de atención hasta que su nariz está en la mejilla de Remus, casi tocando la piel a escasos centímetros de una cicatriz., gruñe suavemente.

—¿Sucede algo? —Remus se reacomoda haciendo que su acompañante también tenga que hacerlo, la cabeza de Sirius se acomoda en su hombro como si estuviera leyendo la misma página, pero no tiene los ojos allí sino en el cuello de Remus como si fuera a saltarle encima y morderle la yugular en cualquier momento, se concentra en el calor que Remus le transmite, incluso a través de la ropa—. Ya, veo ¿Hace frío afuera? —Sirius asiente haciendo que su cabello le haga cosquillas a Remus que suelta una risita pálida y el susurro ahogado de un «Basta» que no llega a ser entendible, el azabache se vuelve a quedar quieto jurando que puede escuchar los rítmicos latidos del corazón del licántropo.

Remus sabe que los ojos de Sirius están sobre la cicatriz su cuello creando un arco hasta casi llegar al hombro donde el azabache tiene la cabeza, siente la respiración cálida de Black rozando esa zona y casi, casi siente ganas de empujarlo, pero con el tiempo se vuelve una sensación casi agradable y cómoda con el pasar de los segundos hasta que Sirius se incorpora un poco, solo lo suficiente para que Remus pueda ver como el cabello tiene las puntas húmedas debido a la nieve ya derretida, no lo suficiente para que mojar la almohada pero sí para humedecer el forro; Lupin trata de ignorar los dos iris plata que se le clavan encima, aparta el libro dejándolo en la mesa auxiliar de manera distraída, sin prestar atención a la página en la terminó. El azabache no lo deja pensar mucho acerca de eso antes de acercarse hasta volver a estar a la altura la cicatriz en su mejilla y hace algo que desconcierta a Remus, solo traza la cicatriz con el pulgar hasta terminarla y luego sigue hasta su labio inferior, sonríe atrapando la muñeca de Sirius con un movimiento rápido y que aleja las manos del azabache de su rostro, recibe una sonrisa de vuelta dejándose arrastrar por Remus hasta que queda atrapado bajo el poco peso de su cuerpo.

—¡Merlín, Sirius! —Susurra Remus ahogando una risa—. ¿Ibas a besarme en algún momento o solo pensabas provocarme? —el azabache parece haberse quedado sin habla, aún con las mejillas sonrojadas y la nariz fría, entreabre los labios pensando en cómo responder, pero la mirada de Remus casi salvaje y burlesca, lo calla—. ¿No pensabas hacerlo? Qué decepción —Sirius logra reír un poco ante el bufido burlón, aunque no logra hacerlo muy bien, suena algo extraño, como si le hubieran apagado algo y la confianza de Remus disminuye un poco, Sirius se siente más pequeño, más débil a pesar de ser alto y fuerte, siente como si no pudiera quitarse el delgado cuerpo de Remus de encima—. ¿Quieres...? —comienza a preguntar el castaño con voz insegura.

—¡Por Godric, sí! —Jadea Sirius como si estuviera desesperado, tal vez lo está, no lo sabe, solo está seguro de que quiere saber qué se siente besar a Remus John Lupin, quiere conocer el sabor de los pálidos labios de su amigo; Lupin sonríe atrayéndolo hasta que lo tiene a un par de milímetros de tocar sus labios, dejando que el azabache cierre el espacio entre ambos; Sirius siente que debe moverse, hacer algo con las manos porque siente que le pesan demasiado, así que deja que viajen hasta las mejillas de Remus, ahí donde está esa cicatriz que nadie ve la primera vez. Para ser sincero, Sirius cree que es la única persona que se ha dado el lujo de detallar cómo la cicatriz traza una curva por la piel del licántropo.

Se separan lentamente, en parte porque Sirius no puede creer que Remus haya sido el que tomó el liderazgo de esto y en parte porque el castaño no se aleja demasiado, solo apoya su peso en una mano que deja a unos centímetros de la cabeza del azabache, la otra la utiliza para entrelazarla con la de Sirius. Ambos sonríen.

Cuando James entra en la habitación, Sirius está dormitando en la cama de Remus con la cabeza apoyada en el regazo del castaño que está leyendo un libro muggle cuyo título James alcanza a leer, "Orgullo y Prejuicio", Potter sonríe al reconocer el libro favorito de Lily al tiempo que se quita la capa y la bufanda tirándolas en el suelo y la cama de Sirius; James tiene la mala costumbre de dejar su desorden por toda la habitación así que no es una novedad para los otros dos merodeadores, Remus lo deja, pasando su mano distraídamente por el cabello de Sirius, James los ignora mientras se afloja la corbata y se ajusta las gafas en el puente de la nariz.

—¡Hace frío afuera! —Anuncia James dejándose caer en su cama como si fuera una noticia maravillosa que en noviembre haga frío, Remus ríe en silencio al tiempo que Sirius abre los ojos y esboza una leve sonrisa como si tuviera la mejor vista de todas, Lupin le devuelve la sonrisa, clavando su mirada de iris castaños en la de iris plata de Black.

—Sí, ya lo sabemos —Responde Remus por los dos, Sirius atrapa su mano en un gesto silencioso que James no nota.









PARA QUIÉN INTERESE: En mi mente Peter estuvo todo el tiempo en su cama, pero ningún merodeador le prestó la suficiente atención como para describirlo y James tampoco le creyó cuando le contó que vio a Sirius y Remus besarse.

☽ Del frío de Noviembre y otras excusas para besarse ✰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora