• Prólogo lll/lll •

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1967.

// Tiempo después de la invocación //

Los alumnos del instituto corrían felizmente por el patio con césped y trozos de nieve, los cuales usaban para tirarse entre ellos.

Yo podría ser uno de esos niños. Pensó Joe, pero aquel pensamiento fue olvidado con facilidad, dejándolo nuevamente sumergido en aquella burbuja gris en la que se encontraba.

Literalmente, era como uno de esos dibujos en los cuales había una nube gris con lluvia sobre la cabeza de una persona. Habia sol, Joe lo sabía, pero veía todo mucho más oscuro. Todo lo era desde...

Si sangre se heló en cuanto pudo sentir un suspiro en uno de sus oídos. No estaba seguro porqué le asustaba tanto, ya estaba completamente acostumbrado a tenerlo detrás suyo.

Mira, mira, mira, mira.

La cabeza del pelirrojo se giró hacia un grupo de adolescentes, como si alguien le hubiese controlado sus movimientos. Lo que él le hizo ver fue como aquellas personas arrojaban rocas en vez de copos de nieve a pobres alumnos mucho más pequeños, del mismo tamaño que él.

¿No te es tentador arrojar una enorme roca en dirección a sus estúpidas cabezas?

Si...eso suena tan bien. Suena excelente, podría hacerlo ahora mismo e irme m. Podría...

No, No.

Una risa comienza a resonar por el lugar, y no es nada parecida a la de los lindos niños con vidas felices. Joe rápidamente se pone de pie y comienza a caminar rápidamente en dirección a la salida.

Incluso escapando de la situación, sabe que no puede escapar de él al sentir las pisadas en sus talones. Jamás podría escapar de su sombra, ni siquiera mucho.

Y últimamente dudaba mucho querer hacerlo.

Ya el aire fresco chocando contra su rostro al salir no se siente nada bien, parece haber una especie de niebla donde sea que viese, y su oído no deja de pitar. Se está volviendo loco, se está muriendo lentamente y no sabe si hay alguna manera de sentirse bien teniéndolo a su lado. Es como el malestar, incluso su presencia, literalmente, provoca rechazo.

¿Por qué se siente tan conectado a él? ¿Por qué siente que no quiere volver a como era antes? ¿Qué está mal con su cabeza?

Cuando menos se da cuenta ha llegado a su casa, tiene los ojos desbordando de lágrimas y no duda en apoyarse contra la puerta principal, tapar su rostro y echarse a llorar. Lo único que se la pasa haciendo últimamente es llorar, y no suele aliviarlo como anteriormente lo hacía.

Todo ha cambiado.

Siente su presencia al frente y unas manos más grandes que las suyas apartando estas ultimas. La figura de Benjamin está frente a él, el toque de aquella mano sosteniendo su mentón arde levemente, pero lo ignora debido a que siente como su corazón late más deprisa y el calor le vuelve un poco a la cara.

─Lo menos que quiero en éste basurero es que mi niño favorito llore.─ susurro con calma, aunque no lucía para nada así. Tenía los ojos más abiertos de lo normal, de un leve color bordó.
Enojado, estaba enojado. Y cuando el diablo se enoja...

....nada bueno puede ocurrir.

Lo siento.─ rápidamente dice Joe, sirviendo su nariz y permitiendo que el rey del inframundo le limpie las mejillas lenta y delicadamente. Es increíble como la persona más dañina del mundo puede hacerle sentir más cuidado y seguro que nunca.

─¿Fue por lo que metí en tu cabeza? ¿Lo de aquellos niños?─ acercó sus labios a la mojada mejilla del menor y dejó un suave beso. Nuevamente su toque ardió. ─Se lo merecían, soy el karma de los idiotas, Joe. Debes entenderlo.

─Si, lo entiendo.

Se alejó un poco y quedo bastante cerca de los rojizos y gruesos labios del pelirrojo, casi los rozaba. Joe podía sentir como de le iba el alma poco a poco.

─...Creo que es hora de una ducha, niño favorito.─ susurra, sonriendo -para sorpresa del menor- de lado al alejarse. Ya se ha acostumbrado a que le llame de esa forma, pero nunca ha podido dejar de sonrojarse como la primera vez.

Luego de que Joe asiente, el arcángel se hace a un lado y el mundano se encamina hacia la puerta del sótano, dispuesto a bajar los escalones.

Un leve mareo provoca que todo se vuelva más borroso. Una melodía comienza a sonar, gritos y lamentos le dan jaqueca antes de tambalearse y caer, golpeando fuertemente su cabeza y dejándolo en plena oscuridad.

Al fin.

• Dancing with the Devil // hardzello (adaptación) •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora