6

1.4K 267 16
                                    

Tenía que dar gracias a Timothée al menos de haberme llevado a aquella prestigiosa comida donde había conocido e incluso intercambiado tarjetas de presentación con varios de las poderosas esposas de los importantes inversionistas, los hombres eran descuidados, tontos y hasta llegaban a ser demasiado orgullosos, no se daban cuenta que en la mayoría de las relaciones de negocios, a los que se debía acudir y conquistar no era al hombre, sin a la mujer que actuaba detrás de la cortina pero que al final dirigía al títere.

"¿Diga?" se escuchó la voz refinada de un posible mayordomo quién le hablaba desde el dispositivo de seguridad.

"Buenos días, ¿Podría decirle a la señora Roalent que ha venido a verla la señorita Ferrer?"

"¿Ferrer?" dudó el nombre, "lo siento, no creo que la señora conozca a una mujer con ese nombre."

"Por favor, haga favor de informarle."

Pasaron solo unos minutos hasta que los enormes portones se abrieron, dejándome paso libre para aparcarme frente a una lujosa mansión. Quité mis lentes de sol y bajé el portafolio en el que tenía la información que necesitaba para hablar con esa mujer.

"Señorita Raphaela ¿Cierto?"

"La misma" le entregué mi larga chaqueta, "gracias por preguntar."

"La señora la espera en el salón del té, si pudiera seguirme."

Caminé con aquellos zapatos de tacón que detestaba, aunque no eran tan altos, el acabado de punta me mataba, yo era más de comodidades, pero era una reunión de negocios.

"Dios santo niña, ¿qué te has hecho en la cabeza?" sonrió la mujer.

"Lo corté un poco" me toqué la melena, "¿Le disgusta?"

"No, aunque el cambio de color es un tanto radical" asintió, "no quiero pensar que se está escondiendo de alguien."

"Siempre quise ser rubia" aseguré.

"¿Qué hace aquí la futura esposa del importante señor Volker?"

"Hablo con la esposa del importante señor Roalent."

"Bien muchacha, sabes jugar bastante bien, dime qué quieres. Desde el inicio noté en tus ojos que no estabas ahí para galantear tu compromiso, quieres algo más."

"Señora Roalent, sé que en realidad usted es la que tiene la fortuna y la que en realidad dirige la empresa RLT, así que vengo a hacerle una propuesta de negocios."

La mujer sonrió y se estiró para tomar su taza de té.

"¿Viene sin el señor Volker?" ladeó la cabeza, "no me suena a una relación muy estable, sobre todo al ver que ni siquiera trae puesto el costoso anillo que le regaló"

Suspiré y cerré mi mano para hacerla puño.

"Creo que es lo suficientemente inteligente como para que no tenga que decirle toda la historia, pero mi relación con el Volker no es más que una simulación, pretendo sacar adelante la empresa Van Wyngaarden por mí misma."

"Lo sabía" dejó salir una risa, "dime niña, ¿qué planeas hacer para que me vaya por tu propuesta de una empresa en ruinas a una con los Volker quienes no dejan de ascender."

Saqué rápidamente mis papeles, planos y detalles, tenía todo preparado para convencer a esa mujer qué parecía más que complacida de que estuviera ahí. Pero rápidamente me di cuenta que me había metido en el aprieto de entrar en la cuna del lobo, la señora Roalent era una feroz empresaria que no dejaba que me equivocara ni por una cifra y si había un hueco en mi propuesta, lo atacaba en seguida.

El regreso de: RaphaelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora