《•|Lluvia De Primavera|•》

-Suntuoso-

Sonidos y más sonidos que retumban en su mente, su gran involuntario método de tortura se hacía eficaz.
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Una sala pintada totalmente de un claro y brillante blanco, una caja de cristal y eso es...
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Abrí los ojos, en cuanto intenté respirar, me di cuenta de que me encontraba bajo sumersión de... ¿la cristalina agua?. En estado de confusión, tomé fuerzas y rompí el vidrio cayendo sobre los trozos de ésta incrustándose en mis extremidades.

Mientras tosía, difícilmente quitaba los vidrios hasta que vi que de mis heridas fluían grandes gotas negras. Me levanté y visualicé dos puertas, las cuales al verificarlas una se encontraba cerrada y la otra daba a un gran pasillo oscuro. Antes de adentrarme di vueltas por el gran salón luminoso por si encontraba pistas sobre donde estaba, pero no vi nada y simplemente me di la vuelta y entré por aquella puerta.
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Solo tuve que caminar unos cuantos metros cuando pude observar algo a lo lejos. Una pared, mas alta que cualquier cosa, colgado ahí mismo un gran espejo que llevaba incrustado la pequeña esmeralda en la parte superior, aún brillaba como la última vez que la vi.

Me acerqué lentamente, temía pisar un hueco y caerme, no se veía más que los objetos a los lejos, una vez cerca logré ver que el espejo reflejaba una extraña figura, me acerqué con suma curiosidad y retrocedí, tenía un cuerpo con las características de mis tres vidas pasadas, ojos negros, pequeños cuernos, sobre mi cabeza pequeñas luminiscencias que desprendían de mí, y, mis grandes gotones negros que fluían por mis enrojecidos mejillas.
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Cuando intenté tocar, todo se hizo sangre, esparciendose por el suelo, comencé a correr, entre voces y pisadas acercándose hacia mí con gran velocidad, logre divisar una puerta, y en plena persecución logré salir de ese lugar volviéndome a encontrar con el gran salón blanco.

Una vez dentro, un gran reflejo iluminaba la mitad de mi rostro haciendo que me tapara con la mano para poder ver que era lo que lo provocaba, la caja de vidrio se encontraba intacta, con su respectiva agua cristalina por dentro. Al costado una pequeña placa de metal resplandeciente el cual sobrepasaría mi curiosidad. Al acercarme con cuidado logré ver que tenía escrito algo.

"Te otorgamos aquello que siempre buscaste"

En estado de confusión, la puerta cerrada del principio sonó. Alguien que se encontraba del otro lado tocó levemente, pero lo suficiente para oír que alguien llamaba a la puerta en busca de... mi.

Me dirigí a la puerta, pude notar que era pesada y difícil de abrir pero, finalmente sentí por debajo de mis pies un sendero, el cual me llevaría hacía lo que mas anhelaba mi alma.
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Caminar en paz bajo una dulce lluvia de primavera.
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