Capítulo 1: Hola hermano

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Clovek, 1993

Matías

Tragué saliva y apreté con fuerza la mano de Silas, en el momento que di un paso a la calle donde se encuentra la casa de mi hermano.

Habían pasado algunos años desde la última vez que estuve aquí y, aun así, el recuerdo de caminar por esta calle con sueño para ir a la preparatoria y encontrarme con mis amigos y pasarla bien, era algo todavía fresco en mi mente.

Recordar eso, hizo que me sintiera nostálgico, con una presión en mi pecho al igual que una calidez que se extendió por todo mi cuerpo. Apreté un poco mi mano que no sostenía a Silas y me di cuenta que estaba con poco sudorosa, ambas debían de estarlo.

Estaba nervioso, ansioso, feliz y emocionado al mismo tiempo. Era irreal para mi estar aquí, cuando la posibilidad de volver era tan poca porque realmente hubo un momento que creí que moriría antes de lograr regresar.

Al mirar la calle limpia y tranquila (como la recuerdo), puede ver que algunas casas seguían igual y otras, los vecinos las habían arreglado o modificado un poco. Las cosas no han cambiado mucho en realidad.

Silas me regresó el apretón ligeramente, dándome apoyo.

-¿Listo?

-Eh...Eso creo-titubeé.

-¿qué pasa? - se puso en frente de mí, y arrugó su frente.

-No sé, tengo muchas emociones por dentro. Siento felicidad, emoción, nervios, pero también miedo y no sé por qué-lo miré confuso. -Imaginé muchas veces que regresaba para ver a mi familia y ahora que lo hago...

-Temes que todo esto sea un sueño y no real-adivinó.

Asentí.

-Algo estúpido ¿no crees? -solté una risa sin gracia- a veces pienso de más.

Odio ser a veces así, tener en la mente cosas estúpidas que ni al caso.

Sin soltar mi mano, acarició mi mejilla.

-Después de todo lo que te ha pasado, creo que es normal que pienses que es una ilusión, pero no te preocupes, estoy aquí contigo para decirte que todo es real y que no debes tener miedo-me regaló una hermosa sonrisa provocando que me sonrojara un poco.

Este chico siempre se las arregla para hacerme sentir mejor. Creo que jamás dejaré de decir que lo amo.

Sonriéndole también, dejé en el suelo la mochila que sostenía, tomé sus mejillas y lo atraje hacia mí para estampar mis labios contra los suyos. Al principio se impresionó por la manera sorpresiva en que lo hice, no obstante, no tardó en regresarme el beso.

¿Lo estaba besando a pocos metros de la casa de mi hermano?¿es probable que alguien nos viera?¿me importaba? No ¿quería dejar de besarlo? Para nada.

Ambos alejamos nuestros labios cuando nos faltó un poco el aire. Silas soltó una carcajada y recargó su frente con la mía.

-Vaya que en serio te importa poco que tal vez uno de los vecinos nos esté viendo en este momento.

-¿Importa que me dé igual?

-Claro que no. De hecho, estoy muy orgullo de ti cariño-me dio un beso en la nariz que duro uno segundos.- Vamos amor, es momento de que veas a tu familia.

Asentí con una sonrisa, volvimos a tomar nuestras mochilas, me aseguré que el regalo estuviera en perfectas condiciones, avanzamos a la casa de Jack y no nos soltamos de las manos hasta que estuvimos a un metro de nuestro destino.

5 años y todos los que me quedan contigo (Gay) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora