¡PERO PERDIERON EL JUICIO!

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——-///Alicia \\\——-

A estas alturas ya nada me importaba menos, que si Prieto perdía más pelo, cosa que para ser franca ya no tiene y no puede valerme menos, por otro lado Tamayo. Quien esperaba que le diese una oportunidad, no había querido comentarle a Raquel que recibía mensajes y por supuesto que tenia el bote de basura a reventar ante sus propuestas. ¿Que importa? Nada.

Iba a dar la noticia de mi compromiso con Raquel a todo mundo en la oficina, pero ella dijo que "espera, hay que ser más prudentes" pero en la noche que cene con ella y Paula. Me entrego el anillo de su abuela, haciéndome prometer que lo cuidaría y cuando todo terminara seria devuelto sin falla. No negaré que la pieza es bellísima y me hace gracia lucirla. Sobre todo cuando entramos ese día al trabajo.

Me hizo esperarla y cuando iba a entrar me tomo de la mano, la había visto seria y me parecía sentir miedo, pero todo eso fue eliminado cuando todas las miradas se posaban en las dos. Noté a mi compañera algo tensa. — Hola, buen día.. buen día a todos... me pueden regalar unos minutos. — dijo Raquel, soltando un fuerte suspiro.

Pude ver a Tamayo y Prieto salir de su oficina con una severa mirada de sorpresa y confusión. —¿que pasa Raquel? ¿Alicia?— agregó Prieto.

Va, que no es malo, al contrario es bueno. Muy bueno. —agregue yo con picor en mi mano, apretando fuerte a la de Raquel, sabía que trataba de decir y quizá necesitaba ayuda. — Raquel y yo...

Que llevamos dos meses saliendo, que le amo y me eh comprometido con ella. — soltó Raquel, pude ver las miradas de sorpresa de algunos y las sonrisas de otros ¿sonrisas?

¡Lo sabía! — escuche detrás de mi, viendo entrar a una loca Seline, quien abrazo con fuerza a Raquel. — pero si faltaba poco para que vosotras se dieran cuenta de cuánto se aman.

¡Raquel! ¡Alicia! A mi oficina... — agregó asqueado Tamayo. — ¡ahora!

Ambas hicimos caso con media sonrisa y los ojos en blanco, todos nos felicitaban de camino incluso Prieto parecía feliz. Me deje llevar por esa pequeña burbuja un rato. Digo después de Germán, no pensé volverlo a hacer, me refiero a casarme o enamorarme y ahora estas personas me felicitaban por avanzar en mi vida. Quizá esperaban algunos mi luto eterno y si pensaba en eso. Pero me deje guiar por no sentir la ausencia en mi cama con aventuras de una noche.

Pero ahora iba a ser oficialmente regañada por mi jefe con mi prometida. — ¿que pasa Tamayo? ¿No te hace feliz? — añadió con tono bromista.

— Feliz mis cojones... — añadió el con enojo. — ¿creéis que soy idiota? — asentí con la cabeza — pues están equivocadas. Esto es por demás con vosotras... necesito una explicación no gay... de esta situación y que sea real..

— Vale... ¿No gay, verdad? — mordí mi labio observando la mirada asustada de mi ahora oficialmente prometida — pues no gay... — abrí los brazos. — pero si re torta... que le eh comido el coño y ella a mi... estábamos ebrias y en su casa.. lo hicimos hasta las 4 de la mañana y al día siguiente descubrí que estaba encoñada de ella. ¿Ya está? Tu explicación no gay...

Encoñada mis huevos — Tamayo y su lenguaje vulgar cuando se enojaba.. pero era yo y yo soy peor.

— pues entonces son grandes y esto termina aquí. Raquel es mi novia y en unos días mi mujer. Solo eso a mi me hace feliz. Fin. Venga Raquel tenemos que trabajar. — añadí girándome a ver a Raquel.

Tamayo... — murmuró Raquel. — enserio me enamore... quizá no de la forma en que dice ella — puso los ojos en blanco. — pero esto es real. Solo mírala... mírame. ¿Crees que con el genio que tiene me fijaría en ella? Eso es amor... amar incluso su carácter y... lo estoy. —

—No me vengas con eso Raquel, que si uno de estos hombres en los cuadros tuviera musculosa y fuera del tipo de Alicia, ya hubiera quitado el cuadro. — agregó Tamayo. Haciéndome exasperar .

Solo mírame y mírala... tan delicada como una flor, casi se mata con un cortaúñas, tratando de entender como se usa. Y mírame a mi... cargo el garrafón del agua sola. Es claro porque le guste. — siguió diciendo Raquel, como si no estuviera... ¿me acaba de decir...?

— ¿estas diciendo que soy la pasiva? — agregue indignada.

— Cielo, se que te incomoda que hable de quien manda en la cama. Pero es verdad y él debe saber porque te guste — hija de puta... esta me la pagas Raquel Murillo

Tamayo estaba de mil colores. Abría la boca como un pez. Hasta que al final hablo. — Vayan a trabajar... lo que hagan en su casa es cosa de ustedes solo que si me engañáis a mi... os juro que las voy a colgar exactamente de donde las dos se están dando.

Salimos de ahí, yo con mi cara de mala leche y Raquel con una sonrisa de triunfo. Cuando quedamos solas y afuera le estire un mechón de cabello. — para la otra la pasiva eres tú... tú... nada de dejarme como una sumisa tuya.. eso jamás.

— como tú digas amorcito... — río con cinismo dejándome ahí. Enojada y con la mirada de todos, con sus caras de ternura y felicidad... me dan asco. — ¡A trabajar! — grite haciendo que se asustasen. Casada, pasiva o la madre de las remil putas... seguía siendo yo... y me debían temer y obedecer.

Hasta que el trabajo nos separe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora