ALMA ROTA

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I


SL: "Xiao Xing Chen, jamás pensé que el tiempo pasaría tan rápido y que tuviera que volver a este pueblo maldito.. "  

Song Lan caminaba por los restos de la que antes fuera la ciudad ataúd. El tiempo había hecho lo que debía, ahora algunos edificios ya eran escombros mientras que la naturaleza había reclamado sus tierras. No quedaban vestigios de lo que alguna vez fue.

Era de esperarse, inhabitable, las personas simplemente no se acercaban al lugar, temían quedar malditos por la fuerte energía negativa que emanaba del lugar. 

Song Lan llegó a lo que en su momento fuera la casa de ataúdes. En el centro del patio se arrodilló y comenzó a excavar en la tierra con sus manos desnudas.

El viento soplaba, haciendo crujir alguna viga de madera, 

minutos después, cuando sus manos estaban completamente sucias y sus uñas se llenaron de tierra topó con una caja grande de piedra, la tomo en sus manos, sacudiendo la tierra  de ella con sumo cuidado y clara benevolencia. Era una pieza exquisita. Color onix y tallada meticulosamente, ornamentada con líneas plateadas; algunos símbolos y conjuros. 

La limpió arduamente y después tallo una sección con una piedra. De inmediato un sonido advirtió que aquella pequeña caja había sido abierta. 

Song Lan se detuvo en seco. Arrodillado en medio de la nada. 

Un espasmo agresivo comenzó a correr  su brazo izquierdo, del hombro hasta la punta de sus dedos. Tomó su muñeca con la otra mano y lo contrajo a su pecho. Inspiró profundamente y poco a poco  el temblor se detuvo. 

Con sus dedos aún llenos de tierra, tomó la tapa y la levantó ligeramente acto seguido la soltó repentinamente, había recordado la suciedad en sus manos, tomó un extremo de su Hanfu y limpió con él la tierra de sus dedos,  luego limpio el resto de la caja. 

Sólo cuando estuvo satisfecho se dispuso abrir la caja por completo, tras hacerlo una energía brotó de su interior. Un sello talismán de jade blanci, emitió un halo de luz. Song Lan tomó el medallón y varios metros de seda blanca cuidadosamente dobladas; las colocó en su regazo junto con el talismán. 

Uno a uno sacó el contenido, Todos huesos...

Una costilla, un fémur… Tan blancos que era evidente habían sido limpiados con respeto y paciencia.

La última pieza que extrajo la tomo con cariño, el cráneo. 

Antes de colocarlo junto a los restos, lo sostuvo frente a él...

SL:" ...." 

Lo observó por unos momentos, incapaz de suspirar, le dejo con cuidado sobre los huesos, apilandolos sobre las telas formó con estás una bolsa la cual colgó en su espalda. Regreso la caja a la tierra y la volvió a enterrar. 

Hizo un saludo marcial. Y se fue de aquel pueblo fantasma. 

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