Bruno

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Al llegar al colegio,me dirigí a mi primera clase Matemáticas.

Me senté en el asiento central de las mesas y esperé a que todos llegasen.

Empezó la clase y se me sentó al lado el chico rubio de la otra vez.

-Ho-Hola-le dije, ¿acabo de tartamudear, por qué?

En ese instante se echó a reír y yo reí junto a el porque su risa era contagiósa.

-Buenos días preciosa-me dijo Max.

-Te recuerdo que yo tengo nombre y apellidos-le dije molesta.

-No era a ti,era a mi novia-me dijo este para ver si me ponía istérica.

-Bueno pues,¿como te llamas?-Le dije a ese chico mientras dejaba colgado a Max

-Me llamo Bruno,¿y tu preciosa?.

Le iba a responder pero en ese momento salta Max.

-Te recuerdo que ella tiene nombre y apellido-dijo molesto porque me había llamado así.

-¿Quién es tu novio? -me preguntó Bruno.

-¡No! -le grité cabreada-mi novio se llama Christian y es el que ganó la apuesta.

Max me miró con rabia.

-Buenos dias chicos,habrid los libros por la página74.

-Señorita-dijo Bruno-se me olvidó el libro en mi casa.

-Señorita Robinson,¿podría usted compartir su libro con su compañero?

-Encantada-dije mientras miraba como Max se ponía rojo de la rabia.

-A mi también se me olvidó-dijo Max.

-Señorita,¿podría compartir el libro con su otro compañero también?-me preguntó la profesora.

En ese momento le guiñe un ojo como señal de que iva a decir que si,pero en ese momento digo.

-Señorita,Max acaba de guardar su libro debajo de la mesa.

-No es cierto-dijo Max.

En ese momento saqué el libro de debajo de su mesa.

-Está aquí señorita-le dije a la profesora mientras lo sacaba.

Max se quedó con una cara de vergüenza increíble.

-Que no vuelva a ocurrir señor Castillo.

En ese momento lo empezamos a leer y me hacerqué mas a Bruno, pero Max me apartó de él cogiendome de la sintura. Después de cinco horas más de sufrimiento llegó la hora de irnos a casa.

Pero antes de irme ví a Bruno y le grité.

-¡Me llamo María!.

-¡Adiós preciosa!-me gritó y yo noté como se me calentaban las mejillas por culpa de que me había sonrojado.
-¡Adiós precioso!-le grité

El amor es una mierdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora