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Emilio

Era una fría mañana de invierno, recién me levante tome mi hoodie rosa pastel y me la coloqué, el frío no estaba como para darse una ducha, así que solo me medio arregle y salí de mi acojedor departamento hasta el estudio de grabación.

Debía grabar 2 canciones, si lo hacía bien sin ningún error estaría ahí máximo 6 horas.

Salude a todo el personal y al llegar al estudio que me tocaba salude a Ian mi productor y a mi padre. Me colocó tras el vidrio y comencé a grabar "Luz de Luna" mi nuevo sencillo.

Al llevar hora y media mi padre se retiró por que tenía una junta, algo que agradecí.  A los pocos minutos de que comencé a grabar el segundo coro que tenía las notas más altas todo se apagó, indicando que la luz se había ido.

— Emilio ya regreso, iré a ver qué sucede -hablo Ian por el micrófono para que lo escuchara.

"mierda" susurre para mi mismo, sentía como el aire se me iba y las paredes se encojian.

Trate de calmarme y salir del lugar, todo estaba obscuro, salí como pude y corrí por el pasillo hasta llegar a la salida, me deslicé por la pared fuera del lugar mientras hacia respiramientos.

Y como si fuera magia el apareció, Joaquín apareció, aquél chico me iba a salvar la vida una vez más.

"Mierda Emilio es la tercera vez en la semana que te ayuda" pensé al mirarlo.

Después de calmarme, levanté mi mirada y me conecte con sus ojos. Eran hermosos, tenían un color miel y un brillo especial. En ese momento entendí que no podría vivir si aquel chico de ojos miel y castaño cabello no estaba para mí.

Le sonreí y le di las gracias.

—Ey tranquilo Milio estaré para ti siempre, tienes suerte que trabajo cerca -Joaquin me sonrió.

Era cierto, trabajaba como modelo en la empresa justo enfrente del estudio.

Esta semana me había salvado tres veces de un ataque, habíamos ido al cine y a un Starbucks.
Nos llevábamos bien y era realmente lindo, que digo lindo era guapísimo.

Y sin pensarlo su sonrisa y aquellos bellos ojos me enamoraron, su personalidad y su sencillez. Y maldecía internamente por qué Joaquín se veía realmente cono un chico hetero.

—Vamos Joaco te invito un café -Lo mire y le señale la pequeña cafetería de aquella esquina, el asintió y caminamos juntos.

Desde la primera vez que me salvó, llevábamos un par de semanas como amigos, conocí a su hermana menor y varios de sus gustos.

Después de pedir dos chai latte con caramelo nos sentamos y empezamos a platicar, hasta que el dijo algo que realmente me sorprendió.

—Oye Emi tu ya sabes eres gay? -pregunto con ternura y me puse nervioso.

Joaquín solía ser muy directo y era algo que me gustaba pero de vez en cuando me agarraba desprevenido.

Me sonroje ante su pregunta y juguete con mis anillos cambiandolos de lugar.

—Tranquilo si no quieres decirme no hay problema -dijo el tomando mi mano.

—No es eso, más bien es como que me han juzgado tanto con eso que no acostumbro a decirlo en voz alta y me avergüenzo por qué debería estar orgulloso de lo que soy -Susurre —Si Joaco soy gay, normalmente cuando digo eso la gente empieza a juzgar pero confío en que no lo harás.

El me dedico una media sonrisa y suspiro.

—Tranquilo, jamás juzgaría a alguien tan parecido a mi. Tienes razón el decir tu orientación sexual en voz alta suele dar miedo, nunca sabes cómo reaccionara la gente -Joaquin hablo tranquilamente.

Estaba realmente enternecido por lo que me estaba diciendo y al mismo tiempo emocionado, por qué joder normalmente me enamoraba de chicos guapos que resultan ser hetero.

El mesero trajo nuestros cafés y Joaco se entretuvo en su celular. Lo miré, realmente me estaba enamorado.

"Paso a paso Emilio" dijo mi subconsciente.

Y tenía razón, paso a paso.

Aquí termina el primer capítulo! Espero sea de su agrado.

𝙲𝚕𝚊𝚞𝚜𝚝𝚛𝚘𝚏𝚘𝚋𝚒𝚊 - 𝙴𝚖𝚒𝚕𝚒𝚊𝚌𝚘 (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora