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—Osea, ¿Qué no hicieron nada de nada? —preguntó incredulo el omega rubio, deteniendo sus acciones de limar sus uñas para mirar a su mejor amigo, como si le hubiera salido dos cabezas más.

El pelirosa se limitó a negar, recostándose al lado del omega rubio boca abajo y tapar su cara con la almohada de éste. Kihyun se encontraba en la casa de Minhyuk, era jueves por la noche, su celo había terminado el miércoles.

Fue a la casa de su amigo, a parte de no poder verlo por unos días, a contarle lo sucedido durante el primer día de su celo.

—Haber, cuéntame todo desde un principio. —pidió.

Kihyun suspiró incorporándose en su lugar. — Luego de dormirnos...





Flashback.








Los rayos del sol entrando por las rendijas de la cortina de la ventana lograron despertar al omega, frunciendo el ceño, aún sin abrir sus ojos, ya que sentía una ligera presión en su cintura y cuello, más no molesta, sino más bien, cómoda. Sentía una comodidad que lograba tranquilizar a su omega y a él por iguales. El ligero aroma a pino y menta llegó hasta sus fosas nasales, el aroma le era conocido.

Su mente aún adormilada maquinando al rededor de las últimas horas lo que recordaba.

Las imágenes de la noche anterior llegaron a él como un balde de agua fría; la salida con Vernon por el bosque, Vernon distrayendo a los dos centinelas, él hablando con Hyunwoo, luego el alfa llevándolo hasta su casa, y antes de llegar su celo se adelantó, él y el alfa en su cuarto, cuando el alfa lo abrazó dormido. Sus mejillas tomaron un color carmesí ante lo último.

La ligera presión que sentía era Hyunwoo, su brazo derecho alrededor de su cintura, su respiración calmada cerca de su oído causaba estragos en su omega. Tragó saliva, y rezó porque aún su omega no despertaba, sintiendo un bulto contra su espalda baja, un bulto grande y grueso que hizo que se volviera a sonrojar con mucha más intensidad. Soltó un suspiro cuando intentó moverse y sintió el bulto más contra sus nalgas. Con extremo cuidado, tomo la cálida mano de Hyunwoo y la separo de su cuerpo, logrando salir de ese cálido cuerpo que lo llamaba a seguir junto a el y no separarse para nada. Tomó su almohada y la colocó en su lugar.

Sonrió con ternura al ver como el alfa abrazaba su almohada, solo duró unos segundos ya que, tuvo oportunidad de observar el torso descubierto, piernas y glúteos del alfa, ya que se encontraba únicamente durmiendo en boxers negros, suspiró de gusto ante la vista, su piel canela solo lo hacía más excitante ante los ojos del pelirosa, su fuerte pecho y cintura, lamió sus labios al ver el gran bulto entre ese boxer. Una gran erección digna de un gran alfa, cerró los ojos y se maldijo ante el pensamiento de él mismo viéndose, lamiendo la polla del alfa mientras este dormía y demás pensamientos que se cruzaron en su mente, se recriminó a que todo se debía a su celo, aunque en celo o no, él deseaba poder hacerlo.

Camino fuera de su cuarto, yendo a la cocina a por un vaso de agua. Abrió la heladera y sacó la botella de agua, tomando su vaso que contenía una bombillita* con líneas en forma de espiral. Sí, se puede ver como un niñito, pero a él le gustaba y ya con eso le bastaba. Llenando el vaso, volvió a su cuarto, ahora, dirigiéndose al baño de este, buscando sus supresores antes de que su omega despierte del todo.

Tragó la pastilla y tomó de su vaso.

Volvió a suspirar cuando el salir del baño, vio al moreno en otra posición. Dormido se había movido, ahora estando boca abajo, aún abrazado a su almohada. Pudo ver su gran espalda ancha, perfecta para que el la tocará, rasguñará, pasará sus dedos por infinitas veces. Sacudió su cabeza, su lobo se volvía completamente un necesitado y pervertido durante su celo.

𝕋𝕣𝕒𝕧𝕚𝕖𝕤𝕠 𝕆𝕞𝕖𝕘𝕒 ||𝕊𝕙𝕠𝕨𝕂𝕚 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora