04

279 20 5
                                    

Hiashi sostenía en sus brazos a su nieto, mientras que su primogénita reposaba en silencio sobre las gruesas mantas en la casa Hyūga, tratando de conciliar el sueño luego de largas horas de parto.

Tsunade ingreso en silencio a la habitación, observando con atención como el patriarca actuaba de forma similar a la de un guardián con su nieto e hija, eso fue algo que no le sorprendió en minoría, pero decidió centrarse en su deber que en esos momentos era asegurarse de que Hinata estuviera bien.

Con cuidado se agachó hasta la altura de la somnolienta Hinata, procediendo a realizar un chequeo rápido sin la necesidad de despertarla de su merecido sueño, el parto había tardado más de lo planeado por la rubia Godaime, quizás porque se había adelantado por una semana o debido a que se había realizado en la casa de los Hyūga y no en el hospital.

Pero todo estaba bien, la presión de Hinata y su pulso se mantenían dentro de los estándares, lo único que necesitaba la princesa del Byakugan en esos momentos era descansar lo suficiente durante unas horas.

— ¿Cómo está Hinata?— preguntó Hiashi dirigiendo su mirada a la rubia.

— Su hija está en buenas condiciones, es una chica fuerte— mencionó Tsunade apoyándose en una rodilla y procediendo a levantarse—, sin embargo tener a un niño de esta forma no es muy recomendable en estos tiempos, existen lugares más seguros como el hospital.

Hiashi negó con la cabeza, no habían ido al hospital porque sabían que una vez el parto acabará, todos tendrían la vista sobre Hinata y su bebé por ser esposa de Naruto, cosa que Hiashi no deseaba al ser consciente de la peculiar relación que su primogénita había llevado con su manada.

Era preferible que naciera en la casa de los Hyūga, donde los miembros del clan eran completamente fieles a él y adoraban a la que aún consideraban su princesa por la bondad que ella les brindó, además consideraba a su hija lo suficientemente fuerte como para tolerar un parto de esa forma.

— Aquí puedo cuidar de ambos— aclaró Hiashi—. Fue una buena decisión.

— Lo reconozco considerando la situación en la que Hinata está metida— habló Tsunade—, pero nunca creí ver esto en mi vida.

Hiashi recordaba bien su sorpresa al enterarse de cual era el motivo de la felicidad de su hija, aunque no mostró desagrado, solo desconcierto y culpa por no haber instruido a Hinata como lo necesitaba.

Él había tratado de obligar a su hija a que fuera en contra de la naturaleza de su propia casta, lo que había desencadenando cada uno de los problemas que la Hyūga había tenido: Baja autoestima, timidez e inseguridades.

La verdad se sorprendía de que su primogénita no hubiera acabado con su vida al sentirse tan sola e insignificante, pero ese era uno de los motivos porque estaba orgulloso, Hinata había seguido adelante y logrado superar sus temores gracias a la fortaleza de su espíritu y apoyo incondicional de su manada.

— Eso no es relevante — sentenció Hiashi mirando a su nieto, quizás era por el hecho de que era hija de su princesa, pero no podía ver al infante como una abominación.

— Hiashi, ¿Ha pensado que pasará con su hija en un futuro? ¿ O lo que sucederá si esto se llega a saber?— preguntó inquisitiva Tsunade con la mirada sobre el líder y el bebé—. Sabe que si se llega a descubrir su hija sería despreciada por la aldea.

— Eso no me importa, Hinata no vive del chisme de las personas — respondió Hiashi—. Y ella al final solo necesita a su familia y a su clan, nosotros no le negaremos su lugar.

— Ya veo...

— Solo le pido, Godaime, que esto sea un secreto— pidió Hiashi—. Hágalo por el cariño que le tiene a Naruto y por el bienestar de la aldea.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 01, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

PecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora